Capítulo 3: Bridgette

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Ella siempre fue una chica alegre que nunca se dejaba vencer por nada. Ahora sus ojos brillaban de emoción mientras íbamos rumbo a Francia, no era la primera vez que salíamos de Inglaterra, habíamos ido hace tiempo de viaje a China pero Bridgette nunca había estado en Francia.

- Al fin conoceré tu país – me dijo cuándo empacábamos las maletas.

- Lo habrías conocido antes si hubieras aceptado acompañarme a ver a mi familia – le había replicado.

- Lo sé pero... ¿Crees que le agradare a tu padre? – pregunto nerviosa, yo le acaricie su largo cabello oscuro.

- Se llevaran muy bien te lo aseguro, a mi padre nunca le gusto que yo me apartara del mundo de la moda si sabe que eres diseñadora estará encantado.

- Haré todo lo posible para llevarme bien con tu familia.

- Solo se tu misma ¿Si?

Conocí a Bridgette cuando tenía quince años... bueno, cuando ella tenía quince años, no soy bueno recordando fechas y aunque ya no recuerdo que día era, sé que fue en verano, ella llevaba pantalones cortos por el calor y su cabello, que en ese momento no era tan largo, estaba peinado en dos coletas.

Ella corría porque se había atrasado a algo por quedarse dormida, creo que es su rutina de ejercicios diarios, dormirse y luego correr para no llegar tarde. Esa mañana paso corriendo junto a mí, el semáforo acababa de ponerse en rojo y los autos comenzaban a moverse, así que por reflejo le agarre del brazo y la jale hacia atrás para que no se arrojara frente a los coches.

- ¿Planeabas suicidarte? – le pregunte.

- No – respondió ella mirando con los ojos bien abiertos a los autos pasar, se estremeció un poco probablemente al darse cuenta de lo cerca que estuvo de ser atropellada, luego giro su cabeza hacia mí y me sonrió -. Gracias... ¿Cómo te llamas?

- Félix... - entonces me di cuenta que aún le tenía sujeta por la muñeca y la solté -. Agreste.

- Mi nombre es Bridgette Byrne... – comenzó a decir ella pero en ese momento el semáforo cambio.

- Un placer conocerte Bridgette, adiós – me despedí rápidamente y comencé a caminar de nuevo hacia mi universidad sin molestarme en voltear para mirar hacia a Bridgette por una última vez.

No soy el más indicado para decirlo pero algo en ese encuentro debió de haberle gustado a Bridgette, no sé si fue el detalle que tuve al detenerla antes de que la atropellase un auto o por mi atractivo físico... que narcisista que sonó eso último. Días después comencé a sentir que alguien me seguía, de inmediato me di cuenta de que era esa chica, pero no le preste atención, quizá fuera una casualidad, pero cuando pasaron algunas semanas me convencí de que en realidad me estaba siguiendo.

Un día me pare frente a ella y la interrogue.

- ¿Me estas siguiendo? – le pregunte alzando una ceja, lo normal sería que se pusiera nerviosa he intentara negarlo, pero Bridgette que creo que nunca se ha sentido avergonzada en su vida me respondió:

- Si – Dijo casualmente, y yo no supe que contestarle.

- ¿Se puede saber por qué?

- Porque me gustas – dijo como si fuera lo más obvio del mundo, ¡Era demasiado directa! En ese entonces yo tenía veintiuno y aunque algo de experiencia en estas cosas si tenía... era la primera chica que lo decía tan directamente.

- Pues deja de hacerlo – le dije.

- ¿eso de que me gustes o lo de seguirte?

- Ambas.

La chica que una vez fuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora