Capitulo uno.

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Todo lo que conocí aun siendo una niña fue el dolor, adiestrada al igual que muchos para la ganancia y el placer de quienes están más arriba

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Todo lo que conocí aun siendo una niña fue el dolor, adiestrada al igual que muchos para la ganancia y el placer de quienes están más arriba.

"Arrópate hasta donde te de la cobija"

Me decían, pero ni si quiera tenía una, la vida de los de mi alrededor no era diferente a la mía, miseria, necesidad, dolor y sufrimiento, solo para comer migajas de los que ellos nos daban.

Acciones que han hecho y que siguen haciendo así pasen los años, jamás ha sido diferente.

Jamás será diferente.

¿Por qué debemos seguir soportando esto?

Todos hemos nacido bajo esta tiranía y nadie jamás ha hecho algo para remediarlo.

— A estas alturas no me importa morir por esta causa. — Todos escuchan, miradas fijas en mi, llenas de determinación, juventud, dolor y rabia — Pero no moriré de forma inútil, no dejare que nadie muera de forma inútil, no me entreguen sus vidas a mí, entréguenselas a este reino que los vio nacer y crecer, hasta ser los hombre y mujeres que son ahora, por sus familias, que viven y sufren las consecuencias de un gobierno podrido que vela por sus propias necesidades, peleen por ustedes, por el futuro que desean vivir y por el futuro en el que ustedes quieren que sus hijos habiten sin temor ni necesidad, no levanten sus armas por mí, háganlo por el amor que sienten por sus propias vidas, por el lugar donde están parados por sus seres queridos. — Un grito de guerra resuena entre las paredes, grito que sigo al igual que mis acompañantes, la gabardina se mueve con el movimiento de mi mano alzando mi arma.

La guerra comienza y el tirano debe temer.

Mi mirada no se aparta de la escena, siendo la rabia de los que me rodean, un alrededor de diez personas, en la carretera hay quince guardias, arrastrando a una familia completa, los dos niños lloran llamando a su madre, el padre intenta poner res...

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Mi mirada no se aparta de la escena, siendo la rabia de los que me rodean, un alrededor de diez personas, en la carretera hay quince guardias, arrastrando a una familia completa, los dos niños lloran llamando a su madre, el padre intenta poner resistencia, pero nada le funciona, una paliza entre las risas de ellos es lo único que recibe, una vez la familia está dentro de la jaula se preparan para partir, doy un chasquido y salto del techo, el resto hace lo mismo y tan pronto como caemos sobre los guardias corren los otros de sus escondites para ir por los restantes, caigo sobre el hombro de uno de los guardias, escucho el crujido, mi otro pie cae sobre la cabeza del que está al lado, su cabeza se tuerce hasta el punto en que escucho su columna doblarse en su cuello y romperse, sabiendo esto, tomo la daga oculta en la manga de mi gabardina y apuñalo al faltante, finalmente caigo al suelo flexionando levemente las rodillas miro a mi alrededor, todos los guardias están en el piso, algunas manchas de sangre lo cubren, dos de las veinte personas que me acompañan abren la jaula dejando salir a la familia.

L I B E R T Y | ¡Yandere! ¡Rey! x ¡Rebelde! ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora