Inseguridad

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Revali no estaba haciendo nada que le diera una pista de que quisiera irse o algo por el estilo, se mantenía haciendo distintas posiciones con el arco, como si aún estuviera acostumbrándose de nuevo a las posiciones que se veían tan naturales en el pasado pero que ahora parecían sentirse extrañas y antinaturales en ese momento.

—¿Dónde conseguiste esa foto? Creí que se había perdido, —Revali habló después de un tiempo, haciéndole levantar la mirada para nver que miraba la foto que había puesto cerca de su cama.

—Un Orni llamado Nyel me la dio, según dijo que su maestro la tenía; es bueno, su conocimiento sobre templos y pruebas fue de gran ayuda —sonrió, mirando a la fotografía con orgullo—. Además, creo que me reconoció de la fotografía.

Revali recordaba ese día, recordaba que había sido después de una ceremonia larga donde el Rey los había proclamado como los campeones de Hyrule; todos estaban descansado de ella a las afueras del castillo pues Zelda era la única que estaba acostumbrada a ceremonias largas y formales. Mipha había tenido la idea de la fotografía y aunque no era muy fan de ello, aceptó.

Aún no perdonaba a Daruk por mandarlos a él y ella al suelo.

—Bien, —dijo al final antes de caminar hacia la puerta y abriéndola, dejando salir al otro primero antes de hacerlo también.

Cerrando la puerta, Link tomó algunas flechas y se las extendió, viendo a sus ojos esmeralda brillar con una mezcla de emoción con inseguridad antes de que los tomara y guardara en el carcaj que le había dado, dejándolo ir por Epona para prepararla, viendo la expresión de desgane de Revali.

—Realmente no te gustan, ¿verdad? —Se animó a preguntar mientras empezaban a caminar por el pequeño puente de madera.

—No, como lo dije, son criaturas inestables —le respondió de mala gana, desviando la mirada de él y viendo la aldea, el día anterior a penas y había podido verlo.

—¿Tuviste una mala experiencia con ellos o algo por el estilo? —Preguntó con curiosidad, notando como se tensaba.

—Algo así —contestó, quizá sonando algo cortante, pero suspirando poco después—. Pero no les tengo miedo, solo no los necesito, puedo volar.

Revali era bien consciente de que los caballos de Link eran diferentes a aquel que casi lo había aplastado cuando era solo un polluelo, pero aquella anécdota se la había contado a Link hace muchos años y si no lo recordaba, no tenía muchos ánimos de repetirlo.

—Bueno, supongo que es válido —dijo después de un rato, desviando la mirada a un niño que se acercaba corriendo.

—¡Link! —El niño gritó, deteniéndose delante de ellos, mirando con los ojos bien abiertos a Revali que se mantenía a una distancia segura de los tres—. ¿Es un hombre pájaro?

Link contuvo la risa al ver las plumas de revali erizarse de molestia—. No, es un Orni; ¿creo que no has visto ninguno antes?

—¿Un Orni? Mamá me habló de ellos y sus historias, pero es el primero que veo —dijo y Revali tuvo que admitir que aunque molesto era ser llamado hombre pájaro, le gustaba como le brillaban los ojos al niño al hablar de él.

—No es un Orni ordinario, —dijo, tenía una idea de lo que le podía gustar a Revali y esto se incluía—. Es como yo.

—¡Eso es increíble! Me encantaría tener aventuras como ustedes —el niño brincó y gritó felizmente por un rato más antes de echarse a correr, despidiéndose de los dos y agitando la mano.

Revali desvió la mirada de él y la fijó en Link, encontrándolo sonriendo antes de regresar a su yegua para guiarla nuevamente, despidiéndose del guardia a la entrada de la aldea e incluso sonriendo cuando uno de los aldeanos le gritó y se despidió efusivamente de él.

Hope World [Revalink]Where stories live. Discover now