¡Bien! Manos a la... Que pereza.

5.9K 612 79
                                    

El plan del pequeño Ryu se ponía en pie, los seis Sakamakis esperaban con duda a lo que el pequeño rubio dijera, pero este tan solo abrazaba con fuerza su enorme cabra de peluche mientras su pequeño y apenas visible rabito se movía de manera ansiosa y discreta.

2:43am era la hora que marcaba el reloj de la cafetería que aparentemente mantenía sus puertas abiertas las 24 horas, esto era un alivio, pero lo que tenía tan nervioso al joven e inocente niño cabra era que la llegada de sus cuatro invitados no los iluminaba con su presencia, lo que también le molestaba.

–Oye, ¿estas seguro que tus amigos van a venir? Ore-Sama tiene mucho que hacer.

Habló Ayato de manera arrogante mientras dirigía su mirada superior a los perezosos ojos del pequeño chico que parecía no tener gran interés en sus palabras. Ante este comentario Reiji ajustó sus gafas como si estuviera de acuerdo, pero no lo expresó con palabras.

Un suspiro escapó de los pequeños labios de Ryu y cuando estaba dispuesto a retirarse, sus cuatro esperados amigos llegaron como si se estuviesen burlando de la paciencia del pequeño joven.

–¡¿Ah?! –Exclamó Yuma.– ¿Qué hacen estos bastardos aquí?!

–Pensé que el corderito... –Comenzó a decir Kou.– Solo nos esperaba a nosotros.~

–Ya esperaba que quisiera tratar un tema que tuviera que ver con ellos.

Declaró finalmente el joven de oscura cabellera que fue nombrado Ruki mientras que el hermano sobrante; Azusa, guardaba silencio estando detrás de sus tres hermanos.

Las expresiones disgustadas de los Sakamakis hicieron que el ambiente se tornara más pesado de lo que ya era con anterioridad. Sin embargo, esto no fue algo que le importara al pequeño rubio, el cual tan solo pidió a los cuatro Mukamis que tomaran asiento para así dar comienzo a su perezoso sermón, el cual tardó bastante en llegar gracias a la constante pelea verbal entre las dos familias.

Pasaron diez... Veinte... Treinta minutos y las discusiones seguían a las 3:30am. Una vena de irritación apareció en la tersa frente del pequeño joven que los había reunido ahí y sin más se puso en pie golpeando la mesa con fuerza mientras dejaba que su enorme cojín flotara a su lado.

–¡¿TERMINARON?! –Exclamó con molestia haciendo que los demás guardaran silencio.– No los reuní aquí para que se echaran veneno verbal durante horas, lo hice para que se arreglaran pedazos de idio-

Sus palabras tan molestas se vieron interrumpidas por las miradas fijas de los diez chicos de diferentes apellidos. Este tan solo bajó sus pequeñas y poco visibles orejitas y se sentó nuevamente, pero esta vez en las piernas del otro perezoso chico; Shu, mientras abrazaba su almohada y sus mejillas eran adornadas con un adorable rubor que trataba de ocultar bajando su avergonzada mirada.

–Yo solo... Busco que todos estén bien, ¿Qué clase de hermanos se la pasan insultándose?

–¿Hermanos? ¡Ja! Si quiera desearian serlo! –Soltó Reiji de manera cínica.– Unos mestizos como ellos no son dignos de portar nuestro apelli-

–¡NO! –Exclamo Ryu nuevamente.– ¿Porqué se creen mejores? ¿Por la sangre? Eso no es algo que se v-vea... ¿Qué parte de eso sus estúpidos cerebros no entienden?!

Los presentes se quedaron paralizados con sus palabras. Reiji había quedado boquiabierto ante aquello, cualquiera creería que había faltado el respeto a todos, y aunque así habían sido sus palabras tenían toda la razón.

El silencio se apoderó del área y Ryu se puso en pie soltando un suspiro tan pesado como su pereza para así dejarse caer sobre su almohada que flotaba a una altura bastante considerable y sin más soltó un bostezo hacia los presentes.

–¿Saben algo? Mi sangre es de la mejor calidad y Karl lo sabe aunque no la haya probado mordiendo mi piel... –Comenzó Ryu a explicar con tono relajado.– Lastima que ustedes no sean ni siquiera dignos de mirarla. Que pereza discutir con ustedes.

Dejando a los presentes callados, el joven se dio la vuelta y se desvaneció tras pasar la puerta trasera de la cafetería, dejando a los presentes en una incomodidad infernal mientras sus ganas por probar la sangre de aquel ser de origen desconocido que tomaba el nombre de ''Ryu'' crecían a niveles descomunales.

–Creo que por el bien de nuestra alimentación deberíamos cooperar. –Expreso Ruki.–

–Concuerdo por una vez contigo. –Declaro Reiji.–

–Tsk! No crean que lo hago por ustedes. –Soltó Ayato con aires superiores.– Ore-Sama debe probar y hacer suya su sangre a como de lugar.

–Creo que será divertido, ¿Qué opinas, Teddy? –Admitió Kanato con voz cantarina y una adorable sonrisa.–

–¡Bien! Todo sea por el corderito.~ –Acepto Kou.–

–Si no queda de otra...–Comenzaron a decir Yuma y Subaru por lo bajo.– ¡Lo haré!

–Sera divertido.~ –Musito Laito.–

–Ah Justin... Le gusta.... La idea...– Expreso Azusa acariciando su brazo.–

Todos parecían estar de acuerdo a excepción de la única persona que seguía con su azulada mirada pegada a la puerta por la que el pequeño y perezoso rubio se había ido.

–Shu... –Todos llamaron su atención.–

–Lo haré.

💛💤Lazy Sacrifice💤💛Where stories live. Discover now