Capítulo 47. Reconciliación de hermanos

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Regresar a mi casa fue algo muy difícil, sobretodo por el hecho de que en mis ojos se podía notar que recientemente había llorado, así que poder entrar sin que mi padre o Steve me viesen sería muy difícil, para mí fortuna no fue así, supongo que mi padre se encontraba en la oficina y mi hermano con Itzel, temo que con el fin de mi relación con Diego, ellos puedan tener problemas...aunque no debería ser así, siempre los hermanos suelen ponerse del lado de sus seres queridos y de todo corazón deseo que Itzel y Steve no lleguen a ese punto, eso solo haría que me sintiese peor de lo que ya lo hago.

Entro a la mansión, todo está tranquilo, las luces del jardín le dan un aspecto apacible, por dentro todo está en perfecta armonía, los hermosos pisos de madera le dan un toque sofisticado, porque tengo todo esto en mi mente, bueno resulta que cuando Diego estuvo aquí amo los pisos de la mansión y los jardines y hoy son recuerdos que me oprimen con fuerza el pecho.

Una vez en la cocina me sirvo un vaso con agua, siento que el haber llorado me ha dejado un poco deshidratado, aunque no será una sorpresa si tomamos en cuenta la cantidad de lágrimas que he derramado este día.

Bebo hasta el fondo, en verdad lo necesitaba, ahora las cosas serán diferentes, no sé cómo volver a empezar de cero, pero tengo que hacerlo, ya otras veces lo hice, así que aunque me lleve toda una vida trataré de volver a ser el mismo chico fuerte que siempre debí haber sido, algo si me queda claro y es que no pienso volver a a confiar nuevamente, además dudo que pueda amar a alguien como lo hago con Diego, solo el tiempo lo dirá, pero justo ahora no sé ni qué hare en un par de horas.

Me dirijo por el pasillo hasta mi habitación, el recorrido debo decir que se me hace hasta cierto punto largo, observó que la habitación de Anne está entreabierta, trato de ignorar ese hecho y continuó caminando, sin embargo me detengo al escuchar unos sollozos que provienen de ahí dentro.

Si fuese otra persona estoy seguro que habría ignorado eso, por otro lado tengo un terrible defecto y es que suelo ser demasiado débil de corazón, así que me acerco a la puerta y pese a que está abierta tocó, todas las personas merecen que se respete su privacidad, personalmente odio cuando alguien no respeta el mío.

Nadie responde, así me vuelvo a tocar, supongo que mi hermana no ha escuchado o simplemente está ignorando adrede, dudo que sepa que soy yo quien está justo aquí fuera de su habitación, de lo contrario ya me abría insultado y sacado a golpes.

— ¿Anne? ¿Estás bien? — Asomo mi cabeza, observó que mi hermana está de rodillas en el piso de la habitación con su rostro enterrado en las sábanas de su cama, en cuanto me escucha se pone alerta y me observaba con molestia.

— ¿Que quieres? ¿Nadie te enseño a tocar? — En algún otro momento no habría dudado en responder de manera grosera también, sin embargo ver el dolor y la angustia en sus ojos me impide hacerlo, no se que ocurre, pero me hace suponer que estamos igual de jodidos.

— En realidad lo hice — Me acercó a donde está ella, puedo ver que está enojada y hasta cierto punto la entiendo, después de todo siempre hemos sido como perros y gatos, pero justo hoy estoy aquí preguntando por cómo está, hasta yo tendría desconfianza, porque en realidad eso es lo que hemos sido toda la vida, no hemos hecho otra cosa más que atacarnos con todo lo que tenemos — Estaba abierto, así que supuse que podía entrar ¿Estás bien?.

— No creo que realmente te importe — Anne es bastante hosca en su contestación, sin embargo hoy no deseo discutir, así que ignoro el tono en su voz y la manera en la que me observa con desprecio, con mi estado de ánimo lo que menos deseo es agregar algo más a la lista de problemas — Ya puedes dejar de fingir, que tú y yo sabemos que nunca hemos sido los mejores hermanos y que mi mundo se este cayendo a pedazos estoy seguro que hasta te alegra...¿Acaso te quieres reír a costa de mi?.

Alexander © (Gay) Where stories live. Discover now