Décimo primer Rugido

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- ¡K.Lion!

- Mmmnnoooo... Cinco minutos más...

- ¡K.Lion, despierta!

- Ngonni, ya te dije. No tiene gracia levantarse temprano en vacaciones. ¡Te daré todo el cereal que quieras pero, por amor de Dios, déjame dormir en paz!

- ¡K.Lion, maldita sea, abre tus ojos!

- ¡No me digas así en casa o te van a oír, solo dime Da...!

*SLAP*

- OUCH!

K.Lion despertó de golpe, sentándose sobre el suelo pero entrecerrando sus ojos a causa de la gran cantidad de luz a su alrededor. ¿Ya era de día?

- Por las barbas de Odín... ¡De verdad funcionó! - Dijo una voz que el héroe reconoció de inmediato.

- ¿De qué hablas... Qué funcionó? - Murmuró.

Y entonces recordó.

K.Lion miró ansioso su pecho, justo donde el Tríclope había atravesado su pecho, esperando ver el profundo y sangrante hoyo que lo estaba matando.

Pero no estaba.

- No es posible...

En su pectoral derecho, donde antes había un gigantesco hueco, no había más que un superficial raspón en su cuerpo que seguía reduciéndose, como si se tratara de una grabación puesta en reversa. Y no era lo único. Sus heridas, huesos rotos e incluso la bofetada que Gevir acababa de darle para despertar habían dejado de doler y se desvanecían.

- ¿Beibir? - Preguntó K.Lion, mirando finalmente a su compañera, debatiéndose entre la sorpresa y la alegría.

- Claro... Me llamo Beibir. - Dijo Gevir mientras le sonreía con ojos llorosos. - ¿Será que algún día dirás bien mi nombre?

K.Lion miraba sorprendido cómo es que, al igual que su cuerpo, el de Gevir también estaba recuperándose lentamente, luciendo ya casi tan saludables como estaban al comienzo de la pelea. De pronto, desde detrás de ellos se alzó una voz femenina muy particular.

- ¡Bueno, al fin comprobaste que funciona, Gevir! Ahora, ¿Te importaría dejar de golpear al chico para que se cure de una vez?

Mientras Gevir respondía con un tosco "¡Bien, bien... Sólo no dejes de hacer eso que haces!", K.Lion volteó a ver a su interlocutora.

K.Lion divisó a dos figuras femeninas de cuerpo atlético . A la primera la reconoció de inmediato: una chica de cabello castaño y un mechón blanco peinado hacia atrás y atado en una larga trenza con un traje amarillo de manchas café. Pero la segunda chica fue una aparición que no se esperaba.

Ella era una esbelta señorita de tez blanca y cabello azul encendido muy largo, adornado con dos orejas altas muy parecidas a las de un lobo.
Sus ojos eran de un amarillo intenso y reflejaban una mirada fuerte. Iba vestida del cuello para abajo con un traje similar al de K.Lion, solo que de un color negro con un emblema en el pecho, guantes y botas de color blanco y, sorprendentemente, una larga y esponjosa cola del mismo color que su uniforme, la cual ondeaba con gracia. Llevaba en su mano derecha un arco adornado con colmillos color blanco, aunque no llevaba ninguna aljaba o flechas consigo.

- ¿Q-quién...? - Empezó a balbucear K.Lion muy nervioso. - ¿Quién eres?

La chica empezó a caminar hacia él agitando su cola al compás que marcaba su cadera con cada paso. Al acercarse a él con una mirada que inspiraba mucha confianza, dijo:

- Mi nombre es Sioux, K.Lion. Todo un gusto conocerte al fin.

- Eh... Sí, sí, es... T-todo un placer! - Dijo el muchacho muy nervioso, mientras se incorporaba. - Tú eras la chica de la que Shira hablaba, ¿Verdad?

Miraculous Chronicles - A Lion's TaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora