Capítulo 8 - ¿Es verdad?

7.7K 444 36
                                    

                   NO OLVIDES DAR PLAY EN EL MULTIMEDIA!  

<><><><><><><><><><><><><><><><><><><><><><><><><><><>

La cobardia puede quitarte muchas cosas, ser cobarde puede hacerte perder personas, puede atraparte en una situación desagradable, puede dejarte en ridículo. Fui cobarde cuando no le dije a Noah lo de mis problemas para concebir, dudo mucho algún día decírselos y justo ahora estoy dudando en tener bebes. Eso paso al olvido en momento en que dudaba de seguir teniendo un marido con quien concebirlos. La cobardía que experimente por eso, no se comprara a la cobardía que tengo en este momento. Tengo miedo de que todo lo que dijo Donna sea verdad; descubrir que Noah no me ama más, ese es mi mayor miedo. Y no sé qué me duele más, si la infidelidad o el hecho de sus compañeros ignoraran nuestro matrimonio. Si bien su sortija de matrimonio se le perdió en la anterior casa, nunca pensé que el ocultara intencionalmente mi existencia.

La cobardía no me dejo reclamarle a Noah nada, no le mencione las cosas que había oído de la recepcionista.

Lo recibí con una sonrisa y un beso. Preferí ser cobarde y quedarme en la ignorancia. Siento que me estoy engañando. Pero el miedo que tengo a enfrentar la verdad, me congela.

Lo siguiente que hice fue hablar con mamá, era tiempo de decirle como estaban las cosas y cuando Noah se fue a trabajar, tome el teléfono y la puse al corriente de todas las cosas. ¡Que psicóloga, amigas o nada...! una madre lo sabe todo. Ella escuchó mis quejas, preocupaciones y cada sollozo durante toda la tarde. No me importo lo que iba a ver Noah en el recibo telefónico. Necesitaba de mamá. Debí hablar con ella de esto desde antes pero no estaba preparada. Mamá al final me dejo un gran consejo; hacer lo que tenga que hacer, para tener una conciencia tranquila.

El resto de la tarde me quede en casa, una casa que nunca se sintió como un hogar. Aquí solo vivo yo, Noah solo veníene a dormir. Aquí solo limpiaba yo, Noah no tenía interés por el color de las cortinas o el estampado de la sala. Aquí la despensa la compraba yo, Noah solo quería encontrar la comida lista. En esta hermosa casa que al principio ame por su enorme jardín, yo estaba tan sola. Extrañaba mi antiguo hogar, mi viejo Noah, mi vieja vida.

Subí a nuestra habitación y me incomodo ver la cama. No sabía hace cuanto Noah y yo no retozábamos desnudos tan solo riendo y hablando después de haber hecho el amor. Mi esposo era otra persona conmigo y no podía seguir negándolo.

Deje atrás el sentimentalismo y busque, si iba a reclamarle algo a mi esposo quería pruebas, quería algo que me dijera en qué estado estaba este matrimonio.

Entre todas nuestras cosas había algo que era solo de él, Noah tenía un archivero en nuestra habitación, era mediano y siempre pensé que solo había folders adentro. Pero esta vez olvide su maldito trabajo y pensé solamente en mí, por una vez solamente en mí. El archivero guardaba mucha documentación, contratos que no llamaron mi atención, como el de nuestra casa.

Hasta que...

Esa sensación en el estómago, esa horrible pesadez; era una advertencia, tan solo una probada de lo que sentiría. La idea de que el amor que has tenido por años, el hombre que has besado y con el cual te has acostado y casado.... Te mienta así, te desgarra.

¿Un departamento, un préstamo para un sedán? ¡Facturas de Cartier! ¿Qué carajos, Noah? Había facturas de joyas que no me sonaban de nada. Nada de esto eran regalos para mí o su madre.

¡¿Qué carajos?! Me sentía ofendida de ver estas cosas en mi casa, a unos metros de donde yo duermo.

Y aun así, ese día cuando Noah llego... lo recibí, no lo bese y tampoco le di una sonrisa. Estaba entumecida recordando algo que lo delatara, pero jamás llego a casa oliendo a otro perfume, el nunca hizo un comentario extraño... ¿Notaria que no lo he besado?

No todo fue MaloWhere stories live. Discover now