35 Libro de Diry

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No le presté ninguna atención al hecho de que Mila subiera con U-know al segundo piso donde seguramente Aranxha estaba con Hero, aunque me preocupó un poco el hecho de que estuviera gritando como loca. Pero bueno, ya no iba a meterme en esos temas y menos cuando sabía que a Mila la abandonaba toda la cordura en momentos como estos.

—¿Quieres que preparemos algo para comer? —Me preguntó Max llamando mi atención porque sin querer seguía mirando hacia la escalera por donde mi hermana mayor y el líder habían desaparecido.

—¿Eh? —Me volví hacia él muy desorientada y me fijé en que Anahí comía de lo que el Junho le había traído mientras Xiah la seguía abrazando sin darse cuenta de la manera en que su hermano miraba a mi hermana. Lo mejor era salir de allí ahora, porque si surgía alguna pelea o algo parecido yo no quería verme involucrada en algo como eso.

Miré a Max y asentí. Nos levantamos y fuimos directo a la cocina. Me pregunté dónde se habría metido Micky porque hace un rato que ya no lo veía. Le pregunté a Max mientras él sacaba cosas del refrigerador si tenía alguna idea de donde podía estar su compañero y me quedó mirando muy raro.

—¿Por qué preguntas por Yoochun? —Inquirió con aire sospechoso. No podía creer que estuviera celoso de nuevo, pero entendía su posición y sólo le sonreí, aunque me dieron ganas de burlarme de su desconfianza.

—Nada, es sólo que no lo he visto —Le respondí pasando a su lado revisando qué pensaba cocinar.

—¿Y lo extrañas? —Preguntó más que curioso.

—No, —le dije perdiendo la paciencia. —Ya te dije, es sólo que no lo he visto.

—Ah, —se quedó un rato mirándome y luego me señaló que me sentara en una de las tantas sillas altas que había en la cocina. —Sé que no sabes cocinar, así que puedes ver a un experto.

Me reí de su comentario e hice como me pidió. Me quedé callada mientras se movía de un lugar a otro cortando, friendo y sazonando alimentos que no identifiqué para nada.

—¿Eso es cebolla? —Le pregunté apuntando lo que había en un recipiente de vidrio. Él miró lo que señalaba y negó.

—No, son dientes de león... ¿no te gustan?

Iba a decirle que no, que los odiaba, que las cosas nuevas no eran especialmente algo que me gustara probar, pero viendo cómo se había esforzado no pude hacerlo, en cambio le sonreí y le hice un gesto displicente con la mano.

—Continúa cocinando Changmin, —le dije. A Max se le iluminó la cara cuando oyó su nombre y comenzó a trabajar con más ahínco.

Me quedé mirándolo fijo mientras cocinaba. Era alto, de pelo negro (ahora, porque lo había visto con todos los looks posibles) y usaba aros en las dos orejas cosas que encontré muy sexy. No es que no lo encontrara ya de por sí un hombre muy atrayente, si no que los aros le daban ese no sé qué que me hacía sentirme muy orgullosa de que se hubiera fijado en mí. Cuando movía las manos al cortar lo hacía de manera cuidadosa lo que me hizo desear que me hiciera cariño, algo que de seguro me sonrojó porque Max de pronto dejó de cortar vegetales y se quedó mirándome muy atento.

—¿Te pasa algo? —Preguntó preocupado, cosa que no hizo que mi sonrojo desapareciera si no que lo acentuó más.

—Nada —le mentí. —Tal vez es el calor de la cocina, no sé.

—¿Abro la ventana?

—Por favor —le pedí.

Max la abrió rápidamente y siguió con lo suyo. Sirvió dos fuentes más con comida y me dio uno que contenía arroz y otro con sopa. Ups, no me gustaba la sopa para nada, menos cuando encima se veían miles y miles de vegetales listos para atacar mi lengua haciendo que sintiera ganas de vomitar... ¿qué hacer? No podía desperdiciar la comida que él me había hecho, más que mal, la cocinó para mí a sabiendas de que no había comido nada desde el desayuno.

Cuatro amores [Libro 1]Where stories live. Discover now