El viaje a un lugar desconocido

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Kirito había caído enfermo por la lluvia de ayer. Ese choque de temperatura entre frío, calor y aire helado chocando en su espalda desnuda le habían mellado las defensas. Estaba en cama y Alice cuidaba de él como si ella fuera su propia madre.

Estaba tomándolo fuerte de la mano, se le notaba en los ojos rojos que estaba bastante mal. Aun así la pareja, por primera vez, se podían llamar "novios" tras los acontecimientos de la noche anterior.

Claro que Kahona-Sama le había a dicho a Alice como cuidarlo. Fueron cinco minutos los que pasó fuera de la casa. Cinco minutos que fueron eternamente horribles para él mientras que para ella apenas fue un pestañear.

-Todo por ir a buscarme, Kirito. –Susurro Alice, quien estaba sentada en la cama a un lado de Kirito.

-Era necesario...creo que este es mi castigo por mentirte. Sigh, la verdad es que lo tengo bien merecido.

-No seas así, ¿yo por qué querría que te enfermaras? Los días serán más aburridos si no estamos juntos.

-Oye, ¿no estamos juntos acaso?

-Si pero...yo quiero decir, tu sabes, estar jugando, divirtiéndonos. Cosas así...

-En cuanto me pueda levantar de esta cama podremos hacer lo que tú quieras, ¿sí?

-Eso espero...

Kahona-Sama le había dicho a Alice explícitamente algunos remedios para ayudar al bueno de Kirito con su enfermedad. Ella, en sus conocimientos de remedios milenarios, se encontraba el mojar un trapo para ponerlo en la cabeza del chico, infusiones de ajo, de pasas con limón, la salvia, el jengibre. Dejando un poco de lado los tés, estaba también el jugo de naranja.

Prácticamente le daban una cosa diferente, además de un poco de agua, cada hora, o cada media hora. Por más que Kirito insistía en cobijarse por que tenía frío, Alice le quitaba las sábanas y cobijas para dejarlo solo con la pijama puesta.

Hacía calor, no era necesario taparse más aunque el chico así lo creía necesario. Su compañera era muy reacia en ese sentido de dejarlo cobijarse por más que le pidiera y le rogara.

Si quería cobijo ella lo tenía en sus brazos. Justamente ahí lo encontraba, únicamente para él.

Para distraerse, Alice fue a pedirle al pistolero que le prestara algún violín. Eso hizo, cuando regreso con el instrumento en sus manos, Kirito comenzó a tocarlo.

No recordaba muy bien el ritmo, además de que esa canción iba acompañada de otros instrumentos. Hacía lo que podía con mucho gusto, aun así la melodía no era mala. El violín no sonaba muy bien debido a que no era de la misma calidad que aquella preciosura que Kirito había tocado el día del festival, aunque no sonaba tan mal como para no querer seguir escuchándolo.

Alice quería aprender, algo de lo que su compañero se rió un poco. No porque lo creyera capaz ni por que la idea le pareciera mala o chistosa...pero tocar violín no era algo que se aprendiera a hacer en diez minutos. Como todo llevaba si tiempo; meses, años, años con meses, dependía mucho de cada quien.

Aunque Alice sabía hacer cosas que Kirito no, como poder ganarle al campeón invicto de billar del pueblo. Ella estaba segura de que podría lograrlo por lo que no dejo de ver las manos de Kirito mientras tocaba.

-Oye, no vayas a lastimar los ojos. Relájate un poco. –Se adelantó Kirito.

-¿Podrías enseñarme? –Pidió Alice nuevamente.

-Sigh, está bien. –Kirito le dio el violín a Alice para que lo acomodara en su mentón y en su hombro como lo hacía su compañero.

-Ahora pon tus dedos así. –Kirito ponía su mano sobre de Alice para indicarle las cuerdas y la posición de los dedos.

Flores en el bosque vol. I (KiritoxAlice)Where stories live. Discover now