Segunda Parte CAPITULO 12

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Capítulo 12

Alice Meyer de West

Camino impaciente alrededor de la sala, se está haciendo tarde para ir al control y Diego aún no llega, yo puedo ir sola pero le dio órdenes al personal de seguridad de no dejarme salir sin consultarlo con él y la verdad ya me estoy cansando de que se comporte como mi carcelero. Llevo una semana encerrada por el reposo y la única salida que tuve fue para cambiarme del hotel a un piso que compro sin consultarme antes.

Otra de las razones por las que estoy ansiosa es que la pequeña Mell viene con Diego, quiero agradarle y creo que exagere un poco con la decoración de su habitación y espero que cuando la vea le guste tanto como a mí. El ascensor anuncia su llegada y camino hasta él, cuando se abren las puertas la imagen de Diego con Mell dormida en sus brazos me llena de ternura lo imagino cargando a uno de nuestros pequeños y sé que será una imagen adorable.

-. Hola – susurro y me regala una gran sonrisa

-. Hola hermosa – camina hasta mí y me da un casto beso en los labios – se durmió al salir del aeropuerto

-. Vamos a llevarla a su habitación – le indico y me sigue, al llegar mira todo sorprendido y Mell se remueve hasta despertar - ¿Es mucho?

-. Guau – dice y sonrió - ¿es mi cuarto papá?

-. Si pequeña, Alice la preparo para ti – al mencionarme me mira atenta

-. Hola hermosa ¿te gusta? – Pregunto y asiente – que bueno me dijo un pajarito que te gustaba mucho frossen

-. ¿Cómo se dice Mell?

-. Gracias... - le dice algo al oído a Diego y este asiente - ¿te puedo decir tía? – pregunta y paso mi mano por su cabello

-. Claro, puedes llamarme como quieras pequeña

-. Gracias tía Alice – dice y me sorprende al darme un abrazo fuerte, le pide a Diego que la baje y se va feliz a jugar con sus nuevos juguetes

-. Gracias – murmura Diego abrazándome

-. Pensé que no le gustaría o que sería mucho – comento

-. Es una niña todo lo que sea juguetes le gustara y sé que estas nerviosa pero ella está emocionada de conocerte y así como tú tiene miedo de que no la quieras

-. Es una niña hermosa – beso su mejilla – se nos hace tarde para la cita con el médico – le recuerdo y se inclina un poco

-. Hola mis amores ¿se están portando bien? – pregunta

-. ¿Por qué le hablas a su barriga papá? – Mell lo mira confundida

-. ¿Recuerdas que te dije que Ali tendría unos bebes en unos meses? – le pregunta Diego

-. ¿Están allí? – Pregunta asombrada y asiento - ¿Te los comiste? – vuelve a preguntar y Diego niega divertido

-. Si pequeña en unos meses estarán con nosotros – le respondo

-. Mell ¿Quieres acompañarnos? Alice y yo iremos a verlos – la pequeña asiente emocionada

De camino a la clínica Mell hace preguntas sobre los bebes, a sus ocho años es una niña muy inteligente. También es notable el amor que se tienen Diego y ella, sé que él y su hermano han tenido que sacrificar mucho para ser la figura paterna que ella necesita, sé que será algo celosa y me asegurare de que siga siendo la princesa de la casa.

Llegamos y no tardan en atenderme, el médico me indica que debo cambiarme y así lo hago mientras mis acompañantes esperan. Luego cuando vuelvo a la habitación me coloco sobre la camilla y el doctor comienza su revisión, una serie de imágenes se muestran en la pantalla de su ordenador cuando el doctor coloca el aparato sobre mi vientre.

-. Estos son los bebes señora – señala y todos miramos con atención, yo solo veo dos pequeñas manchas, se lo digo y asiente – aún son pequeños pero pronto los podrá ver mejor – Diego me da una cálida sonrisa – bien, ellos están en perfecto estado, veamos cómo están sus quistes – al decir lo último me tenso

Guarda silencio mientras hace su chequeo y Diego me toma de la mano y la aprieta con suavidad, sé que trata de decirme que me relaje pero saber que de esto depende que nuestros bebes nazcan me asusta.

-. Los quistes no han aumentado su tamaño, lo que es una buena noticia, aunque usted deberá seguir su reposo como lo ha hecho durante esta semana

-. Si, está bien doctor – me apresuro a decir y me sonríe, Diego frunce el ceño al ver como el doctor me sonríe y este último al notarse descubierto dirige su mirada nuevamente a la pantalla

-. ¿Quiere decir que mi esposa no puede volar aún? – pregunta pero sé que solo busca recordarle al médico que soy casada; el doctor lo mira un segundo y asiente conteniendo una sonrisa

-. Si, su esposa, debe permanecer un tiempo más en Galicia – responde haciendo hincapié al decir esposa

Miro con reproche a Diego pero me ignora y niego, solo a él se le ocurre hacerme una escena de celos justamente con el médico.

-. Estuve viendo sus valores y tiene la hemoglobina baja, debemos subirla ya que está esperando gemelos y para la cesárea deberá tener los niveles adecuados – dice y me entrega una lista – estos son los alimentos que debe consumir – asiento y me entrega otra hoja – y estos los medicamentos que debe tomar, señora sé que tiene negocios que atender pero por el momento esto es lo más importante

-. No se preocupe yo me encargo de que no haga nada

-. Señor West, no se trata de que no haga nada, solo de no tener estrés y que no se agobie con el trabajo – explica – otra cosa puede caminar pero no largas distancias, unos metros le ayudara – claudica y asiento sonriente ya que si tenía que seguir en cama moriría de aburrimiento - ¿Desean saber algo más? – pregunta y negamos

Al salir del consultorio le pido a Diego que demos una vuelta por el centro comercial y aunque al principio se niega entre Mell y yo hacemos pucheros y no le queda más opción que aceptar.

Entramos en una librería y me dispongo a buscar cuentos infantiles, durante la semana estuve leyendo artículos sobre el embarazo y muchos mencionaban que el sentido de la audición era el primero en desarrollarse por lo que leerles y o hablarles desde que están en el vientre era importante para fortalecer el vínculo y así reconozcan la voz de sus padres.

Encuentro una enciclopedia de doce tomos llamada "Mi libro encantado2 y al revisarla veo que es una recopilación de cuentos canciones y juegos

-. Tía Alice ¿Podrías leerme un cuento? – pregunta Mell y asiento

-. Claro que si pequeña ¿Dónde está Diego? – le pregunto y señala la entrada

-. Esta afuera hablando con los señores que nos siguen – responde y entiendo que es con el personal de seguridad

-. Bueno vamos a pagar para llevarnos estos libros y cuando lleguemos al piso te leo a ti y a los bebes un cuento – da pequeños saltos emocionada y en ese momento Diego llega a nuestro lugar, me da una sonrisa pero en su mirada noto que algo no está bien - ¿Sucede algo? – inquiero

-. No por ahora pero me gustaría que volviéramos al piso ¿terminaste?

-. Voy a llevar esta enciclopedia – informo y la toma, vamos a la caja y cancela.

De camino al piso Román uno de los guardaespaldas es quien conduce mientras los otros dos nos siguen en otro auto, evito preguntarle qué es lo que sucede porque Mell está con nosotros pero en cuanto pueda lo hare.

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