Capítulo 11

106 14 12
                                    

Al llegar al hospital más cercano, mi primo se detiene en la entrada, dándole a Hunter la oportunidad de ayudarme a bajar del auto con sumo cuidado de no lastimarme, mientras yo hago presión en la herida, intentando detener el sangrado. Así que una vez abajo, Ezaí junto con Judith van en busca de un lugar vacío en el aparcamiento, dejándonos a nosotros solos entrar a urgencias para pedir asistencia médica.

Sinceramente no estoy asustada, ni tampoco tengo miedo. Creo que mi cuerpo entro en un estado de shock, provocado por la conmoción de contemplar la sangre que brota de mi mano; es tan raro, ni si quiera sé dónde está la herida o qué tan profunda es, ¿debería preocuparme?

—¿Qué fue lo que pasó? —quiso saber el doctor, luego de introducirnos en su consultorio, dirigidos por la enfermera de la entrada.

—Yo caí sobre el asfalto —cuento sin necesidad de agregar los detalles.

El doctor me hace sentar en la camilla de su consultorio, mientras él se coloca sus guantes quirúrgicos, para después tomar mi mano con delicadeza, quitar el pañuelo de Hunter y revisar la herida. En mi mente siempre sufro de una lucha constante contra la curiosidad; la mayoría de veces sale victoriosa, como hoy.

Mis ojos se posan hacia abajo y tan rápido como vi la piel expuesta a la nada, me retracto. Sin embargo, ya no puedo eliminar la imagen de mi mente; lo que provoca que comience a palidecer e hiperventilar. Mala idea. Ahora no dejo de sentir nauseas originadas por el pánico.

—Voy a tener que suturar la herida. —Explica el doctor más para sí mismo que para mí, pero aunque lo hiciera, la verdad es que no puedo concentrarme en sus palabras; todo me da vueltas, sólo veo a la enfermera retirarse con presura—. No tienes nada de qué preocuparte, ¿Shelby? —pregunta y por inercia yo asiento—. Es un procedimiento rápido, un pequeño punto aquí, allá y volverás como si nada.

—¿Dolerá?

—Bueno, eso dependerá de varios factores. Como primero, necesito saber si ingeriste alguna bebida alcohólica.

—Sí, yo estaba tomando —confirmo y entonces espero lo peor.

—¿Eso es malo doctor? —pregunta Hunter, quien no se ha movido de mi lado desde que llegamos.

—No, sólo tendré que utilizar un método distinto de anestesia local. Disminuirá el dolor, aunque no en su totalidad. —Explica el doctor—. Lo bueno es que tienes a tu novio contigo, será un buen apoyo para ti —intenta bromear para aligerar el ambiente, pero realmente no funciona.

En segundos, la enfermera que se fue, regresa, sólo que en esta ocasión lo hace acompañada de otra; ambas traen consigo algunos instrumentos médicos que alistan enseguida. El doctor me hace recostar sobre la camilla con el brazo izquierdo extendido hacia un costado para darle accesibilidad a la herida, mientras tengo a Hunter del otro lado, sosteniendo mi mano fuertemente.

Mi corazón está por colapsar, siento como un paro cardiaco se acerca. Quiero gritar y salir corriendo del consultorio, pero no lo hago, al contrario me quedo paralizada, escuchando atentamente lo que dice el doctor, mientras pone algún tipo de líquido o gel sobre la herida que adormece mi mano con cada minuto que pasa. Cuando intento voltear para ver el procedimiento, Hunter me detiene.

—Mírame Shell. —Susurra, atrayéndome con su mirada para eludir que volteé—. Sólo mírame.

Siento muy ligeramente pequeños pinchazos sobre la herida, ubicada un poco más arriba de la muñeca, entre los huesos piramidal y pisiforme o eso fue lo que escuche decir al doctor. No es un dolor insoportable, de hecho lo puedo comparar con el piquete de una muy poderosa hormiga. Sin embargo, intento concentrar mi atención en Hunter, en su caricia sobre mi mano, así como en su iris color marrón.

Escaleras a la Luna (PAUSADA POR EL MOMENTO)Where stories live. Discover now