Tercer Rugido

185 21 32
                                    

Desperté y miré mi reloj en la mesa de noche. Apenas y eran las 9 de la mañana. Di un fuerte bostezo mientras giraba para volver a dormir. Después de todo, ese sueño de salvar a Scarlett Johansson de los monos espaciales no se iba a terminar solo... Pero antes de dormir, frente a mi rostro estaba una pequeña figura de brazos cruzados.

- Indigna hora de levantarse, ¿Sabes? A estas horas tu abuelo ya había terminado sus ejercicios...- dijo una voz en tono severo.

Levanté el rostro al ver a Ngonni mientras restregaba mis ojos. Aún después de dos días despertando con ella al lado seguía siendo algo a lo que no acostumbraba.

- Oh vamos, son las vacaciones. ¿Qué chiste tendría levantarse temprano?

- Tener más tiempo para entrenar, ¿Tal vez? Ya no eres un muchacho cualquiera... Ahora eres un Portador. ¡Necesitas ser fuerte!

Me levanté pesadamente de la cama mientras me estiraba. Supongo que la Scarlett de mis sueños tendrá que esperar...

- Portador... - Repetí somnoliento. - ¿Te refieres a que usaré tus poderes?

- Exacto. Ahora tienes la necesidad de... ¡Oye!

- ¿Qué? - Ngonni paró en seco cuando me vió abrir la puerta de mi cuarto.

- ¡N-no puedo salir así como así! ¡Te lo dije, nadie debe saber de mí! - me dijo enojada, escondida detrás de mi hombro.

- Tranquila... - Le dije, abriendo lentamente mi puerta, la cual daba justo frente al comedor, y le mostré la casa vacía. - Es una de las razones por las que adoro despertar a estas horas. Sally sale con sus amigas al gimnasio. Mamá y papá trabajan. De lunes a viernes, esta casa es mía hasta las dos de la tarde.

Ngonni empezó a salir lentamente de mi cuarto, flotando con cuidado.

- ¿Estás... Seguro? - Ngonni se acercó a mí sin bajar la guardia.

Solo para estar seguros; abrimos todas las puertas de mi departamento. El baño, el cuarto de Sally, el de mis padres, la biblioteca, el ropero y el balcón.

- Bueno, ¿Segura ahora?

- Sí, sí, ya lo estoy. No era necesario abrir el inodoro también. - Dijo, flotando aún desconfiada.

Luego de terminar de caminar (Y flotar en su caso) por toda la casa en búsqueda de mas habitantes, empezó a hablar mas relajada.

- Acabo de notar que tu casa es muy linda. Pero, ¿Por qué no hay ningún adorno de África?

- Pues... Mi papá se mantiene muy alejado de todo lo que le recuerde al abuelo. - No pude evitar sentirme extraño al decir eso. - Creo que en mi caso es todo lo opuesto, ¿Verdad?

- Así es. - Respondió ella con una caricia suave en mi rostro. - Y creo que eso es perfecto.

Sonreí algo aliviado al recibir el halago del pequeño Kwami.

- ¿Sabes qué seria perfecto? ¡Desayuno! - dije, recuperando el ánimo. Tomé de la alacena una bolsa enorme de cereal de chocolate y la abrí. Apenas lo hice Ngonni flotó suavemente hacia mí

- Eso es chocolate, ¿Verdad? - Preguntó tímidamente.

- Ehm, ¿Sí?

- Yo... Bueno... Puedo comer todo tipo de cosas; pero... Tengo cierta debilidad por el chocolate. ¿Puedo comer un poco?

- Claro. - Dije, sonriente. - Solo guárdame un poco, ¿Sí? - Dejé la bolsa abierta sobre la mesa y la ví entrar en ella, sacudiéndola lentamente. Yo aproveché para ir a mi cuarto y sacar la caja de mi abuelito bajo mi cama.

Miraculous Chronicles - A Lion's TaleOnde histórias criam vida. Descubra agora