Bienvenido De Vuelta

1.7K 184 10
                                    

Los días pasaban, uno tras otro, el tiempo no se detenía y llevando lentamente a los miembros de ambas familia a un abismo oscuro y sin un aparente final. La desesperación los llevaba a olvidar cosas que solían hacer con nnormalidad en el pasado; Reiji no investigaba más, Ruki no leía, Shu no dormía más, Kou no sonreía, Kanato había olvidado a su atesorado oso de felpa, etc... Pero lo que más había cambiado, y quizá para bien de ambas familias, es que tras un mes sin Ryu, ambas convivían en busca de una respuesta, un camino a seguir para recuperar a ese pequeño rubio.

       —¿Entonces? —Interrogó Kou, quien se recargaba en la mesa del comedor, posando sus dos manos en sus mejillas. —¿Quien será el que regrese a la normalidad a Ryu?
      —Habíamos acordado que sería Ore-Sama. —Declaró Ayato con sus típicos aires de superioridad.
      —Yo no recuerdo eso, "Ore-Sama" —Contraatacó Subaru con un tono carrasposo, molesto.
      —¿Y a ti quien te pregunto, Subaru? —Soltó molesto el pelirrojo.
      —No es momento de pelear por una estupidez, Ayato. —Comentó Ruki con forzada tranquilidad. —Reiji y yo hemos hablado, creemos que lo mejor sería que Shu se encargue de esto al ser el más cercano a él.
     —Sin embargo, eso no será posible... —Comenzó a decir Reiji tras ajustar sus gafas. —Después de todo, él es el vivido significado de la inutilidad, por lo que hemos encomendado dicha tarea a la joven Komori.
     —¿Eh? ¿Yo? —Interrogó una chillona voz confundida a las espaldas de todos los presentes, quienes la miraron con una desdicha a la cual, ella ya estaba bastante acostumbrada desde su llegada. —P-pero... Nosotros no hemos conversado lo suficiente.
    —Lo hemos tomado en cuenta. —Respondió Ruki con calma.
—Entonces.... —Musitó la rubia con inseguridad.
    —Eres un sacrificio al igual que él, con ese simple hecho él podrá entregar confianza a tu persona, independientemente de que hayan hablado o no. —Interrumpió Yuma con un tono hostil y cansado.
    —Cierto... Si cualquiera... De nosotros... Va... Él... Podría sentir... Que lo morderemos... —Azusa finalmente participó. —Como Ayato... Laito... Y Kanato...
   —¡¿Ah?! —Exclamaron al unísono Ayato y Kanato, quienes se mostraban completamente ofendidos.
—¡YO JAMÁS LO MORDÍ! —Se quejó el de cabellos alilados.
   —No insinúes que es mi culpa, maldita momia. —Insulto Ayato.
—¡Ejem! En realidad si lo es. —Agregó Reiji ajustando sus gafas mientras cerraba los ojos.
    —¡¿Qué?! ¡¿ACASO QUIERES PELEA, CUATRO OJ-

Justo en aquellos instantes, la puerta del lugar se abrió con lentitud, rechinando como solo en la mansión Sakamaki podría pasar, así llamando la atención de todos, llevando al orgulloso pelirrojo a callar sus gritos llenos de molestia. El silencio reino en el comedor, los orbes de todos y cada uno quedaron sorprendidos, expectantes ante la aparición de efímeros cabellos dorados, poseedores de enrollados cuernos que escapaban de sus mechones. Sin embargo esa angelical imagen desapareció tras los dos parpadeos que todos dieron con una curiosa coordinación que llevó a ese pequeño azabache de orbes similares a los de una cabra, a ladear la cabeza, alzar una ceja y crear una pequeña "o" con sus delgados labios.

    —Me ahorrare la duda del porqué están todos juntos y tan coordenados. —Comentó con gran confusión. —Y me retiraré lentamente.

     Una vez dicho aquello, el chico se dio la media vuelta con el cuerpo congelado, sin saber muy bien lo qué sucedía y sin querer enterarse exactamente de ello. Así, su oportunidad de escapar del posible festín de los vampiros quedaba frente a él, pero tristemente, aquello parecía demasiado hermoso para ser verdad. En cuestión de un segundo, sus muñecas fueron tomadas por los fríos falanges de dos miembros de la familia Sakamaki, el mayor y el menor, derecha e izquierda respectivamente.

    —¿E-eh? —Les mejillas del pelinegro se coloraron sin poder evitarlo, su mirada se intercaló rápidamente entre ese par de vampiros que lo miraban tan... Dolorosamente. —¿Qu-
     —¡¡Déjanos ver a Ryu!! —Exclamaron ambos a la par.
—... ¡PFFFFTHJAJAJAJAJA! ¿Qué demonios? Sus rostros son realmente lindos, como un par de cachorros. —Se burló aquel de curioso nombre. —¿Creen que solo ofreciéndome esas miradas podrán verlo? No sean estupi-

      Antes de que sus palabras llegaran a su fin, un punzante dolor de cabeza lo tomó junto con un mareo que lo destabilizo, mostrando un par de esferas más abiertas de lo normal y al fondo, un molesto llanto que solo él podía escuchar. Todos al rededor de Firno se preguntaban qué sucedida, todos se preocuparon por él y lo demostraron al acercarse al chico como si fuese su tesoro más sagrado... Y entonces, una sonrisa ladina, forzada y marcada, apareció en los labios del azabache, quien tan solo cerró los ojos rendido.

Los cabellos del chico que era sostenido por Shu y Subaru cambiaron con lentitud... Desde arriba hacia bajo se levantaban con lentitud, tomando a su vez un color claro, tranquilo, bondadoso, pero sobre todo, cálido a los ojos de todos los vampiros presentes. Aquella pies tersa y pálida finalmente volvía junto con los dolorosos latidos del corazón de quien alguna vez fue humano y sin más, sus orbes, nuevamente un mar de avellanas, se mostraron con cristalina confusión.

Ryu arrastró su húmeda mirada a su alrededor, pequeñas lágrimas comenzaron a brotar de sus orbes, deslizándose con lentitud por la palidez de sus mejillas, dejando a su paso un delgado camino húmedo que todos pudieron ver con una dolorosa felicidad.
Aquellos vampiros que parecían tan insensibles en un pasado, ahora se reunían a su alrededor con una sonrisa en sus labios, completamente dedicada al joven que estuvieron esperando por varias semanas.

Bienvenido de vuelta, Ryu. —Soltaron todos al unisolo.

💛💤Lazy Sacrifice💤💛Where stories live. Discover now