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El fin de semana fue muy tranquilo. Los obreros descansaban, así que pude dedicarme a rehacer los planos. Aún no me decidía con el piso de los dormitorios. Al principio me había parecido buena idea que no hubiera tantos baños, pero si mejorábamos las cañerías sí que podríamos darle cabida.

Los planos que había elegido, del otro arquitecto, para seguir en el sótano y la planta baja había resuelto los problemas de cañerías. Pero no entendía por qué hacer tantos dormitorios con baños individuales. ¿Qué idea tenía para la casa?

Me pasé todo el fin de semana encerrada en la habitación haciendo diferentes esbozos para la planta superior. Salí solo para comer y lo hice rápido. En cualquier caso, la cocina estaba desarmada, así que no había posibilidad de grandes comidas. Además, el servicio parecía cansado por la obra y no estaban tan habladores como al principio. Y eso que no llevábamos ni una semana. Pero claro, ya tampoco había agua caliente para ellos y sus dormitorios estaban desbaratados. Estaban pasando la peor parte. No era raro que estuvieran más cansados que yo. O quizá más malhumorados. Quizá temían que yo dejase la obra a medias, como mis antecesores y se quedasen sin dormitorios.

El lunes llamé a Jade, su número se había quedado guardado en mi móvil de su anterior intento de contactar conmigo. Así que decidí preguntarle qué idea tenían para la casa. Quizá era algo que debía haber considerado al principio, pero no me pareció que pensaran darle ningún uso más que de hogar familiar, aunque fuera para venderlo como tal. Pero aquellos planos... No eran los de una casa para una sola familia.

—¿A que te refieres? —me preguntó Jade, cuando le expresé mis dudas.

—Decidí seguir uno de los planos que me diste, para simplificar el trabajo —expliqué—. Pero no entiendo la planta superior del todo. ¿Por qué meter tantos baños?

—¿De quién son los planos que elegiste? —dudó, antes de disculparse con alguien al otro lado y cerrar una puerta tras de sí.

Al parecer esa mujer se pasaba día y noche trabajando, porque estaba claro que la había interrumpido haciéndolo.

—No están firmados. Ninguno de ellos —expliqué—. Quizá las firmas de todos los arquitectos quedaran en la parte de la torre oeste que han cortado —le dije, sin poder evitar la pulla.

—Es posible —se rio, como si no le molestase mi burla—. ¿Cuál es la pregunta exactamente?

—¿Cómo queréis vender la casa? ¿La idea es buscar a una familia forrada o darle algún tipo de uso comercial? Quizá como hotel pintoresco. Lo tiene todo, la verdad.

—Sinceramente, Aysha, yo no quiero vender la casa. Es cosa de mi padre. Hazla como tú consideres que es más apropiado. Confío en tu criterio —expresó—. Al final, no podré ir esta semana, pero te prometo que iré la próxima. ¿Podrás encargarte de todo hasta entonces?

—Descuida —suspiré un poco, porque no me había ayudado en absoluto.

Así que tras el desayuno de aquella mañana y que reanudasen la obra, decidí ir a conseguir los planos de la torre por mí misma. Estaba segura de que había algo más en todo aquello que yo no estaba entendido y quería poder ver el plano entero, con el trozo que me faltaba.

Me aseguré de que los obreros supieran lo que tenían que hacer, que los montadores estaban armando los muebles de la cocina y que el de la caldera estaba colocando las tuberías nuevas, mientras los hombres de Gerald retiraban las viejos, antes de ir con paso firme hacia la torre oeste.

Sin embargo, al subir un par de escalones, oí pasos y un instinto primario me impelió a esconderme. No quería que me descubrieran allí, aún sentía que estaba haciendo algo malo, pese a que solo pretendía poder hacer bien mi trabajo. Me agaché bajo el hueco de las escaleras y esperé hasta que los pasos me rebasaron. Me asomé lo justo para ver a la señora Bird salir de la torre con una bandeja en las manos. ¡Mentirosa! Ella había fingido no saber lo que había en la torre...

Cuando encuentres una rosa - *COMPLETA* ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora