EXTRAS - Annie

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Está bien soñar y creer en los finales felices. El creer en que tu media naranja, esa alma destinada a complementar la tuya está en algún lugar del mundo, esperándote. Desde muy joven soñé que algún día conocería a ese hombre, mi otra parte.

Me ilusionaba fácil pero nunca me había enamorado.

Tenía tan solo 21 años cuando lo conocí. Era pasante en una sucursal nueva, la empresa era una excelente opción para empezar mi carrera y había peleado mucho para ser contratada. Ese día la oficina entera estaba intrigada con el nuevo director, todos decían que era un hijo de papá mandado a jugar con una sucursal menor, como un niño con juguete nuevo. Se presentó y quede atontada. Ese no era un niño, era un hombre. Ligeramente más alto que otros, de cuerpo atlético, con unos preciosos ojos azules. El hombre me sacaba 8 años, pero más de una en la oficina lo vio de arriba abajo, yo fui una de ellas.

Al principio no me tocó trabajar con él, hubo un convivio dentro de la oficina para festejar su ingreso y que lo conociéramos todos. Después de eso no lo vi más que de lejos, ninguna de las chicas sabía si el jefe era casado pero no tenía sortija y luego me entere que se había acostado con Donna, era la recepcionista de la empresa y todos sabían que era bastante liberal, rechazaba o aceptaba a los hombres como quisiera y siempre pensé que era una mujerzuela.

Tuve que tratar con él cuando las cosas se pusieron color de hormiga, la sucursal tenía poco personal y el trabajo se incrementó, la secretaria del jefe no podía con tanto sola así que me pusieron como su asistente. Ser la asistente personal de la secretaria sonaba como un cargo poco importante y mal pagado, pero realmente teníamos mucho trabajo y no estaba tan mal pagada, para ser pasante mi sueldo era suficiente como para todas mis deudas.

No estoy segura como comenzó, ni cuándo. Pero las horas solos, las pláticas, nuestras metas para la empresa eran las mismas. Una noche antes de irnos me beso y supe en ese beso que él era especial, la forma de hablarme, de mirarme. Cuando gemí su nombre por primera vez, estaba encantada de lo bien que sonaba.

Noah y yo comenzamos a salir a comer juntos, fue un caballero todo el tiempo. No le gustaba hablar de su familia pero era por la presión que tenia de ellos, no congeniaba con su madre.

No había ninguna etiqueta en lo nuestro y no me preocupo, tiempo al tiempo.

Lo que si paso fue que me entregue en cuerpo, no me arrepentí de llevar las cosas a ese punto con él. Quería experimentar eso, fue increíble. No le dije que lo amaba por vergüenza, nunca se lo había dicho a un hombre, pero lo sentí en mí, casi se salía de mis labios de manera espontánea y... quería decírselo y esperaba que al decírselo fuera reciproco.

Llevamos una relación muy pasional después de eso, los sábados comenzó a pasarlos conmigo. Me dolía que no se quedara por la noche, nunca se quedaba a dormir. Insistí muchas veces que pasara la noche pero siempre había algo. Noah era un hombre muy demandado en la oficina y por sus padres.

Noah nunca me llevo a su casa tampoco, me impresiono saber que viviera todavía con su madre, la mujer no lo dejaba tranquilo, pero como es hijo único la entiendo. Mi propia mamá nos adora y si no está aquí conmigo es porque tengo otras cuatro hermanas. No puede vivir con todas.

Los rumores en la oficina no se hicieron esperar, todos hablaban de nuestra relación. No sé de alguien que hablara mal de nosotros juntos, pero seguro que lo ahí. No importa, realmente estoy feliz con él. Cuando el trabajo aminoro y debido a tantos rumores sobre nosotros, Noah me cambio de nuevo a las oficinas superiores para mejor solo vernos fuera del horario laboral.

Me molesto mucho que no aclaráramos nuestro estado, pero decirle novio a Noah sonaba infantil. Y no me siento para preséntalo a mis padres como mi pareja, si quiero que mi mamá lo conozca pero primero tengo que aclarar lo nuestro, y todo se aclaró el día de su cumpleaños.

No todo fue MaloWhere stories live. Discover now