Séptimo Rugido

112 12 34
                                    


- ¡¿Castigado un mes?!

- Sí, Nanna... Por todo un mes.

Estaba echado en mi cama boca arriba aprovechando que mi madre me permitió volver a hablar por celular para despedirme de Nanna, mi mejor amiga, antes de que saliera de viaje de vacaciones. La verdad hasta yo admití que fue un milagro que mi madre aceptara tras la sentencia de no poder salir de casa por treinta días que me dió. Pero la verdad... Podía entender que había cometido un terrible error.

Me pasé casi dos semanas saliendo hasta tarde a cumplir con mis actividades como héroe y de paso buscar a otros Portadores de Miraculous. Y el día en que más tarde volví a casa fue justo el día en que se me ocurrió dejar la puerta de mi habitación sin llave; por lo que mi madre se quedó despierta esperando a que regresara y... Como diría mi hermana: Voila. Un mes de castigo.

- ¡No puedo creerlo! Si no puedes salir entonces, ¡No podré verte mañana antes de irme! - Dijo Nanna, quejándose con tristeza. - ¡Oh, y hasta me esforcé en convencer a mi madre de que me diera tiempo de jugar Basket contigo antes de ir al aeropuerto!

- ¿Hablas de tu viaje a "Thor Secagazoli"? - Pregunté.

- ¡Store Skagastolstind! ¿Por qué... Por qué diablos siempre eres tan malo con los nombres? - Dijo mi amiga entre risas.

- Tú sabes que lo soy, Nanna. ¿Recuerdas que tardé un mes entero en recordar tu nombre? ¡Te llamé "Mamma" Como 40 veces!

La sonora risa de Nanna desde el otro lado del auricular me habían demostrado que lo estaba haciendo bien. Si bien era algo real lo de mi problema para decir nombres correctamente, lo hacía a propósito cuando Nanna andaba demasiado triste o enojada y me tocaba hacerla reír. Tras un rato; Nanna se calmó y pudimos conversar otra vez sin problemas.

- Rayos, te voy a extrañar, ¿Sabes? - Dije algo apenado de admitirlo.

- ¡Ah no te estreses! Nomás son unas semanas. Quiero aprovechar que mi familia y yo iremos de vacaciones a Noruega para visitar a mi abuela y aprenderé a esquiar. Después de todo, esas montañas son demasiado geniales para no bajarlas en picada.

- A ver: Basket, piano, artes marciales... Y ahora esquiar en lugares peligrosos. ¿Hay algo que no sepas hacer? - Dije algo envidioso.

- Pues supongo que decir mal los nombres con tanta gracia como tú. - Dijo mi amiga, riendo. - Espero que al volver ya estés listo para poder hacerte morder el polvo en la cancha.

- Eso ni lo dudes, Osa Mayor. Lamento ni siquiera poder despedirme en el aeropuerto.

- Rayos... Es la primera vez que te castigan así, ¿Sabes? Siempre has sido alguien demasiado miedoso para romper las reglas. Dime; ¿Qué fue lo que te hizo cambiar tu forma de ser?

Lo pensé un momento y miré al cajón de en medio de mi mesa de noche. Debido a que ahora entraban a cada rato a mi habitación, pensé que era mejor que Ngonni, mi Kwami, durmiera escondida en ese cajón para no arriesgarnos a que la vean sin querer. Ella aceptó a cambio de siempre dejar un chocolate dentro de ese cajón todos los días y mi casetera con muchas de las cintas de música tribal de mi abuelo. Ella decía que se sentía en casa otra vez. Y podía ignorar que estaba encerrada una vez más.

Miraculous Chronicles - A Lion's TaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora