EL OMEGA Y EL VAMPIRO//JIMSU//

decimo

Jimin 16 años
Yoongi 13 años

Su pálido y pequeño cuerpo se tenso al sentir una respiración fría muy cerca de su cuello, sus pequeñas manos apretaron más fuerte aquél agarre que tenía entre sus piernas, apretó con fuerzas sus rasgados párpados por miedo a mirar la persona delante de él.

- ¿estás perdido? - preguntó una voz suave y grave, quiso mover su pequeña cabeza en afirmación, pero, tenía miedo, levantó lentamente uno de sus palidos brazos levemente rojos por el sol hacía arriba, dejando ver una pequeña grieta hacía el exterior, sus doradas hebras caían por su frente impidiendo ver mejor el panorama, árboles y más árboles, volvió a poner su brazo en su lugar, sus rasgados ojos se volvieron a cerrar con fuerza, no había nadie, nadie.

Quizás sólo era su imaginación.

Sus pequeñas manos pálidas apretaron con más fuerza aquél agarre que tenía en sus rodillas, su pálida piel comenzó a erizarse poco a poco, podía sentir el miedo recorrer por sus pequeños bellos blancos al sentir aquélla brisa fría chocar en su pálido cuello levemente descubierto aún lado de su polera por aquélla posición en la que se encontraba, su pequeño cuerpo comenzó a emitir pequeños temblores al escuchar mejor aquélla respiración errática muy cerca de él, por sus abultadas carmesí mejillas comenzaron a recorrer pequeñas lágrimas gruesas, estaba asustado, tenía miedo.

Jimin ¿Dónde estás? Por su mente recorría aquéllas únicas palabras, como si jimin escuchará aquéllas súplicas que emitía a cada segundo, y su cuerpo saliera por uno de los arbustos sonriendo y riendo murmurando "caíste cachorro"

Pero poco a poco comenzaba a perder aquéllos pensamientos en un oscuro temor que lo invadía.

¿Jimin no sería capaz de hacerle eso? ¿Cierto?

- vaya, ¿Quién diría que jimin dejaría a sus juguetes solos? - dijo con voz gruesa, áspera y levemente juguetona, su mirada recorría aquéllos brillantes mechones dorados recorrer por enciama de sus delegados brazos pálidos quienes emitían pequeños temblores con cada respiración que el pequeño pálido daba, una sonrisa descarada comenzó a formarse en sus labios.

Jimin se había ido, él podría divertirse un rato con aquél niño, después de todo, jimin fue quien lo abandonó.

Apretó con más fuerza sus rasgados párpados por el temor que lo invadía, sus rodillas comenzaron a temblar advirtiendo que cualquier momento se vendrían abajo, su respiración se volvió errática al sentir como una de sus pequeñas manos eran agarradas fuertemente y jaladas hacia un lado, por una mano dura y fría y para nada suave, dejando al descubierto una parte de su rostro mojado por sus pequeñas lágrimas secas y aquéllas nuevas que querían salir al encuentro.

Yoongi abrió lentamente sus ojos.

Pequeños Orbes verdes miraban con miedo a la persona delante de él.

- d-dejame - susurró con voz asustada por el dolor al sentir su muñeca comenzar a doler más fuerte por aquél agarré que mantenía el hombre desconocido, era frío, el dolor dolía al sentir aquélla opresión helada.

Sus orbes verdes se abrieron más del sentir el frío tacto en su mentón, su pequeño cuerpo se quedó paralizado de miedo al ver como aquél hombre desconocido con su otra mano había agarrado su pequeño mentón pálido.

- Tienes un bonito rostro pequeño - dijo apretando más fuerte su mentón, donde comenzaban a resbalar pequeñas lágrimas saladas mojando solo sus dedos, sus orbes negros miraron más arriba - déjame probar aquéllos gruesos labios

Se inclinó más adelante con la intención de rozar sus labios con los pequeños rojos abultados y dañados por unos blancos dientes que lo tenían preso por el miedo de no emitir sonidos que lo delataran que tenía miedo, pero él ya sabía que el pequeño pálido le tenía miedo, pero un fuerte olor lo hizo detenerse, cerro sus ojos satisfecho mientras aspiraba más aquél olor atrayente que emanaba de aquél lindo niño, separó sus labios dejando ver poco a poco aquéllos colmillos blancos salir a la luz.

La respiración del pequeño pálido se volvió pausada y pesada, era difícil respirar, trato de remover su cuerpo pero era inútil, tenía miedo, cerro sus ojos con fuerza mientras gruesas lágrimas salían a flote, era inútil peliar.

Inclinó el mentón del pequeño pálido aún lado dejando a la vista su pequeño cuello lechoso, donde pequeñas gotas de lágrimas adornaban aquel lugar.

Sonrió aún más al saber que el pequeño pálido solo podía llorar en silencio, y de pronto su cuerpo se soltó, el vampiro miraba como aquél niño le daba el permiso, después de todo, no había remedio luchar, no cuándo estaba atrapado y sin fuerzas.

Acercó su rostro a la mejilla del más pálido aspirando más de aquél olor y rozo uno de sus colmillos con aquélla piel lechosa hasta dejar un pequeño corte dónde comenzaba salir pequeñas gotas brillantes de sangre, sonrió, dió una pequeña lamida y sus ojos comenzaron a hacerse negros.

- ¿pero mira nada más que delicioso olor y sabor tienes?, no te preocupes pronto acabara el sufrimiento bebé -

Abrió su boca más grande mientras sus colmillos comenzaron a brillar por el sol, el pequeño pálido sólo podía mirar un lugar fijo en la tierra, sus orbes verdes no tenían brillos, sólo reflejaban una mirada perdida, apagada y afligida, si tan solo se hubiera quedado en casa, lágrimas muertas comenzaron a caer en aquélla tierra que pronto sería testigo de su muerte, el vampiro sólo podía mirar aquél apetitoso cuello, se acercó más tratando de morder aquél pálido cuello pero un fuerte empujón lo hizo caer de espaldas haciendo que empujara el pequeño cuerpo y cayera a un lado de la tierra soltando un sonoro gemido de dolor por el fuerte impacto de la tierra al ser golpeado fuertemente.

Su pequeño cuerpo dolía, giro lentamente la cabeza a un lado sintiendo como todo su cuerpo temblaba, sus pequeños rasgados ojos miraban como la persona que antes lo tenían prisionero estaba tumbado de espaldas y apresado por unos fuerte brazos morenos, su mirada captó una sombra, su mirada la siguió, todo se estaba volviendo oscuro, sentía como todo taba vueltas, algo comenzó a quemar en su interior.

Pero.

Sus orbes verdes captaron unos miel.
Antes de caer desmayado en aquélla fría tierra.

O sólo era el frío tacto de unos brazos.

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