Capítulo IX

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El cielo de toda Inglaterra parecía a punto de caer. Nubes espesas cubrían toda la ciudad tiñéndola de gris y negro. Se escuchaba el ruido de las gotas salpicando las superficies de donde caían y los truenos rugir. Las calles estaban colapsadas por el agua y los desagües parecían insuficientes haciendo que todo se viera como un laberinto inhóspito de edificaciones casi tétrico. Aún así el servicio de mensajería seguía vigente. Llamaron a la puerta pero Anne no se movió de su sitio al lado de la mesa de té, en su lugar esperó a que alguna de las criada fuese. April atendió al cartero recibiendo un sobre color lima con un sello de cera en él.

—April, ¿qué es? —preguntó la joven.

—Es para el señor Jones y su hermana, de parte del señor Moore. Pensaba entregársela a él.

—Descuida, yo se la daré —la joven tendió su mano y April le entregó el sobre—. Puedes retirarte.

Anne rasgó uno de los extremos y sacó y desplegó la carta que estaba en su interior. Era una invitación. El señor Moore había organizado una recepción con motivo de festejar por la apertura e inauguración de su periódico, invitando cordialmente al señor Octavian Jones y su esposa Rose Mary. Comenzó a romper en minúsculos trozos el papel. Aún estaba molesta con Octavian y si éste se enteraba de la invitación la obligaría a fingir otra vez. Escondió los restos de la carta en el escote de su vestido sin dejar evidencia alguna y rogó porque April no le informara. En ese momento Octavian descendió por las escaleras haciendo que Anne se levantara de golpe y comenzara a retirarse de allí.

—Señorita Owens —la llamó, pero al ver que ésta no detenía su paso continuó insistiendo—. Anne, espere. Quisiera disculparme con usted. Antes hablé sin pensar...

—Acepto sus disculpas pero sepa que yo no le daré las mías. He dicho lo que quería decir —contestó aún dándole la espalda.

—La entiendo completamente.

Esas tres simples palabras sorprendieron a la joven haciendo que se volviera hacia él sin saber bien qué decir.

—Ha llegado una invitación del señor Moore para su recepción por la apertura de su periódico —dijo queriendo haberse mordido la lengua—. Es en Holborn, cerca del  Inns of Court. La invitación es para usted y Rose Mary, pero supongo que sé lo que usted va a pedirme.

—Si está pensando en que voy a solicitar su presencia como compañía, está en lo correcto. Le pido que me acompañe. El señor Moore es un muy buen amigo de mi familia desde hace años.

—Pero tengo una condición.

Octavian esbozó una media sonrisa levantando la comisura izquierda levemente, dándole a su rostro un aire encantador del cual Anne no se había percatado. 

—Dígame cuál es su condición.

—Responderá todas y cada una de mis preguntas, y lo hará ahora, de lo contrario tendrá que ir solo y dar explicaciones sobre la ausencia de su esposa.

El joven parecía divertido en vez de presionado como había pensado Anne que reaccionaría. 

—La escucho —dijo mientras le hacía un gesto que indicaba que fueran a sentarse en torno a la mesa donde la chica había estado antes.

—Verá, señor Jones, si tengo que fingir ser mi hermana y su esposa, debo saber cómo era su relación —mintió—. ¿Cómo eran cotidianamente?

—Como cualquier matrimonio. Ella cumplía las funciones que se esperan de una esposa y yo trabajo gran parte del día, por lo que solo nos veíamos en las comidas y por las noches —explicó a grandes rasgos.

Mary'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora