Capítulo 9

109 13 11
                                    

Nunca creí que el amor pudiera hacerme sentir tan completa, a veces tengo la sensación de estar dormida, soñando con una loca embarcación de un viaje sin retorno a una isla paradisíaca, llena de todos los placeres de la vida. Me gustaría poder permanecer en este momento por mucho más tiempo, pero eso sólo es una fantasía y no se puede vivir de las fantasías.

El tic toc guía una danza de corazones que comienza a hacer florecer el romance entre dos almas perdidas, encontradas por casualidad o ¿fue obra del destino? Eso jamás lo sabremos, pero al menos Hunter y yo vivimos del tiempo que compartimos juntos, además de las anécdotas que guardaremos para ocasiones especiales, sólo para nosotros dos.

Una vez que salgo del trabajo, me acerco al hombre alto que espera fuera de su auto, mirando perdidamente su móvil; él alza su cabeza cuando siente mi presencia y escucha mis pasos cada vez más cerca.

—Gracias por esperarme —digo, acercándome a los labios del hombre para besarlo sin ningún impedimento, pues la barrera que nos separaba se ha desvanecido.

—¿Por qué estás tan sonriente? —me cuestiona el hombre confuso, abriéndome la puerta del copiloto y ayudándome a entrar en su auto; segundos después, él aparece del lado del conductor—. ¿Y bien? ¿Vas a contarme o tendré que averiguarlo?

—Hunter, debo preguntarte algo y quiero que seas completamente sincero conmigo. —Respondo con un semblante totalmente serio, agregándole un poco de tensión al ambiente; él sólo puede asentir con la cabeza—. ¿Te gustan las bodas?

—¿Qué? ¿Acaso tú... estás proponiéndome matrimonio? —ver a Hunter boquiabierto, nervioso y desconcertado me divierte bastante.

—¡No! —exclamo risueña—. Quiero que seas mi acompañante en la boda de mi tía Clarice. ¿Qué dices? ¿Aceptas? —bromeo al último, utilizando la famosa frase nupcial.

—Contigo iría hasta el fondo de un acantilado Shell, aunque te aconsejo que no lo hagas. —Dice Hunter tomando mi mano y besando gentilmente el dorso—. Sólo tengo un problema, no tengo nada elegante que usar.

—Eso puede arreglarse —menciono con una sonrisa un tanto malévola.

—¡Oh no! Conozco esa expresión, creo que prefiero el acantilado —bromea, fingiendo pesar.

Estuve en un círculo vicioso el resto de la semana, ya que cada vez es más difícil sobrellevar la carga entre la escuela y el trabajo, sobre todo porque las materias comienzan a tornarse con un nivel alto de dificultad, debido a que el próximo semestre será dedicado en plenitud a realizar las prácticas profesionales.

Por segunda vez en el día, reviso mi correo electrónico a la espera de encontrarme con una respuesta del CEAMPA, pero al ver mi bandeja igual que hace unas horas, me hace sentir ansiosa y decepcionado. Sólo espero saber algo pronto o la cabeza no dejará de dolerme de tanta preocupación.

En mi día libre, acompaño a Hunter a la plaza comercial de Brisnov; la mañana es soleada con una brisa cálida que alborota mi cabello, pero aquella mala fortuna parece divertirle a mi novio. Mientras caminamos por los enormes pasillos, observando los distintos conjuntos exhibidos en los escaparates, no pude evitar arrastrarnos dentro de las tiendas sólo para alimentar mi lado compulsivo hacia las compras.

Después de eso, tuve que contenerme y centrarme en la misión inicial, por lo que ahora sin ningún desvío entramos a la boutique de trajes elegantes, en donde pasamos por filas largas de ropa hasta que Hunter dio con su favorito y mientras le espero fuera del probador, sentado en uno de los cómodos sillones, experimento un poco lo que sintió él cuando yo estaba dentro.

—Sabes, tengo curiosidad. ¿Cómo es que tú no estás preocupada por lo que usarás? —pregunta Hunter saliendo del probador, abotonándose la camisa blanca que eligió para combinar con el traje.

Escaleras a la Luna (PAUSADA POR EL MOMENTO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora