Capítulo especial. Cuando te conocí parte final

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Tyler

Que hermosa historia — La voz irónica de mi padre me trae devuelve a la realidad, sin duda alguna fue maravilloso poder recordar como es que Alexander fue y sera la mejor que me pudo haber pasado al venir a San Francisco, jamás cambiaría mi pasado, no puedo imaginar un presente donde no exista mi lindo y tonto rubio — Me produce unas inmensas ganas de vomitar.

Observo directamente a los ojos a mi padre, quien hubiese dicho que gracias al infierno al que me obligó a vivir, es que conocería a Alexander, después de aquella vez regrese a "Pueblo" sin embargo ya con más confianza y sabiendo que contábamos con el apoyo de los "Adams" nos volvimos intocables para "Thomas Miller" quien jamas hubiese podido contra la aun poderosa familia "Adams" así que nuevamente nos establecimos en San Francisco donde mi madre invirtió parte de su patrimonio con la familia de Alexander, como ya había dicho Andrew y mi madre eran grandes amigos, el rubio se volvió mi mejor amigo, una vez que regresamos a la ciudad Alexander y Dayana se volvieron muy unidos a mi, con el paso del tiempo conocí a Marcus quien en definitiva se volvería en un gran amigo, tal vez no mi mejor amigo, ya que ese puesto lo tenía el rubio fastidioso que me hizo quererlo a la fuerza y es que ese pequeño rubio era tan metiche que para cuando siquiera pude meditarlo ya se había convertido en alguien esencial he importante en mi vida y no había devolución, el llegó para quedarse en mi corazón.

— ¿Crees que me importa lo que una cucaracha como tu diga o crea?.

— Tyler.

Dayana trata de evitar que las cosas se hagan mas grandes, aun así a mi es lo que menos me importan, el rostro de Thomas Miller de desfigura por el enojo por haberlo llamado "cucaracha" y aun así esos asquerosos bichos no son tan desagradables como el hombre que desgraciadamente es mi padre, aun así no hace la mas mínima intención de volver a ponerme las manos encima, después de todo ya no soy un niño, ahora soy un hombre mucho mas alto y fuerte que el.

— No te preocupes Dayana — Le digo con ironía, pienso sacar de sus casillas a nuestro padre hasta hacerlo explotar y poder finalmente sacarme la espina después de tantos años — Es un cobarde, no atacara a menos a que no lo espere, como el cobarde que es ataca por la espalda. Es un poco hombre.

La vena del cuello de mi padre se marca y su rostro esta completamente rojo, sus manos hechas puños, esta sin duda realmente enojado y es algo que disfruto gratamente ya que cuando era un niño tuve que agachar la cabeza y aguantar todas las palizas que me dio sabiendo que estaba indefenso y que jamas podría haberme defendido, ahora el destino me da la oportunidad de cambiar la situación.

— Tienes razón, no podría contra ti ahora — Pese al enojo su voz sale completamente tranquila lo cual por un instante logra que pierda la confianza, sin embargo borro la duda de mis ojos y vuelvo a retomar la compostura — Lo que si me sorprende es que el pequeño "príncipe rubio" de los Adams y tu hayan tenido un amorío. Pese a que me resulta grotesca la idea debo decir que podría ser provechoso en vista que la estúpida de tu hermana se revuelca con un bueno para nada, por lo menos ese rubio idiota es de buena familia y lo he visto comportarse en sociedad y sin duda alguna su educación es exquisita, me resultaría mas beneficiosa que la relación con el mediocre que tu hermana sale.

La sangre me hierve al escuchar la forma en la que piensa de mis sentimientos por Alexander, para el siempre lo mas importante serán los negocios y siempre ha envidiado el patrimonio de los "Adams", odio que se refiera a mi rubio amigo de manera tan despectiva, como si Alexander fuese solo un objeto y no un ser humano.

— ¿Papá? — La voz de Dayana sale dolida, es evidente que las palabras de nuestro padre la lastiman — ¿Que te pasa? ¿Por que eres tan cruel?.

Alexander © (Gay) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora