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CAPÍTULO SIETE.

ME ESTOY HACIENDO DEL TRES.

Llevo muchos años viendo mil maneras de morir, debe haber una que encaje en mi plan de vida y en lo torpe y despistada que soy. Una en donde la muerte sea rápida y no tenga que sufrir mucho.

Camino por el pasillo buscando a Sheen mientras volteo a mirar hacia atrás, para verificar que Jared no me esté siguiendo. Esto es una guerra señores; Jared es little boy, la bomba que destruyó a Hiroshima y Nagasaki y pues yo soy estos últimos dos, pero claro, aun Jared no ha explotado porque no me ha encontrado.

Después de que me descubriera y yo cayera al suelo como un sapo desparramado, un clic hizo que Jared se diera cuenta de lo que posiblemente yo estaba buscando allí. Pero no le di tiempo de reaccionar porque lo empujé, y el chico cayó al suelo y yo aproveché ese micro momento para salvar mi pellejo.

Ahora ando huyendo como una ladrona de él, porque si me encuentra es capaz de matarme para después enterrarme muchos metros bajo tierra y en serio, no quiero morir de esa manera.

Aunque bueno, estoy exagerando mucho. Siempre exagero las cosas cuando estoy nerviosa, y créanme que ahora soy una gelatina andante.

—Sheen, Sheen, Sheen —digo invocándolo como cual demonio, mientras miro por sobre todas las cabecillas de primer grado, no veo a ningún rubio que parece hijo de Ken y Barbie.

Ush.

Camino hacia la cafetería, ese hartón seguro esta allá. Toco mis pompis mojadas mientras le hago malas caras a los que pasan a un lado de mí y se ríen.

—No me orine, estúpidos —les riñó como perro chihuahua rabioso.

Tomo la soguilla de mi cámara y la aprieto contra mí, llegando a la cafetería me paro de puntillas porque está repleta y no alcanzo a ver a mi palillo. La cafetería es el único lugar donde todos los grados se conectan; Bachiller y Universidad, menos la primaria, esos mocosos tienen su propia cafetería. En cambio, nosotros tenemos que compartir con los bestias desalmados de la Universidad, o sea, con mis hermanos. A ellos sí los encuentro rápidamente, porque ellos son los populares; Callum está rodeado de sus secuaces mientras le guiña el ojo a las chicas hormonales que están en una mesa frente a ellos, por otro lado, están los gemelos, ellos siempre están juntos, menos para ir al baño porque sería una bomba eso. Cecile está con las falsas de sus amigas, mientras que ella está en su celular seguramente grabándose, sus amigas están hablando de ella a sus espaldas.

Ingratas.

—Sheen, ¿dónde demonios estás? —murmuro poniéndome nuevamente de puntillas.

—¿A quién buscamos?

—A Sheen —respondo.

—Oh, seguramente está ligando con una chica.

—Já, sería un milagro...

—Oye —un zapé me hace entornar mi visión hacia mi derecha, para encontrarme con el rubio que parece salido de un encuentro entre Ken y Barbie.

—Idiota, te ando buscando —le reprochó devolviéndole el zape, él se queja mientras se soba la frente.

—¿Por qué no crees que puedo estar ligando con alguna chica? —me echa encara.

Sonrió.

—Sheen seamos honestos, eres peor que yo cuando veo a los chicos del equipo de fútbol.

Y sí, Sheen es como un pequeño caracol baboso, viendo a las chicas, mientras suelta baba y despotrica balbuceos y demás, aparte de que siempre las chicas lo agarran de su burrito de carga.

Poppy y el pack de Jared.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora