El guerrillero que fue a la sierra

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Y este soy yo...un poeta fracasado que viajó a lo más recóndito de su país para encontrar un lugar...en donde encontrar inspiración para la obra que lo hará famoso.

El camión está repleto de gente, es pequeño, la radio es muy vieja y suena como una patada en los tímpanos, mala suerte para mí que no tengo más dinero.

Lo bueno es que son The Beatles. Ya que sí, soy un joven que cree en la paz y en el amor sobre todas las cosas...razón por la cual los padres de mi ex novia Asuna dijeron que era el peor de los novios.

Esa es una razón por la que debo encontrar la maldita inspiración en este "retiro espiritual", para poder ganar mucho dinero y restregarles en la cara a los padres de Asuna que si sirvo para algo, solo así ambos podremos regresar a ser novios.

Dijeron "nuestra hija no será novio de un hippie marxista". Oh, vaya que lo será, aunque claro que para desquitarme les dije que su hija cogía como nadie...otra razón por la que me prohibieron verla.

Aunque no me arrepiento, tengo que morderme la lengua para no soltar una risa en medio camión repleto de todo tipo de cosas.

Hay cajas de metal, cajas de madera, cajas de madera con barrotes de metal, ¡cajas y más cajas! Además de haber un tumulto de gente que hace que el calor aquí sea infernal.

Siento como el sudor resbala por una capa de sudor seco. Si, así de calor hace en este sitio que me llevara a lo más alto de la sabana, selva, bosque, lo que sea.

El punto es que ahí mi abuelo tiene una linda cabaña que me prestó para que yo cumpliera mi sueño de ser poeta, es un lugar muy espacioso, eso sí, vaya que me va a faltar la compañía.

Por suerte traje mis libros de Pablo Neruda y de Octavio Paz para tener una experiencia más amena, más relajante que eso se traduce en más inspiradora.

Lo malo es que tendré que recoger todo el maldito desastre que hay en el lugar, ¡nadie de la familia ha ido ahí en meses!

Lo único que se me ocurre es tomar el pañuelo que tengo en el bolsillo derecho del pantalón para secarme el sudor...si tan solo pudiera, ¡hay demasiada gente en este lugar!

Ahora que lo pienso...creo que lo mejor era irme afuera del camión agarrado de un maldito tubo que sobresalía, seguramente eso era más cómodo.

Como ya estábamos en lo alto de la sierra, el calor era apenas soportable a pesar de tener todas las ventanas abiertas y un pequeñísimo ventilador que en vez de dar aire, da risa.

Todo sea en nombre del amor y de la paz, claro.

-Oye chico, tu bajas aquí. –Dijo el conducto.

-¿No falta todavía un tramo de camino? –Le pregunté.

-Sí, pero no me diste el dinero completo, solo caminas una media hora y llegaras a dónde quieres.

-¡Media hora, ¿con este calor?!

-Eso se puede resolver con unos yenes extra.

La verdad es que apenas si tengo para comer...ni modo, ¿Qué le hará caminar un rato?, es mejor que ir amontonado aquí

-Está bien. Señor, ¿me puede quitar su mono de encima? –Exactamente tenía un mono en el hombro, era gracioso, lo llamé Klein.

-El señor no habla español, déjame ayudarte con eso. Bandar ko utaarane ko kaho. –Para mí sorpresa, el mono se pasó al hombro de su dueño.

-Gracias, ¿Qué idioma?...

-Hindú.

Al bajar, varias personas muy amables me pasaron mi mochila, (que era enorme), y mi vieja maleta de viaje.

Flores en el bosque vol. I (KiritoxAlice)Where stories live. Discover now