(12) ╋ Regresos Inesperados ╋

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Leigh

Estoy tan nerviosa.

Mis manos no dejaban de sudar sobre mi regazo. Carter me trajó al restaurant popular del pueblo con sus grandes luces de neon ya encendidas. Carter se sentó al otro lado de la mesa, quedando justo frente a mi. Una ventana inmensa a nuestro lado, la vista no era la mejor ya que solo podíamos ver el estacionamiento pero el cielo con destellos naranjas del atardecer lo mejoraba.

Kate nos trajo nuestras malteadas, sonriéndonos. Ella era parte del grupo de las iluminadas, este era su trabajo de medio tiempo. Nos saludamos como debía ser cuando tomó nuestra orden.

—Espero que las disfruten.— nos dijo antes de darse media vuelta e irse.

—Gracias.— le dije, ojeando mi malteada.

¿Por qué es tan difícil mirarte a los ojos, Carter?

Me esforcé en levantar mi mirada y encontrarme con esos ojos café claros que siempre había admirado en secreto. Carter lucía tan bien como siempre, su camisa abotonada sin ninguna arruga. La piel de su rostro se veía perfecta, sin marcas de nada. Su cabello negro peinado hacia atrás intacto. Sus labios llenos formaron una sonrisa.

—No puedo creer que por fin haya tenido el valor de invitarte a salir.— él se sonroja un poco y yo apreté mis labios, aguantando una sonrisa nerviosa.

—Estoy...— me aclaré la garganta, —muy feliz de que lo hayas hecho.

—Bueno,— él levantó su malteada, —¿Salud?

Eso me hizo reír un poco.

—Salud.— chocamos nuestras malteadas y le dimos un sorbo.

—¿Cómo te preparas para tu cumpleaños?

—Bien,— suspiré, —para ser honesta, la ceremonia para ser la líder de las iluminadas es lo que me tiene un poco inquieta. Estar frente a toda la congregación nunca es fácil.

—Lo harás genial, ya te has parado frente a todos muchas veces.

—Solo para cantar en el coro, no es lo mismo estar rodeada de todos cantando, a pararme yo sola ahí y recitar mi iniciación como líder.

Carter extendió su mano y la puso sobre la mía en la mesa, mi corazón desbocándose en mi pecho.

—Lo harás bien, te lo mereces, Leigh.

—Bueno, ya no hablemos de mi, ¿Qué hay de ti? — Disimulé los estragos que su mano sobre la mía estaban causando en mi.

—¿Qué puedo decir?— su dedo trazó círculos sobre la parte de atrás de mi mano y a mi se me olvidó respirar, —Escuela, casa y iglesia, esa es mi vida, servir y ayudar a la gente como mi padre lo hace.

Heist [Darks #1] [En librerías] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora