61 Libro de Anahí

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Sabía que no era tan suertuda como para que soñara con Junsu, o como para que al día siguiente pudiéramos seguir comunicándonos como lo habíamos hecho esa noche. Su voz en mi idioma sonaba muy linda, se parecía al tono que usaba cuando se burlaba de Max, situación que tuve que preguntarle y que no pudo negar; o al tono cuando me pedía que le llamara por su nombre (cosa que decía que le encantaba).

Cerré los ojos con ganas de que ya fuera de día porque Junsu me había dicho que saldríamos, ya que era su día libre. Estuve sonriendo todo el tiempo luego de que me dijera eso porque ni en mi vida habría creído que saldría con él en algo (que Junsu mismo había llamado) una cita "normal".

No sé cómo lo haríamos al día siguiente sin poder hablar, pero lo que sí sabía era que íbamos a encontrar la manera de resolverlo. La comunicación verbal no era un factor tan importante dentro de nuestra relación, por lo que no había que preocuparse tanto.

Abrí los ojos cuando sentí el peso de alguien sobre mí. Al principio creí que era un elefante porque justo estaba soñando que iba a un circo y uno de estos enormes animales se escapaba y me aplastaba, pero luego de que le pegara con un codo al ser que estaba encima de mí y éste gruñera muy ronco... Supe que era Mila y su típica manera de levantarme.

—¡Mila! ¡Saaaaaaaaaaal de encimaaaaaaa —le grité moviéndome para que se cayera al suelo.

—Nooo, ¡¡mi hermana!! —Rogó agarrándose como pudo de mí, —déjame estar contigo un rato, no quiero salir de la pieza todavía.

—¿Qué hora es? —Quise saber de pronto acordándome de lo que ese día iba a pasar.

—Como las 9 de la mañana.

—¿Y qué haces que no estás dándotelas de general como todos los días?

Mila arrugó la cara y se salió de donde estaba que era lo que quería desde el principio. Me miró y apuntó hacia las otras camas.

Aranxha estaba cambiándose ropa y Diry no estaba en su cama. Mila puso los ojos en blanco y se tiró de nuevo encima de mí.

—Mila, quítate... no entiendo por qué tanto ánimo... —Sonreí insinuándole que algo había pasado. Rápidamente ella negó.

—Nada que ver —Y me abrazó fuerte. —Es que como hoy no hay nada que hacer...

—¿Y ya no nos vamos? —inquirió Aranxha mirándola fijo. Mila se encogió de hombros y se enderezó a mi lado.

—Yunho anoche me dijo que no iba a dejar que nos fuéramos —Se levantó de mi cama y fue hacia su cama a acostarse encima de las frazadas —Yo sé que no podemos quedarnos para siempre, pero no sé cómo hacérselo entender.

—Tenemos que irnos —dijo Aranxha acercándose a mi hermana. —Tenemos que irnos de aquí... ahora.

—¿Y a ti qué te picó? —preguntó Mila extrañada.

—¿Te pasó algo con Jae? —Aventuré yo.

Fue la pregunta equivocada porque Mila se levantó de un salto y tomó a Aranxha por el brazo.

—¿A ver? ¿Qué fue lo que te hizo el animal ese?

—¡Naada! —Le dijo Aranxha soltándose de su agarre. —No es por Hero....

—¿Y entonces porqué ahora te quieres ir?

—¿Ir? —repitió ella. Levantó los hombros y caminó hacia la puerta. —¿Quién habló de irse...? Estás loca.

Y salió sin decir más.

—¿Es mi imaginación o anda media rara? —le pregunté a Mila que aún estaba con un ojo más grande que el otro por la extraña reacción de Aranxha.

Cuatro amores [Libro 1]Where stories live. Discover now