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El tierno alfa abrazaba la delicada cintura del castaño mientras repartía besos en el cuello y rostro del menor.

Se encontraban en la casa del ojiazul, después de estar platicando en la casa de Harry, el antes mencionado había decidido llevar a su pequeño novio a su casa, al llegar a esta el papá de su omega les abrió la puerta y este al notar los ojos enrojecidos e hinchados comenzó a gruñirle e insultar al rizado mientras abrazaba protectoramente a su bebé.

Por su puesto que se calmó por el "leve" golpe que le dió cierto omega pelinegro, el pequeño omega les dijo el motivo del porque venía así y el alfa rubio se disculpó con el alfa rizado.

El tierno omega empezó a soltar ronroneos cuando el rizado empezó a lamer y succionar su cuello, estaban tan metidos en su pequeña burbuja de amor que no escucharon las pequeñas gotas chocar contra el techo, desatando así un diluvio.

Un rayo se escuchó, haciendo que la luz se fuera, logrando un grito nada masculino en él omega, obligándolo a ocultarse en el pecho del alfa, empezando a temblar.

— ¿Lou?, ¿qué sucede?. —preguntó haciendo que el castaño lo mirara.

— L-le temo a las tormentas y a la oscuridad. —confesó el menor.

— No temas, yo estoy contigo. —dejó un beso en los delgados labios del ojiazul—. Si deseas, puedo quedarme a dormir contigo. —al escuchar eso él omega salió de su escondite y el alfa pudo ver los esperanzados ojitos azules de su bebé.

— ¿De verdad?. —el alfa asintió sonriendo dejando un beso en la nariz del omega.

— Claro amor, solo déjame avisarle a mi mamá para que no se preocupe y tenemos que pedirle permiso a tus papás. —terminando de decir eso la puerta fue abierta y detrás apareció un omega pelinegro con una linterna y una gran sonrisa.

— ¡Claro que te puedes quedar a dormir con Boo Bear, Harry!. —el tierno alfa sonrió ampliamente—. Por cierto, la cena ya está lista. —sin más que decir el pelinegro abandonó la habitación, el castaño estaba levantándose de la cama cuando los fuertes brazos de su novio se lo impidieron.

— ¿Uh?, H-Hazz, ¿no iremos a cenar?. —preguntó tímidamente él omega, el rizado asintió sin soltar al pequeño, se levantó de la cama junto al menor y por instinto él omega rodeó la cintura del alfa con sus piernas.

— Si iremos, solo que yo te voy a llevar. —el alfa soltó una risita al sentir como él omega escondía su rostro en el hueco de su cuello.

Cuando los cuatros estuvieron sentados en el comedor, el cuál era iluminado con velas, el alfa rubio veía con el ceño fruncido al alfa rizado.

— Así que Harry. —el mencionado prestó su atención al mayor—. ¿Te vas a quedar?. —el alfa asintió sonriendo—. Okay, dormirás en el sofá ya que no tenemos cuarto de invitados y no permitiré que duermas con... ¡Auch Kyle!. —no pudo continuar gracias a que su omega lo había pateado bajo la mesa.

— Ignóralo Harry, se cayó de la cama pequeño, ya sabes. —movió su mano restándole importancia—. A lo que iba, por supuesto que puedes dormir con Lou en su habita... —fue interrumpido.

— ¡Eso si que no Kyle!. —habló el rubio—. No permitiré que él duerma con... ¡Auch!. —el alfa empezó a sobarse la pierna.

— Como decía, puedes dormir con Lou, Harry. —el pelinegro sonrió ampliamente.

Los dos jóvenes se dedicaban miradas tímidas, el hecho de dormir juntos les apenaba y emocionaba en igual partes, el rizado pensaba qué tal ves su lobo perdería el control y podría terminar marcando al omega, aunque claro, el también quería marcar a su pequeño solo que debía hablarlo con el castaño.

Mi Tierno Alfa [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora