Segunda Parte CAPÍTULO 27

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Diego Alexander West A.

-. Señor su esposa acaba de reaccionar - dice la enfermera y dejó a Román con los oficiales para ir a verla, la ansiedad me estaba consumiendo, antes de entrar a la habitación veo salir a su doctor

-. ¿Cómo está ella? ¿Y los bebés? - pregunto de manera apresurada

-. Estables - responde y puedo soltar el aire contenido - pero no debe tener emociones fuertes señor West le recomiendo que trate de que no hable mucho, ella debe descansar - asiento y abro la puerta, al mirarme su rostro se relaja notoriamente

Desde que supe lo que estaba pasando, me volví loco de la ira por querer matar con mis propias manos si se atrevía hacerle algo a mi esposa y a mis bebés, loco del miedo por perder a las personas que más amo, moví cielo y tierra para encontrarlos, pero aún así no llegue a tiempo ahora mi hermano se debate entre la vida y la muerte.

Recuerdo

Cuando llegamos aquella mugrienta cabaña, todo estaba en silencio, tanto mi equipo de seguridad como la policía buscaban una forma segura de ingresar y cuando ya estaba todo listo se escucho un estruendoso disparo, al momento quedé paralizado y un dolor atravesó mi abdomen como si yo mismo fuera sido el blanco de aquella bala, mi hermano y yo al ser gemelos compartíamos aquel vínculo especial donde sí a uno de los dos le pasaba algo, por muy lejos que estábamos el otro lo sentía y después de aquel disparo y dolor en el abdomen no me quedaba duda de que el había sido el herido.

Después de salir de mi trance como pude logro abrirme pasó entre los agentes hasta llegar a la más aterradora de las escenas, Víctor y Ángela estabas esposados a un lado de la entrada y mi hermano en el piso lleno de sangre, detras  de él estaba Alice inconsciente, temí lo peor, corrí hasta ellos

-. Diego - me llama mi hermano mientras los paramédicos comienzan atenderle - Diego...

-. Aquí estoy - respondo agarrando su mano

-. Lo siento...

-. Ella solo está inconsciente - escucho decir al paramédico que atiende a mi esposa y dirijo mi atención a mi hermano nuevamente, lo colocan en una camilla a igual que Alice, el no me suelta

-. Lo siento... - repite y niego

-. Ella está bien y tú también lo estarás - digo y miro al paramédico

-. Tenemos que llevarlo al hospital está perdiendo mucha sangre - dice y comenzamos a salir del lugar - siga hablando no permita que cierre los ojos

-. Ya escuchaste, sigue conmigo hermano - digo mientras caminamos rapido, las puertas de la ambulancia ya están abiertas y subimos, lo miro pero tiene los ojos cerrados - Alejandro... Vamos Alejandro no me hagas esto abre los ojos - hace lo que le pido pero puedo ver el dolor en su rostro, mismo dolor que yo siento

-. Lo siento - repite - no creo poder cumplir el trato - dice y niego al recordar las palabras que solíamos decir cada vez que de pequeño nos metíamos en líos

-. Claro que puedes, tienes que luchar, tú no te puedes morir, recuerda, nacimos juntos, morimos juntos y tú tienes q una mujer esperando casarse contigo y yo seré padre, no me puedes hacer eso Alejandro - hablo, pero el niega y luego cierra sus ojos, la máquina a la que está conectado comienza a sonar y mi corazón se acelera

-. Maldición, está teniendo un paró, permiso señor West - lo suelto y al paramédico comienza hacerle bradicardia - vamos no te rindas - nos detenemos al llegar al hospital y bajamos, el aún no responde y no me permiten seguir a su lado lo último que consigo escuchar son los informes del paramédico a toda prisa mientras recorren el pasillo - paciente masculino, 26 años de edad, herido de un impacto de bala en el abdomen, estado crítico...

Eras Tú - EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora