(30) ╋ Cena Perfecta╋

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JUEVES.

20 de Diciembre.

LEIGH

¿Qué has hecho, Leigh?

¿Qué es lo que has hecho?

Caminé de un lado al otro en mi habitación. Había pasado todo el día de esta forma. Ni siquiera había podido comer. No podía arrancarme la imagen de la chica de mi mente, ni tampoco a Heist. No quería pensar en él ni en nada de lo que pasó entre nosotros.

Ya no eres perfecta, Leigh.

—No, no— susurré, mordiendo mis uñas.Tomé una respiración profunda tras otra hasta que me calmé un poco. Alguien tocó la puerta de mi habitación antes de abrirla y asomar la cabeza.

—Leigh.— mamá me dio una mirada preocupada, —¿estás bien? No te he visto comer en todo el día.

Fingí una sonrisa.

—Es que he estado ayunando, madre— le mentí, —le estoy pidiendo al Altísimo que me dé sabiduría para mi liderazgo en las Iluminadas.

Mamá entró y sostuvo mi rostro con ambas manos.

—Siempre tan buena, hija— ella besó mi frente, —pero ya casi anochece, además, nos toca la cena de bendición esta noche, ¿no lo has olvidado, cierto?— ella ojeó mi atuendo, —Lo olvidaste, Leigh.

Ah, la cena con la familia líder, ¿cómo pude olvidar que era nuestro turno esta semana? Genial, lo último que necesitaba era ver a la familia líder después de todo el desastre que había hecho.

—Ya sabes que vestido usar, está en tu closet— mamá me recordó antes de dirigirse a la puerta, —y trenza tu cabello, ¿por qué te lo has soltado?— me reclamó antes de salir.

Mis manos acariciaron mi cabello a los lados de mi cara y recordé la mirada hambrienta de Heist cuando me dijo que lo soltara y la forma en la que mi largo cabello caía sobre mi cuerpo desnudo mientras estaba encima de Heist. Sus músculos, sus mirada, sus gruñidos bajos, sus manos apretándome para guíar mis movimientos.

No, Leigh, basta.

Sostuve mi rostro y exhalé un bocanada de aire. Solo fue un momento de debilidad, quería olvidar, estaba vulnerable por el día que era, es todo, nada más. Heist había sido un método de olvido, de distracción. Las marcas en mis pechos y en mis muslos palpitaron en protesta. Sin importar lo mucho que me gustó hacerlo con él, eso no me permitía olvidar que tenía una chica encadenada en su sótano, chica que tenía que sacar de ahi, mañana...

Me puse el vestido blanco que mi madre preparó, cubría todo mi pecho, casi llegaba a mi cuello y sus mangas largas llegaban hasta mis muñecas. Recogí mi largo cabello en una cola alta antes de comenzar a trenzarlo en círculos en la parte de atrás de mi cabeza. Sin aretes, sin maquillaje. Mi reflejo en el espejo era la clara representación de la pureza que debía proyectar una líder como yo.

Heist [Darks #1] [En librerías] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora