5

8.8K 621 13
                                    

-Tía, sobretodo, no te olvides de hablarme cada día ¿Sí?- habla ella muy apresurada. Río por su comentario.

-No te preocupes, lo haré- le aseguro.

-En serio Iris, como no lo hagas, te patearé el trasero tantas veces que habrás deseado no tener el culazo que tienes- estallo en carcajadas en medio del abrazo.

-Emily, me tengo que ir- le hablo.

-¡Oh joder, como te voy a echar de menos amiga!- dice ella. Aprieto su abrazo y nos soltamos.

-Cuídate ¿Sí? Y mantén a las perras a ralla, recuérdales que sigo presente- ella ríe mientras limpia sus lágrimas.

-Tranquila, tu espíritu y la cicatriz de Lauren en su cara siguen presente- río de nuevo y me meto en el avión.

-¡Adiós, te echaré de menos!- grito.

Veo su mano desaparecer entre la gente. Suspiro. Un nuevo comienzo, otro más. Empiezo a estar algo harta de estar constantemente que voy que vengo, pero sin duda alguna, esta es definitiva. Me quedo a cursar mi último año en Cave Creek. Tras un año y medio de ausencia vuelvo.

Me coloco en mi asiento y espero pacientemente a que el avión despegue. No puedo esperar a llegar. No veo a mis hermanos desde las vacaciones de navidad, y eso es hace, exactamente seis meses, demasiado tiempo, demasiadas cosas.

El avión despega y digo adiós a Inglaterra. Es curioso como han cambiado las cosas desde la primera vez que pisé el suelo de uno de estos cacharros voladores. Cuando llegué no quería quedarme, ahora, sin embargo, me da pena marcharme. No miento cuando digo que he conocido a varias de las mejores que jamás podré conocer en mi vida. Pero también a las peores, todo hay que admitirlo.

Emily, desde el día uno se convirtió en la que me ayudó, la que me dejaba apuntes y la que repasaba las clases que me había perdido para ponerme al día hasta las tantas en la biblioteca. Y de ser una ayuda pasó a ser una amiga. Le debía favores y le escuchaba cuando lo necesitaba, y poco a poco, descubrí que llorar en compañía era mejor que hacerlo sola, que no siempre los hombres te entienden tanto como crees y que no todas las chicas son tan amables y comprensivas como en Cave Creek.

Mi madre me mandó a ese internado para "feminizarme" y digamos que de alguna u otra manera lo ha conseguido, pero no os creáis que mis actitudes en estos casi dos años han cambiado mucho, para nada. El primer día de clases, digamos que tuve un percance con una chica y su grupo. Algo sencillo, se rió de mí llamándome pueblerina y yo... Pues yo le rompí el brazo. Estuve castigada dos semanas ayudando a la bibliotecaria por las tardes y a limpiar las gradas del campo de soccer. Fue ahí cuando Emily se me unió. Ella es bastante parecida a mí, sin llegar al extremo de pegarse con nadie, y mucho menos romperle huesos, pero, mirémoslo por el lado bueno, jamás volvió a molestarme. Ni ella, ni nadie.

Emily me enseñó que los pantalones pitillos quedan mejor que los de baloncesto, que a veces no va mal enseñar un poco sin llegar a extremos y que tengo un cuerpo bonito para lucir. Me enseñó que no por vivir con chicos tengo que ser uno más, que puedo tener mi própio carácter masculino pero que no por ese hecho me tengo que resignar y esperar a que me crezca pene. Me ha enseñado que soy guapa y que me tengo que querer, como chica, no como chico, y que pese a la brutalidad y todo eso, yo también puedo gustar a otros chicos, no solo que sea la eterna amiga.

Sin darme cuenta el avión ha aterrizado y me veo en la obligación de despertar de mi trance y caminar hacia afuera. Todo empieza dónde lo dejé, una nueva yo con un pasado y un futuro nuevo y desconocido que afrontar.

Te echaré de menos, Emily. Suspiro y salgo del avión cuando el resplandeciente sol de Arizona impacta contra mí.

Seis hermanosWhere stories live. Discover now