Capítulo 24. "Altas marejadas"

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¿Qué tal la lectura? ya queda poquito. besos. 

Capítulo 24.

"Altas marejadas"

Aquel olor no había significado más que la respuesta accionada. Vómitos. La mirada cristalina de los ojos de Bárbara, demostraban la severidad con la que expulsaba la carga del último par de galletinas que había comido. Logró llegar con éxito hasta su cuarto, desplomándose en su cama, que, actualmente se encontraba tintada con sus arcadas.

Charlie se asustó tanto que lo primero que pudo hacer, fue tomar de la frente a su amiga, sosteniéndola. Luego de unos minutos solo quedaba huella de la regurgitación, y el olor pestilente. La rubia ayudó a ponerse de pie a la castaña, mientras quitaba las sucias sábanas.

Bárbara siendo escoltada por Charlie, llegó hasta el baño para cepillar sus dientes. El reflejo del espejo mostraba sus trasojados ojos. Aquellas huellas violáceas no eran signo más de que las cosas no marchaban bien para ella dentro de los últimos días.

Muy en el fondo intuía lo que podía ser. ¿Podía ser? Claro que podía ser. Así que, sin más, sin explicación ni perdones, se permitió ser abrazada por su preciosa amiga, Charlie la acurrucó en su pecho y acaricio su cabello en muestra de amor y confort.

Media hora más tarde, juntas estaban compartiendo la cama. Charlie le comentó a Zayn que esta noche sería un momento de 'chicas' y el moreno extrañado comprendió. En su interior supo que algo no estaba entredicho. Primeramente porque Bárbara siempre le daba el beso de buenas noches, y porque, claro, dormían juntos casi inseparablemente.

—Tengo miedo —se encontró murmurando, bárbara. Su rostro recto, mirando hacia las tablas de la cama sobre ella.

—Está bien tener miedo —respondió, Charlie. —Yo tuve miedo, una vez, pero de ese miedo que te estremecen los huesos. Transpiraba helado y quería que alguien más fuera yo.

Bárbara cerró sus ojos. Sí, justo así se sentía. —Por favor —suplicó, sin saber qué suplicaba. La rubia asintió, empática con el sufrir de su amada amiga. Le abrazó con poder. Bárbara recostó su rostro sobre el hombro desnudo de Charlie.

—Tienes que hablar con Zayn. —La morena negó ante la aseveración que la rubia había dicho. —No es tú problema solamente.

—Lo es.

—No, no lo es y lo sabes. —restó, la muchacha. Su mano acariciaba el cabello de la castaña. —Lo hablas, y juntos sabrán que hacer.

—Decidiremos que hacer...

— ¿Crees que es una decisión? Es una responsabilidad, Bárb. Y como tal, deben asumirla con la nota alta.

Bárbara asintió. Por supuesto que sabía que debía hacer lo correcto. Charlie tenía razón, pero la rubia no sabía, no sabía lo que era sentirse como en estos precisos momentos, rodeada de gente, enamorada, y varada en medio del océano con un problema tal como el que tenía. No solo estaba jodida, ella había jodido a Zayn. Había jodido todo.

—Que diría mi abuela en esta situación... —sonrió melancólica, Bárbara. —Siempre quiso que fuese más que mis padres.

—Cariño, estáis siendo mejor que eso —respondió, Charlie. —Mírate, eres parte del Atlanta.

—Y la he cagado —musitó.

— ¿Por qué? lo has hecho genial, tienes amigos que te aman, un novio que te ama. Tu rol de amiga está insuperado por cualquiera que haya conocido.

—Perra maldita —hipó, Bárbara sintiendo el escozor en el puente de su nariz. Iba a llorar nuevamente.

—Te quiero, tontina —besó la frente de la castaña. —Vais a salir de esta.

Atlanta «ls»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora