Epílogo

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Narrador

Un año después, volvían a reunirse en casa de los padres de Lorenzo para celebrar una vez más la Noche vieja.

El asunto de la empresa había quedado al fin resuelto. Lorenzo había recuperado todas sus propiedades y el control completo de su marca. Había buscado a muchos empleados que trabajaron para él para ofrecerles volver si lo deseaban y habían cambiado mucho sus hábitos directivos. Ya no se pasaba trabajando desde primera hora de la mañana hasta última hora de la noche, ni se llevaba el trabajo a casa. Había aprendido a delegar. Conocía los nombres de sus empleados y sabía cosas de su vida, preguntaba por sus hijos.

Respecto a Tom Holland, sólo podía decir que al fin tenía justamente lo que se merecía. Ahora bien, no descartaba que él también pudiera reformarse y decidió darle una oportunidad como empleado de su empresa. Seguía siendo presidiario, por supuesto. Aquel trabajo le serviría para ganarse su libertad condicional si él daba un buen informe y sólo lo haría si veía un cambio positivo en él.

Su vida privada era la mejor parte. Camila volvió a trabajar el lunes y el resto de los días como la mejor directora de publicidad y marketing que nunca había tenido. Y estaba muy seguro de lo que decía. Se casaron tan pronto como pudieron en marzo y dos mes después fueron bendecidos con la noticia de que serían padres.

Tuvieron que suspender su viaje a Somalia, pero le prometió a Camila que lo harían en cuanto el niño o niña fuera lo bastante grande. Lorenzo tampoco quería perderse la oportunidad de ir a ayudar en persona a aquellos niños menos afortunados. Por el momento, lo único que podía hacer era repartir regalos disfrazado de Papá Noel en la puerta de su empresa. Sin perder la oportunidad, la gente se acercó a Camila sacandole millones de fotografías vestida de una Mamá Noel muy embarazada. Los niños creían que Santa Claus iba a tener hijos.

En ese momento Lorenzo estaba terminando de poner la mesa con su padre y su hermana mientras que Camila sazonaba el pavo con su suegra. La novia de Chris, la primera novia que el hermano traía a la casa, una encantadora mujer llamada Carla, estaba también con su madre y con Chris.

- Deja que te ayude con eso? , preguntó Lorenzo.

Corrió a ayudar a Camila con la fuente del pavo y la dejó en el centro de la mesa.

- Lorenzo ehh, estoy embarazada, no terminal.

- Lo sé! , pero no es bueno que cargues tanto peso en tu estado.

El ex pordiosero observó fascinado por su belleza. Cada día que pasaba la veía aún más hermosa y le sentaba muy bien el embarazo. No se veía gorda sino que encantadora e irresistible.

Se sentaron a la mesa a cenar, pero mientras su madre estaba bendiciendo la mesa, Camila le dio un fuerte apretón de mano. Lorenzo abrió un ojo y la contempló . Fruncía el ceño y apretaba los dientes. ¿Qué le sucedía?

- ¿Camila?- susurró la pregunta

- Creo que he roto aguas… - no reaccionó- ¡Ya viene! Dijo la castaña.

Todo fue muy rápido. Cogió el coche y salió corriendo con Lorenzo hacia el hospital. Mientras sus padres y hermanos las ayudaban con la maleta y con la misma castaña llevandola al auto.Tenían la maleta preparada por si acaso desde hacía ya un par de semanas. Mientras conducía, inducía a Camila a realizar los ejercicios respiratorios que practicaron en los cursillos y a cada quejido de ella, el pelinegro aumentaba la velocidad.

Una vez que llegaron tuvieron que esperar hasta que Camila hubiera dilatado lo suficiente. Comieron el pavo que su madre les apartó en un tiempo record antes de que se fueran y tuvieron que convencer cada uno a sus familias de que no era necesario que se perdieran las campanadas de año nuevo para ir al hospital. Ellos encendieron la televisión con la intención de verlos allí tomando unas uvas que le dieron unas enfermeras, pero Camila se puso de parto apenas veinte minutos antes de las campanadas. Lorenzo estuvo dando vueltas por el pasillo hasta que al fin lo llamaron.

Tuvieron un hijo que midió cincuenta centímetros y pesó tres kilos y seiscientos gramos. Un niño precioso de cabellera castaña y piel sonrosada y ojos verdes. Camila lo sostuvo entre sus brazos con amoroso cuidado cuando volvieron a llevarlo a la habitación.

- Eres el primer niño del año, mi amor. – le besó una pequeña manita- ¿Sabes lo especial que eres?

Lorenzo se inclinó y dio suaves besos en el rostro de su hijo y de su esposa.

- ¿Por qué no lo cargas? Pregunto la castaña.

Obedeció encantado a la sugerencia. Cogió al bebé entre sus brazos y la meció suavemente sin estar muy seguro de lo que tenía que hacer.

- ¿Cómo vamos a llamarlo?- le preguntó Lorenzo.

- ¿Qué te parece Michael! ? Respondió la castaña.

La sugerencia de Camila le causó un ataque de risa pero cuando miró a su hijo, se dio cuenta de que no era tan descabellada.

- La verdad es que tiene cara de Michael…

- ¿Lo ves? ¡Te lo dije! Exclamo sonriente la castaña.

- Tendremos que contarle la historia de su nombre cuando sea mayor.

-Sí! , le contaría la historia de un Ángel, un pordiosero y un billete de veinte dólares.

Extra:

-Para la próxima, quiero que nuestro segundo hijo  se llame Lauren , estoy segura que sera niña …-comento la castaña feliz, sus ganas de tener otro bebe , le encantaba.

-Me gusta esa idea-volvió a sonreír Lorenzo

- oíste eso Michael, muy pronto tendrás una hermanita. Solo hay que esperar que mami se recupere- guiño a su hijo quien aún lo mantenía en sus brazos.

Y sonriendo, el bebé parecía entenderlo de alguna extraña forma.

-Lorenzooo!! . No le digas eso al bebé. contestó avergonzada la castaña

Y asi llega su final esta linda historia.

Gracias ....

El Pordiosero y Su ÁngelWhere stories live. Discover now