- extra no. 2

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—¡Yongsun! Abre la ventana y huye— ordenó Jungkook.

—Pero...

—Tranquila, iré detrás de ti— Jungkook empujaba abatido el mueble contra la puerta que no tardaría en caer. Sus músculos dolían, sus nudillos se pintaron de blanco y su respiración cada vez se alimentaba de menor cantidad de oxígeno, siendo más constante.

Yongsun miró aterrada la ventana y la abrió lentamente, tenía miedo; por ella y por Jungkook. ¿En qué pensaba Jungkook? ¿Genuinamente creía en salir bien de esta? Odiaba desconfiar de él, pero ni él podía asegurar nada.

Asomó su cabeza por la ventana y notó la barda delgada en la que podría caminar hasta la siguiente ventana. No era muy largo el camino, pero tomando en cuenta que estaban en un tercer piso, el trayecto era de mucho cuidado. Ya no había tiempo ni fuerzas -por parte de Jeon- que perder.

La chica dio una última mirada a Jungkook, quien aún forcejeaba, y se dispuso a salir. Un pie y luego el otro.

—¡Yongsun, no mires abajo!— enorme error, Jeon Jungkook.

Jeon estaba en aprietos, serios problemas y no sabía si, después de haber perdido a todos y cada uno de sus amigos, podría salir de esta. Su corazón cada vez se cansaba más, latía tan rápido que deseaba detenerse súbitamente, pero no podía: debía seguir con Yongsun. Con lo único que le quedaba.

La vió irse por el cristal y después pudo contemplar el panorama. El cielo era algo que veía después de lo que parecía ser mucho tiempo. Sin embargo, verlo después de lo que se sintieron como años, no borró el malestar que le provocó. Estaba ennegrecido, apocalíptico: muerto.

En qué momento pasó esto, cómo llegaron a ese punto. Por qué.

Esto no se lo contó a nadie, pero desde que Namjoon y Jin fallecieron, pensó, sólo en pequeños momentos, contempló la insignificante y pequeñísima opción de acabar con todo antes de que el todo acabara con él. Si terminaba todo él, se ahorraría miles de pesares garantizados en el maldito infierno que ahora tienen por realidad.

Cada segundo que pasaba, Jeon parecía más convencido de ello, sabía que causaría un gran dolor en Yoongi y Jimin, Yongsun no era la excepción tampoco. Todos le sufrirían como a Jin y Namjoon, pero egoístamente prefería eso a verse a sí mismo sobrellevando una vida sin sus casi hermanos. Sin Yongsun.

¿Qué vida valía más? ¿La de unos jóvenes llenos de vivencias y tanta vitalidad o la de un temeroso niño que huía del mundo ajeno a él? Exacto, ellos tienen más por lo qué vivir, además, la vida de Jungkook nunca fue buena y dudaba que pronto lo fuera.

Él forcejeaba y, escuchando a su ya exhausto corazón que le susurraba débilmente un "¿Qué tal sí...?" O un "¿Por qué no mejor...?", dejó de esforzarse. Abrió la puerta y el dolor de la mordida no fue nada comparado al arrepentimiento inmediato.

Yongsun: no pensaba en nada más. Jungkook llegó a quererla tanto en tan poco tiempo, y la dejó sola por sus cansados pensamientos egoístas. Pero, ya no podía hacer nada, nada más allá de rascarse descontroladamente. El antebrazo comenzó a irritarse, le ardía pero ese necesitado impulso suyo le era inevitable, parecía ser lo único que le serviría para aliviar un poco la sensación de picazón.

El sentimiento le trajo un dejavú; era similar a los ataques que sufrió incontables veces en sus años pasados, cuando era más pequeño. Sus mareos se hicieron presentes, pero no era por la ansiedad, era uno de los síntomas de su destino sin escapatoria. Un pitido insistente le recordaba que sería pronto algo de lo que tanto huyó. Le recordaba al molesto sonido del claxon, resonando en su estancamiento de tráfico. Desorientado, lleno de pensamientos, de autos, de dolor y arrepentimiento, intentó llegar a Yongsun.

<<Yongsun, perdón, perdón, perdón. No estás sola, perdón>>

Quería verla una vez más, pero quién diría que entre Yongsun y él habría una mala pisada de diferencia. Jeon cayó por la ventana, accidentalmente, tratando de alcanzar a la chica que tanto protegió.

Su vida pasaba como un borroso video, uno patético y miserable, según él. Vió todas las veces en la que rechazó salidas con gente nueva, cuando se negaba a ir a centros comerciales, a participar en clase y a tener amigos. Una lágrima fue soltada con lástima, pero el viento se deshizo rápido de la misma, la velocidad de su caída se encargaría de borrar cada una de ellas. Aquellos niños que tanto lo molestaron antes, esas miradas que tanto le espantaron, los comentarios que tanto le daba miedo escuchar: se reprochaba por haber dejado que eso definiera su vida entera.

Lo último que vió fue a Yongsun esperándolo del otro lado de la ventana.

Vaya, quién diría que, al final, cumplió su deseo de irse para no sufrir. Lo que no sabía él era que sufrió más yéndose que quedándose.

—Perdóname, Yongsun.

No fue un "adiós" lo que marcó el final de su corto amor, fue un lamento, uno de los tantos que Jeon cargó por tantos años y ahora todos se disiparon en el suelo. Desplomados con un crujido enfermizo y olvidados de inmediato. Se iban liberando del cuerpo cansado del joven, alejándose lentamente en forma de sangre aún humana, en forma de un último respiro.

Yongsun soltó con alivio el aire en sus preocupados pulmones, afortunadamente Jungkook no había sido quien cayó, ¿verdad? Él venía en camino a acompañarla a buscar al resto, ¿no? A pesar de lucir desorientado, está perfecto, está con ella, como siempre lo estará.

𝖅𝖔𝖒𝖇𝖎𝖊𝖑𝖆𝖓𝖉》 𝔍𝔢𝔬𝔫 𝔍𝔲𝔫𝔤𝔨𝔬𝔬𝔨 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora