Un día de primavera

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Alice estaba despertando, notaba a Kirito con ojeras. El chico no había dormido bien la noche anterior por ver lo que deparaba su destino al haberse encontrado con esa flor misteriosa.

El reflejo de luz en el suelo hacía ver la arena que el aire había colado en la cabaña. Kirito se había ocupado de su limpieza pero casi no de la cabaña. Igual a Alice no le molestaba.

Aunque quería que el hambre que sentía en aquel momento no solo se calmara con manzanas, quería que fuera con algo más.

Alice se acercó un poco al rostro de Kirito, luego con el dedo le empezó a picar suavemente la mejilla para tratar de despertarlo. Lo logró, Kirito abrió los ojos ligeramente, pestañeando dos veces mientras su adormecido cerebro procesaba lo que sucedía en aquel momento.

-Buenos días Alice. –Balbuceó él.

-Buenos días, Kirito. –También balbuceó Alice a pesar de que ella estaba más activa que su igual.

Eran las ocho de la mañana con veinte minutos. Una buena hora para despertar ante un nuevo día, a pesar de que cualquier hora es buena.

-¿Dormiste bien? –Preguntó Kirito.

-Sí, ¿Qué hay de ti? –Dijo Alice mientras se levantaba del pecho de Kirito.

-No estuvo mal.

-Aunque creo que hice algo dormida: estaba yo sola, en el olivo que tanto me gusta, sentada mientras pensaba en que haría para distraerme...y en eso llegaste tú, tomándome de la mano para llevarme al río a mojarnos.

El corazón se le estremeció a Kirito, ¿él estaba en los sueños de esa chica tan curiosa que había conocido?

-Esos son los sueños. Muchos dicen que los sueños son predicciones del pasado, pero yo digo que esas son puras estupideces.

-¿Para ti que son los sueños?

-Bueno, el sueño es un reflejo momentáneo de tu vida. Hay sueños que reflejan lo que pasa contigo. –Kirito soltó una risa. –Recuerdo cuando tenía que entregar un proyecto sumamente importarte pero no lo hacía y no lo hacía hasta soñé que me perseguían por que trataban de asaltarme. Desperté casi llorando, el corazón me latía a mil por hora y tardé algunos momentos en convérseme a mí mismo de que solo estaba soñando.

Alice se acercó y puso su mano en el pecho de Kirito. –Tu corazón no está acelerado. –Dijo ella.

-Es por que no soñé nada.

-Para mí los sueños son las cosas que están guardadas en lo más profundo del corazón. Si el corazón sufre es por lo que pasa en nuestra cabeza. –Alice tocó con su dedo la frente de Kirito.

-Nunca sabremos si tenemos razón o no. Es como tratar de explicar algo que no se puede.

-Todo se puede explicar...si se presta un poco de atención a los detalles.

Los ojos negros de Kirito opacaban los azules de Alice. Él caucásico. Ella rubia. No tenía nada en común físicamente, probablemente tampoco en su manera de pensar. Pero allí estaban, disfrutando de una mañana con un café expreso en las tazas japonesas de color blanco.

El sabor amargo del café era de lo más normal para Kirito ya que solía beber bastante al momento de pensar en sus poemas durante la madrugada con tal poder mantenerse despierto. Una sensación que más que gusto le causaba un extraño dolor placentero.

En cuanto a la chica con su cabellera de paja, el sabor le resultaba extraño, ligeramente desagradable. Otra cosa menos que tenían en común aquellas dos almas que se encontraron accidentalmente.

Flores en el bosque vol. I (KiritoxAlice)Where stories live. Discover now