22 Libro de Diry

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         Ver a Hero aparecer desde la puerta sin dejar que viéramos el interior del baño fue algo realmente chocante. Es más, la situación era muy fuerte.

Primero Max, que no se alejaba de mí y estaba pegado como si fuera lapa o algo así. Si era sincera, eso no me molestaba mucho, el problema era que las cosas tampoco podían pasar tan rápido, de eso estaba completamente segura.

Segundo, me preocupaba Anahí que estaba frente a mí de la mano con Xiah. Probablemente él no le había nombrado ya la palabra gustar y ella estaba tranquila al respecto, disfrutando del cortejo sano, pero, de todas maneras, llevábamos un día aquí, darse la mano era ir rápido ¿no?

Anahí era la más tranquila de las tres, porque tercero, Mila estaba histérica –como siempre– y miraba a Hero con los ojos inyectados de rabia. El pobre de U-Know estaba un poco enfadado con ella, se notaba.

—¿Estás con mi hermana? —Le preguntó Mila a Hero. El tipo sonrió y asintió. Mila se apresuró a empujar la puerta, pero U-Know no la dejó tomándole de la cintura y haciéndola retroceder.

—Jae, sal del baño —Le ordenó el líder.

—No hasta que ésta loca prometa no hacerle nada a Paloma.

—¿Cómo te atreves...? ¡Déjala salir!

—¡Cálmate Mila! —Le pidió Anahí. Yo me acerqué a mi hermana mayor sin dejar de sentir la persistente presencia de Max a mis espaldas.

—Creo que es mejor que le des a Hero lo que te pide —La aconsejé. Mila me miró como si yo fuera la loca.

—Cómo crees, este tipo quiere fastidiarme... ¡Aranxha sal! —Volvió a gritar

—Si no te callas le digo a todos lo que pasó en la habitación —amenazó U-know de repente y mi hermana se calló presa de una repentina vergüenza.

Miré a Anahí preguntándole con la mirada qué era de lo que hablaba el líder, pero tampoco ella podía contestarme.

—Voy por un vaso de agua, esto ya se volvió aburrido —Dijo Micky pasando a mi lado bajando las escaleras. La encontré la mejor manera de escapar de esta situación que sólo nos dejaba más en vergüenza por culpa de mi hermana mayor por lo que me uní a Micky y también bajé las escaleras por un vaso de agua.

—Por Dios —Dije ya sin contenerme. —¿Qué no te cansas?

Me volví hacia Max el cual había bajado las escaleras junto a mí. Él me miró como si no entendiera lo que le acababa de decir y se encogió de hombros.

—No es mi culpa —Me contestó. —Siempre tengo hambre.

Puse los ojos en blanco y suspiré.

—No es eso a lo que me refería... —Murmuré.

Llegamos a la cocina y me senté en la isla del medio, en unas sillas de madera altas, como de bar, apoyando mis codos encima, cansada. Vi que Micky se reía mirando a Max mientras se servía el vaso de agua y dejaba que sacara algo del refrigerador. Al rato se acercó a mí.

—No entiende tan fácil —Me dijo. Luego lo miró y volvió su vista a mí. —No te preocupes, creo que mañana no lo vas a ver en bastante tiempo... —Y volvió a subir las escaleras.

No entendí por qué su último comentario me molestó en ese momento ni porqué cuando vi que Max volvía a mirarme con una sonrisa sentí remordimiento de lo que le había dicho anteriormente. ¿Qué había querido decirme Micky? ¿Por qué ahora me sentía mal? Rayos, ya lo comprendía, había utilizado la ya muy famosa psicología inversa... genial, lo que me faltaba. Max me señaló que me acercara y yo le sonreí. Sentirme mal no era algo que me gustara...

—¿Quieres ver algo? —Preguntó divertido. Asentí y me bajé de la silla. Tuve que acercarme al otro lado de la isla para ver mejor.

—¿Qué es? —Inquirí curiosa.

Max tomó una naranja y la dejó en el mesón luego pescó una cuchara y le puso en la parte de arriba de la fruta y me guiñó el ojo. Tragué saliva nerviosa, de repente mi corazón latía frenéticamente y no comprendí cómo segundos antes había querido tenerlo lejos. Entonces Max golpeó la cuchara encima de la naranja y la naranja se abrió como si fuera flor separándose sola en todos los gajos que tenía.

—¡Wow! —Exclamé sorprendida. Max sonrió de oreja a oreja y me ofreció un gajo, como para que comiera de su mano. Agradecí el gesto, pero tomé el gajo con mi mano y me lo comí.

—Esto lo aprendí de mi madre, —me dijo comiendo también.

—Oh, —le dije yo. —Yo no sé cocinar.

—¿En serio? —Preguntó medio espantado, como si lo que le acababa de decir fuera algo que nunca hubiera escuchado.

—Claro, es que en casa Mila es la que cocina y bueno, ella hace esas cosas...

—¿Y tú que haces?

—Mm, bueno yo hago el aseo y...

Oí un sonido sordo que provenía desde el segundo piso y pensé que era mejor subir por si a Mila le venían los monos y la tomaba conmigo por haberme ido con Max. Puse los ojos en blanco y Max se rio.

—Tu hermana las cuida mucho ¿eh?

—Eh... si a eso se le llama cuidar... no lo sé en verdad.

—Jája —Se rio de nuevo.

—Creo que es mejor que subamos, tal vez Hero ya puso la guinda en la torta...

—¿Cómo dices...?

—Nada, déjalo así.

Le sonreí para dejarlo tranquilo y esperé hasta que se guardó lo restante de la naranja en el pijama que traía. Subimos las escaleras para ver que Hero seguía en la puerta, pero Mila ya no gritaba como antes, es más trataba de conversar con Hero y U-know de manera más tranquila.

—¿Y mi hermana? —Le pregunté a Max. Él se volvió a mí con otra sonrisa enorme.

—¿Cuál de todas?

—Ah, verdad... —le dije golpeándome la frente. —Anahí... no la veo...

—Se fue con Xiah —Dijo Micky que estaba apoyado en la pared con el vaso de agua vacío. Recién entonces me di cuenta de que U-know y Mila estaban empapados. —Por ahí... —señaló hacia la habitación que estaba al fondo.

Yo miré en esa dirección y vi que la luz estaba encendida. Max me tocó el hombro y apuntó hacia la pieza.

—¿Vamos?

—¿Tú duermes allí? —pregunté cautelosa. Él asintió.

—Lo digo por si quieres escapar de esto —Apuntó hacia atrás en donde Mila seguía como callada mientras U-know le decía algo a Hero. —¿Vamos? —volvió a preguntar.

—Está bien —Le dije yo suspirando y oí a Micky que se reía quedadamente.

Quise reírme también pero no me salió la risa. Me parecía que él sabía más cosas de las que demostraba y eso lo hacía sentirse superior. Como fuera, ahora me dirigía a la habitación con Max y eso era de lo que tenía que preocuparme.

Cuatro amores [Libro 1]Where stories live. Discover now