VII.

18 11 7
                                    

El tiempo en la escuela pasa demasiado rápido para mi gusto, claro no debo ignorar que el "semestre" dura 4 meses aproximadamente en vez de 6, a estas alturas ya solo me queda un mes de estar en quinto y las cosas se están poniendo muy pesadas, entre las tareas el servicio ya casi no duermo ni me da tiempo de nada, mis amigos de secundaria me reclaman el hecho de que ahora ya no salimos, en verdad extraño salir a escuchar sus largas y extrañas platicas que siempre me sacan una sonrisa, pero bueno ahora ni los fines de semana puedo con tanta tarea y problemas familiares que volvieron a presentarse después de varios meses de haber desaparecido.

Trató de evadir los problemas familiares pero no se puede es algo con lo que tengo que lidiar, agradezco el hecho de que casi todo el día me la paso fuera de casa, así no vivo las discusiones diarias en mi hogar.
Estos problemas empezaron desde que tenía 15 años cuando mi padre consiguió mucho trabajo donde ganaba muy bien, entonces comenzó a gastar en exceso principalmente en la bebida, entonces mi padre se la pasaba ebrio casi toda la semana principalmente los fines de semana que era cuando comenzaba mi tormento ya que yo siempre me quedaba sola a atender el negocio, muy temprano mi madre y hermano salían a trabajar y un poco más tarde se iba mi padre, lo que más me lastimaba y hacía enojar eran las palabras de mi papá antes de irse -llegó a las 2 para comer contigo- son palabras que jamás olvidaré y que ahora se vuelven a repetir, esa promesa de llegar a las 2 al principio la creía, siempre antes de que dieran las 2 me apresuraba a tener lista la comida para cuando mi papá llegara, pero para mi sorpresa daban las 3, 4, 5 de la tarde y mi padre no aparecía, yo me resignaba a comer sola hasta esas horas, a las 7 de la noche mi padre llegaba muy ebrio allí era donde entraba yo, llevándolo a su cuarto para que ya no saliera a tomar más, mas tarde a las 8 de la noche mi mamá y hermano llegaban del trabajo y ahora era lidiar con los gritos de los dos sobre el estado en que  encontraban a mi papá, de repente lo que más me lastimaba era que mi madre me regañaba por cualquier cosa sin razón, así todos los fines de semana se repetía la historia, varios fines de semana yo seguí creyendo la promesa de que llegaría a las 2 para comer, pero simplemente con el tiempo deje de creer, entendí que los regaños de mi mamá eran para desquitar su enojo conmigo, sin embargo no me enojaba de que ese fuera el motivo, mientras mi madre estuviera bien, con el tiempo me fue dando igual si me lastimaban sus palabras o no.
Todas las tardes eran de preocupación para mi al ver la hora y no ver a mi padre aparecer y cuando llegaba era tener que ir a levantarlo para traerlo dentro de la casa, agradezco el apoyo de mi amigo Edgar que siempre estuvo allí para ayudarme y se que seguirá allí ahora, el es un chavo al que le rentamos un local, lleva varios años aquí por lo que ya es de mi entera confianza.
Ahora este problema a vuelto después de que pensé que ya se había superado, volvió a ser mi martirio de los fines de semana, a pesar del apoyo que damos a mi padre el no logra cambiar y lo que más me preocupa es su salud, ya que se sigue dañando día con día.
Yo debería ser una chica que sale con sus amigos los fines de semana, pero no, esto es lo que me toco vivir y tengo que aprender a superarlo, de vez en cuando me encierro en mi habitación a llorar es algo que me sirve de mucho para no guardarme ese sentimiento, siempre lloro sola, no dejo que nadie me vea así, no soy de las personas que va compartiendo sus problemas con todo el mundo, a mi me gusta que me vean siempre de pie porque si alguien me ve llorar se que pensara que soy débil y nunca me verán débil, con todos los problemas de mi casa yo he sido la fortaleza de mi mamá y mi hermano, y así seguirá siendo el tiempo que sea necesario.

El problema con el alcohol que tiene mi papá no es sólo de los fines de semana, también algunos días entre semana por lo que me agrada el hecho de que estoy todo el día fuera de mi casa, mi madre no me preocupa porque igual se la pasa fuera y mi hermano no vive con nosotros. Las cosas son mejor ahora ya que mi madre pudo entretenerse en su trabajo para no pasar tanto por los problemas de mi papá.
Volvió a cambiar mi vida, no fue para bien pero debo aprender a vivir con ello. Descubrí que mi vida es un sube y baja de emociones de repente estoy feliz y de repente mi autoestima está por los suelos. Tengo la esperanza de que las cosas cambiaran con el tiempo, solo desearía no estar tan sola, porque literalmente lo estoy, mi escape es el servicio, mi escuela, mis amigos y los momento que puedo leer tranquilamente mis libros.

A estas alturas desearía tener un novio con quien pasar el tiempo, luego recuerdo que igual me fallan y se me olvida ese deseo.

Mi Mejor Casualidad Where stories live. Discover now