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El que se robe mis historia...
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El ambiente era tenso, era más que obvio y por las pequeñas cosas que otra persona usualmente ignoraría en las cartas, Reed seguía queriendo que ella fuera su novia.
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— No va a detenerse... Ahora que estamos tan cerca... ¡Rayos! — Tamnais sentía cierta ansiedad por todo esto, coloque mi mano sobre su hombro y acaricie su espalda después.
— La que debería estar más alterada en estos momentos soy yo... Aunque en su momento lo estuve, al parecer no intentará nada más allá de querer ganarse mi cariño, no pierdan los ánimos, estamos en un punto sin retorno, ahora mismo, Robert, Michael y Anderson están hablando con los demás diputados de su país, si tenemos suerte, pronto serán autorizadas las tropas, pero debemos esperar, el plan es claro, solo hay que seguirlo, ya todos sabemos que no aceptaré ninguna relación, él parece querer ir lento. — Los calmo, siento aún la mirada de Maddock sobre mi espalda, aún está preocupado, lo miro, su expresión me lo dice todo.
— Hablemos con la rebelión... Necesitan más ánimos y hay que advertirle que no dejen que la motivación los ciegue, a veces hay que regañarlos, sabes que no soy bueno con las palabras ¿Crees que puedes hacerlo? — Asiento.
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Maddock se siente sumamente orgulloso de su hija, a pesar de su ansiedad a los inicios de la rebelión, la confianza que transmitía la mujer que había criado desde los seis años era algo indescriptible, cuando la rebelión la rodeó para escuchar el mensaje, supo que no era el único al que ella le transmitía aquello.
