14. Presunta culpable

2.9K 311 15
                                    

Al día siguiente al despertar deseé que todo hubiese sido una pesadilla, pero la marca en mi brazo no decía lo mismo. Al salir de la habitación encendí la televisión como hacía todos los días, encontrándome con la noticia de que una familia había sido atacada por lo que parecía ser un animal salvaje, el niño solo padecía algunos rasguños que curaron rápidamente.

Me puse blanca y apague la televisión saliendo de casa antes de tiempo. Esperé unos diez minutos a que vinieran las chicas entre mis pensamientos.

En mi cabeza no paraba de preguntarme que habrían hecho con Terry; si lo dejarían volver a clase, si lo habían llevado a servicios sociales...

-Buenos días, ¿qué tal fue tu castigo, Dana?- preguntó María nada más llegar a mi lado.

-Era un castigo, bien no puede ir.- Sonreí pensando en lo que vi después y formulando la frase en mi mente "y la vuelta a casa no fue mucho mejor.".

-Hola, ¿puedo decir una cosa ahora que estamos todas?- Preguntó Susan, todas asentimos, yo me temía lo peor, que segundos después terminaría por confirmarse.- ¿Habéis oído lo que pasó ayer cerca del instituto?...

-¿Como? ¿Que pasó?- preguntó Lucy curiosa.

-Una familia ha sido atacada por lo que parece ser un lobo.- Susan al decir eso me miró.

-¿No estarás pensando que he sido yo?- La miré ofendida haciendo la actuación de mí vida. No iba a ir con ese secreto durante toda la eternidad, al contrario, tenía pensado decírselo a todas pronto, pero tenía que encontrar el mejor momento. No era fácil decir que habías visto como hermano-no-muerto mataba a una familia.

-No, no... Es solo si viste algo, como te castigaron a lo mejor viste u oíste algo al volver a casa.

Iba a abrir la boca para hablar pero de fondo escuchamos el timbre del instituto.

-Mierda, corred.- Dijo Mía.

Yo me quedé ahí plantada con la boca abierta. Iba a decirlo, ahora me estaba cagando en la maldita alarma, tanto que no me di cuenta que Mía me estába mirando, por algunos segundos pude escuchar su corazón.

-¡Venga, vamos!- Me agarró de la mano tirando de mí para empezar a correr junto a las demás. Llegué a clase con la cara roja, menos mal que se disimulaba por haber ido corriendo.

Iba en dirección a mí pupitre cuando le vi a él. Se me heló la sangre. No me lo pensé dos veces y fui a la tutora.

-D-disculpa,- Le hablé a la profesora.- ¿podría cambiarme de sitio, por favor?

-¿Que? ¿Otra vez igual Dana? No voy a cambiarte por mucho que me insistas.

-E-es que no nos llevamos bien y...

-No puedes decir que no os lleváis bien cuando solo han pasado veinticuatro horas.

-Por favor...- No quería estar al lado de ese asesino, aunque fuese mi hermano, había matado a gente y me había amenazado el día anterior.

-Dana, no es no. Ahora ves a sentarte, tengo que comenzar la clase.

Miré mi sitio. Terry tenía una mirada de odio enfocada hacia mí, al parecer nadie más se enteraba. Mi corazón se aceleró de la peor manera posible. Hacía mucho que no me pasaba y no sabía que tenía que hacer.

Sin pensar en las consecuencias salí del aula corriendo en dirección al baño. Me encerré en uno de los cubículos e intenté calmar mi respiración, que ahora estaba peor por haber ido corriendo.

El corazón me latía de manera desigual y me constaba llevar oxígeno a mis pulmones. Puse una mano en mi pecho para respirar pausadamente pero los latidos seguían igual. De pronto un dulce olor me llegó.

Querida Alfa [COMPLETO] {1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora