Capítulo 2. "Bienvenidos"

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Nota: Muchas gracias a quienes esperaron a por esta historia. Sé que en un comienzo cuando decidí republicarla os comenté que tendría un proceso de "re edición" debido a que habían ciertas cosas que no me terminaron de encantar en la trama, sin embargo... tras el periodo que estoy pasando no me da el tiempo (ni la cabeza) para ejecutar el plan. 

1. Lamento errores que se presenten en la trama: ortográficos, gramática, etc. 

2. Lamento si no hay suficientes momentos H&L si bien hay momentos Larry (y muy candentes) también hay otras historias que se van entrelazando porque YO DECIDÍ hacer algo más allá de H&L. 

3. Si no te gusta, no leas. No hace falta el comentario de "vine por larry..." 

Gracias.

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2.

"Bienvenidos"

Louis llevaba diez minutos en total mirándose enfrente del vertical espejo de cuerpo entero que tenían en la habitación compartida. Estaba horrorizado por la situación en la que se encontraba; camarotes, baños compartidos, espejo compartido. Dios, él ni siquiera sabía si podría con todo esto. Cuando creyó que nada más podría suceder, se colocó su uniforme de cadete y casi se pone a llorar.

Casi.

—No iré —soltó el ojizafiro mirándose en el espejo. El pantalón le quedaba casi estranguladoramente apretado. Ni hablar de la camisa blanca, se marcaba su no tan tonificado abdomen.

—No puedes no ir, bebé, tenemos que ir —enunciaba Harvey abrazando por la cintura a su noviecito histérico—, nos van a hacer penitencias si no llegamos a tiempo.

— ¡Tú no entiendes! —exclamó Louis separándose del agarre de su novio. Le miró a lo lejos y soltó una pataleta digna de un nene de cinco años—, ¡Tú luces fenomenal! Yo parezco un marrano!

Harvey le lanzó una mirada agotadora. Louis era una persona fácil de desesperar al resto. El ojizafiro sintió el escozor emerger de sus ojos; Harvey no entendía una mierda de cómo él se sentía. El chico era una cabeza más alto que él, con un rostro bronceado y fino, sumado a unos labios gruesos y ojos claros, tenía cabello oscuro tomado en una coleta cariñosa. Su cuerpo era delgado pero bien trabajado, Harvey practicaba deportes y era un amante de la natación. Eso explicaba su buen abdomen y brazos fuertes.

Último llamado... se requiere de la presencia de todos los cadetes en formación en menos de un minuto. Favor, apresurarse con diligencia.

Citaban desde el parlante del pasillo. Louis arrugó su nariz en signo de protesta, Harvey se acercó a él y le tomo del rostro plantándole un beso sucio, produciendo que el más bajo soltara un gemido agudo ante el roce de la lengua del más alto dentro de su cavidad bucal. El más alto llevo una de sus manos al trasero de Louis y abofeteó ruidosamente. El ojiazul le miró sorprendido.

—Vamos a inaugurar este cuarto durante la noche. No querrás ser tan ruidoso, bebé, ante las otras dos almas presentes. —Advertía guiñándole uno de sus ojos al más bajo—, vamos.

Louis terminó asintiendo, en un evidente estado de sorpresa. Sin embargo la latente decepción floreciendo dentro de su corazón le molestaba.

Harvey no le había dicho nada con respecto a su aspecto físico.





(...)

En el corazón del barco se encontraban los veintitrés cadetes, formados en una hilera, miraban expectante a las palabras que el primer oficial iba a dictaminar. El sujeto parecía ser escalofriante; vestido todo de blanco, botones negros y su sombrero marino, el hombre tenía unos ojos almendrados penetrantes y no dejaba indiferente a ninguno de los grumetes ante cada paso que daba desde un lado a otro.

Atlanta «ls»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora