Palabras

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¡Ya una semana ha pasado y aún no vuelve! —Exclamaba histericamente el joven Sakamaki de orbes carmesí. 


Reiji, ¿Qué demonios estás pensando? —Interrogó cierto egocéntrico pelirrojo, poniéndose en pie mientras movía su mano agresivamente hacia un lado.

No va a decir nada... —Se escucha al fondo una sutil voz llena de molestia oculta en calma.

¿Qué quieres decir, Shu~? —Interrogó Laito deslizando su mirada hacia el rubio mencionado. De igual manera, la mirada de los demás hermanos, exceptuando la de Reiji, se conectó con los luceros azules del mayor de todos en aquel lugar, y el que se veía mayormente afectado sin que se dieran cuenta.

Lo que han escuchado. —Decretó agresivamente, abriendo sus ojos para enfrentar todas las miradas que se encontraban sobre su persona. —No sabe qué hacer, es más que obvio... Y es por eso que en una semana no ha escapado nada de entre sus lastimados labios. 

Tch... Que inútil. —Se quejó Subaru mientras golpeaba el muro a sus espaldas, y tal y como se esperaba de él, el muro se cuarteó tras aquel estruendoso impacto. —Esto no hubiera pasado de no ser porque ustedes se mostraron como perros muertos de hambre.

¡¿AH?! —Exclamó Ayato poniéndose en pie para enfrentar al menor de los Sakamaki, quien se encontraba ya a pocos centímetros de su persona. —¡¿Qué quisiste decir con eso, Subaru?!

Lo que escuchaste, cabeza de manzana. —Respondió el menor de forma agresiva.

Lo siento, pero estoy de acuerdo con él, Ayato. —Musitó Reiji acomodando sus gafas, cosa que hizo que todos los presentes llevaran su mirada hacia aquel, quien finalmente les dirigía la palabra y los miraba de frente. —Esto no hubiera pasado si ustedes, problemas personificados, no hubiesen mostrado sus colmillos antes de lo planeado. Sin embargo, de nada sirve que lancemos culpas, mayormente cuando todos somos conscientes de la respuesta a ello, aunque lo nieguen.

Pero Rei... —Antes de que Ayato pudiese decir algo, el azabache estaba llevando su mano izquierda, deteniéndolo mientras retiraba sus manos de sus gafas y levantara sus párpados, permitiéndoles la luz a sus embriagantes luceros magenta.

Basta, Ayato. —Ordenó dedicando una afilada mirada de reojo al mencionado para luego desplazarla de vuelta a los presentes. —Sus palabras fueron claras, realmente no creí que tendría que explicarlo.

¿Eh? —Todos, a excepción de Shu, soltaron aquella vaga interrogante directo hacia las palabras del segundo mayor de aquella familia, a lo cual el rubio soltó un pesado suspiro.

Las palabras de Firno... —Soltó con un tono perezoso, confundiendo aún más a los menores. —Fueron claras, nos dijo lo que debíamos hacer, e incluso los Mukami ya se han puesto en marcha. ¿Dónde creen que está él en estos momentos?

Dichas aquellas crueles palabras, Shu salió de la habitación, dejando a Reiji a cargo como de costumbre, mientras que este sobaba con suavidad el espacio entre sus ojos tras haber retirado sus gafas de dicho lugar. Y es que era cierto, aquel pequeño azabache de singulares orbes ámbar les había dicho lo que tenían que hacer para ganar su confianza y dejar que aquel rubio a quien le habían regalado su confianza y cariño, volviera finalmente... Y eso fue algo que Ruki entendió en seguida.

— Mansión Mukami —

El toque de queda estaba llegando. Los árboles a las afueras de la mansión se comenzaban a colorear de anaranjado para la despedida del sol, cosa que ciertos orbes amarillentos observaban con singular nostalgia que fue detectada por una mirada brevemente heterocromática, vacilante entre rojo y azulado cual hermoso cielo despejado.

Hey, Firno. —Musitó aquel joven al acercarse al azabache que sin pensarlo dos veces deslizó su distraída mirada hacia aquel que lo llamó.

Kou... ¿Por qué tú no me llamas ''Ryu'' como Azusa o Yuma? —Interrogó algo perdido aún en el misterioso pensar del que aún no escapaba.

¿Debería hacerlo? Tú no eres Ryu. —Respondió sinceramente dejando escapar una pequeña risa al final mientras sus manos se posaban en su nuca. Kou sabía que no estaba conviviendo con aquel pequeño chico perezoso que le creó tanto interés en el pasadoFirno es tu nombre, no Ryu, creo que no hay razón para hacerlo... Son totalmente diferentes, aunque siguen siendo el mismo. Creo... Que al final solo eres una parte que Ryu aún no ha descubierto, una parte que quiere cuidar de su yo más frágil... Como un guardián.

Las palabras del rubio hicieron que los ojos del azabache se abrieran cual enormes y brillantes esferas de navidad, sorprendido por el sentimiento que aquello había causado en su ser, pero aún más sorprendido por el hecho de que alguien pudiese notar aquello que ni siquiera él mismo había notado. Sí, era una realidad, pero... Lo hacía inconsciente, como si hubiera nacido de la inconsciencia de Ryu para protegerlo.

Firno no dijo nada, tan solo desvió la mirada mientras tomaba asiento en el césped, así recogiendo sus piernas para abrazarlas y posar su mentón en sus rodillas, observando como el sol se ocultaba en el horizonte.

Lo siento, quizá solo estoy divagando. —Musitó Kou rascando su nuca mientras reía nerviosamente para sentarse a su lado. —De igual manera, nos alegra que estés aquí.

¿Eh? ¿Por qué...? Los Sakamaki simplemente me atacaron, ¿Por qué ustedes no?  —Interrogó confundido, pero sin demasiadas ganas.

Porque sabemos lo que es ser diferente. —Una voz más rasposa y algo lejana respondió a su interrogante antes que Kou. 

Yuma... —Susurró Kou atónito.

Y somos conscientes de que estás aquí para cuidar de ese débil ser llamado ''Ryu''. —Finalizó Ruki apareciendo detrás de Yuma, siguiendo su caminar. —El no es un sacrificio común, pero por ello es un experimento más de ''Él''.

El azabache ocultó su rostro entre sus piernas. Firno sabía que eso era una realidad, incluso Ryu comenzaba a creer en ello, le molestaba, pero se lo callaba por pereza a afrontar las consecuencias de ello, cosa que era conveniente para el azabache que había vivido siempre dentro de Ryu, ya que podría suprimir el dolor de aquella traición. Sin embargo, aquello terminaba hiriéndolo a él.

Kou no dijo nada ante las palabras de Ruki, tan solo apretó los labios intentando no decir nada ante las sospechas que sus hermanos mantenían sobre la persona que les regaló una nueva oportunidad a los cuatro. Así simplemente se limitó a mirar el suelo pintado de un cálido anaranjado mientras su mirada reflejaba cierto dolor y molestia. No quería creer que eso podía ser cierto.

Me sorprende que se dieran cuenta de eso... O más bien que lo acepten así sin más. —Declaró Firno con una vaga sonrisa tras soltar sus piernas y estirarlas mientras sus manos y brazos fungían de soporte a sus espaldas. —Ryu siempre ha sido demasiado débil, antes no era el ser perezoso que conocen. Él tuvo una vida dura... El en realidad... Ya ha muerto.

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¡¡HEYAAAAA!!

¡Aquí Unknown-Usser tal y como había prometido! Esta es la primera actualización estable y así seguiremos.

Espero que el capítulo de hoy haya sido de su agrado y que el final los dejará en suspenso. 
Para que no se enfaden por dejarlos así, les diré que el próximo capítulo hablará de la vida de Ryu, así que esperenlo con ansias, mis queridos vampiritos y vampiritas.

En fin, tengan una bella tarde/ velada, y si les gustó el capítulo denle ⭐ me ayuda muchísimo y me da muy buenos ánimos. ¡No olviden que ustedes son los que me animan a seguir! 

✨¡¡GRACIAS!!✨

—Unknown-Usser

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