Capítulo 20

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Aslan se aferró al cuerpo de Josy. Ella aún no le veía, pero sí sintió el cuerpo del muchacho agrandarse, él estaba hirviendo. Vio la sombra de sus cuernos en la pared.

—Hermano —saludó él.

Ethan chasqueó la lengua, mirando con disgusto los brazos que con firmeza sostenían el delgado cuerpo de su pequeña. Miró sus ojos.

Estaban rojos. Estaban ojerosos y cansados.

Ethan —oyó la voz de Josy en su cabeza—. Ayúdame —sus ojos azules estaban llenos de lágrimas. El miedo desbordaba sus pupilas.

—Creo que no estás entendiendo muy bien, Aslan —gruñó Ethan mirando por primera vez a su hermano—. He venido para llevarle tu cadáver a Lucifer. Deberías colaborar sabiendo que, aun usando todo tu poder, no puedes superarme.

—Cállate —susurró el menor.

—Mira nada más lo que has tenido que hacer para que alguien te ame. Eres patético...

—Detente.

—¿Sabes qué dijo Lucifer? —dio un paso adelante—. Dijo que eres una copia barata de mí —se rio. Cada paso que avanzaba dejaba una estela de fuego creciente—. ¿No es eso gracioso? —era la primera vez que Josy veía esa cara llena de sentimientos ininteligibles. Odio, molestia, diversión, satisfacción. Sus pupilas oscuras mostraban aquello y más—. Es por eso que jamás has sido reconocido como su hijo. Qué lástima, hiciste hasta lo impensable para mostrarle que merecías ser reconocido como hijo legítimo. Tu madre fue una mujerzuela en vida. Y no fue nada cuando te dio a luz, no era un humano, ni un demonio. ¡Ni siquiera un espíritu! Padre dijo que era un simple juguete que quería atención —carcajeó—. Nadie te amó nunca.

—¡Silencio! —llevó una de sus manos al cuello de Josy—. ¿No estás cansado de quitarme todo? Parece que no —su voz estaba cargada de dolor. Pero luego se volvió risueña— No importa. ¿Quieres matarme? Acércate y mataré a Josy. Puedo simplemente romper su cuello. Es una lástima, yo en serio la amo.

—Me das asco —escupió Ethan—. Suéltala ya.

—¿Por qué debería? —se rio—. Si vas a matarme, debo llevármela a ella primero. Ambos iremos al infierno —besó su mejilla—. Y será mía por toda la eternidad.

—Yo no estaría tan seguro si fuera tú —dio otro paso. Josy lo miró alarmada.

No va a matarte, princesa —la tranquilizó. Pero ella seguía estando insegura—. Lo prometo.

—Ethan —dijo Aslan con cuidado. Apretó un poco el cuello de la castaña.

—D-Duele —susurró Josy.

—Oh, lo sé —respondió Aslan—. Pasará pronto.

—Aslan Morgan —las llamas que había dejado Ethan se hicieron más intensas con aquella voz. La cabaña poco a poco estaba siendo consumida por el fuego. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Josy. Aslan también se tensó. Junto a Ethan, un hombre mucho más grande, con cuernos del mismo aspecto, piel pálida, ojos escarlatas y cabellos negros.

¿Era aquel hombre Lucifer? Josy se estremeció a más no poder cuando sus ojos se vieron reflejados en los iris escaleras del hombre.

—Padre —susurró Aslan tembloroso.

—Ethan tuvo que haberte matado hace tiempo ya. ¿Qué ha ocurrido? —volvió a mirar a la castaña—. Oh —sonrió—. Ya veo.

El hombre tomó asiento con relajo en el sofá, cruzó las piernas y observó con deleite la escena.

FLAMES [LIBRO II: THE DEVIL STILL LOVES] (EDITANDO)Where stories live. Discover now