Prólogo

14K 716 50
                                    

Aunque seas Omega, tienes corazón de Alfa.

Eso fue lo último que recuerdo antes de huir con la pierna derecha sangrando. La gente dice que no debes mirar atrás, no debí cuestionarlo aquel día. A pesar de estar en mi forma lobuna no pude evitar que me atraparan.

Lo siento, os he fallado. Otra vez.

Mi pequeño cuerpo empezó a moverse y a morder sin ton ni son hasta que di en el blanco por puro milagro. Esta vez no eché la vista atrás. Corrí y corrí toda la noche hasta que llegué a la ciudad donde podía contar con las pezuñas de una pata cuántas veces había estado. Aullé, pero no de felicidad, si no por darme cuenta que de estaba sola a pesar de haberme salvado.

No supe decir en qué momento me agoté tanto que cambié de forma sin darme cuenta. Ahora tenía más frío, no tenía ropa ni pelaje con el que resguardarse del viento del invierno.

Pude ver una estrella fugaz en el firmamento, y deseé con todas mis fuerzas tenerlos de nuevo y que eso solo hubiera sido una horrible pesadilla.

Nada de eso ocurrió, solo pude saber que estaba en medio de la carretera. Algo de color blanco se acercaba a mí. No tuve el valor a desmayarme por si eran los cazadores, ahora que ya lo sabían todo algún bando acabaría muerto. Pero no les daría el placer de matarme sin haber peleado antes.

Salió un señor con la cara hecha un cuadro, me miró como si fuera una delicada pieza de cristal a medio romper. Por alguna razón que aún desconozco; no huí.

Me agarró delicadamente cargándome en sus brazos mientras tiritaba del frío. Me sentó en el asiento delantero y me tapó el cuerpo  con su enorme chaqueta y con su mirada clavada en mis ojos.

-¿Cómo te llamas?- Me miró preocupado, ansioso por la respuesta.

-Dana...- Un pequeño hilo de sonido parecido a mi voz escapó de mis labios formando mi nombre.

-¿Dónde están tus padres Dana?- Cristales líquidos se formaron en mis ojos, haciendo que el hombre lo diera a entender.- ¿Dónde vives?

-Y-ya no tengo casa...- Intenté hacerme la dura, pero eso para una Omega era casi imposible.

El señor me miró con tristeza sin saber qué hacer. Minutos después arrancó de nuevo su coche. No pude evitar quedarme dormida bajo aquél enorme abrigo tan calentito junto a la calefacción del coche.

Por alguna razón sentí que estaba a salvo.





Si quieres seguir la historia sígueme en wrixy.com! Si este capítulo lo lee mucha gente puede que publique el siguiente aquí!

Chauuu

Querida Alfa [COMPLETO] {1}Where stories live. Discover now