Capítulo 11

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Graham regresó a su casa abrumado por los sucesos del día. Prefirió hacerlo en un taxi, consciente de que la resaca podría jugarle una mala pasada al volante. Recogería su auto al día siguiente.

Bajó cargando la pintura que, casi como trofeo, se había llevado del apartamento de Damon. Entre la penumbra, no tardó en divisar la figura de Dave sentado en la entrada de su casa.

La corbata floja y el cuello desabrochado de la camisa le dejaron saber que había acudido hasta allí tan pronto dejó su trabajo. Y eso debió ser hacía muchas horas.

-¡Graham!- dijo poniéndose de pie de un salto- ¿¡Por qué carajo no contestas el teléfono!? Paola y yo no hemos hecho más que llamarte...estábamos preocupados.

-Estoy bien, Dave...

-Déjame decirte que no se nota.

-Lo siento...debí llamar. No quise asustarlos.

Se hizo un silencio algo embarazoso hasta que el visitante dejó escapar la pregunta que lo había llevado hasta allí.

-¿Cómo fue todo?

Graham soltó un hondo suspiro y apoyó la mano en el hombro de su amigo, invitándolo a pasar. Entraron sin que Dave reparase en la pintura. Probablemente pensó que Graham la había recogido del estudio para examinarla y evaluar una posible restauración.

Se sentaron en torno a la mesa de la cocina y Graham narró todo lo sucedido. Su encuentro con Damon, aquel joven rústico al que había creído su amante, la borrachera y el desmayo. La forma en que recuperó la consciencia para encontrarse de nuevo en aquel apartamento, a instancias de Liam. Las galletas, la pintura y la bofetada que marcó su despedida.

-Parece que has tenido un día intenso...- apuntó Dave- ¿fue de provecho?

-No lo sé...- respondió con desánimo- aún no comprendo...

-¿Qué es lo que no comprendes?

-No se trata del engaño, ¿sabes? Puedo entender que...que eventualmente...deseara estar con alguien más. No me agrada pero comprendo...Lo que en verdad no concibo es esa necesidad de...humillarme...humillarnos...se ha burlado de los dos...

-Graham...- dijo Dave en tono comprensivo- te juro que aún recuerdo aquel día, en mi estudio. Se sentía tan acorralado...- continuó en un intento conciliador.

-¡Por todos los cielos, Dave! Compartía conmigo los dulces que horneaba...ese hombre- dijo reticente a nombrarlo- y hasta tuvo el descaro de obsequiarle una de mis pinturas. ¿De verdad crees que era necesario?

Dave bajó la vista mientras su amigo comenzaba a caminar por la cocina.

-Quizá...quizá sólo quiso...que sus mundos se cruzaran...de algún modo. Tal vez intentó unir...unir a las personas más significativas de su vida. Él los amaba, Graham. A los dos. Sucede a veces, me consta.

-¿Te consta?- inquirió con desconfianza.

-¿Recuerdas lo que hablamos ayer en la mañana?- preguntó alzando sus ojos claros- ¿Recuerdas lo que preguntaste? Querías saber si era posible que los amase a los dos. Pues sí, Graham. Sí es posible.

-¿Y tú como sabes? ¿No te habrás dejado engatusar por sus lágrimas?

-No...no necesito que nadie me cuente lo que se siente...

-¿Qué...qué quieres decir con eso, Dave?

-Que no fui del todo sincero. Que también yo alguna vez me vi en la misma situación de Alex...y de Damon.

-¿De qué hablas?

-¿Recuerdas cuando recién llegamos a Londres?

Graham asintió con la cabeza y su amigo prosiguió.

-Paola se quedó en Colchester, todavía no acababa la preparatoria...

Atento al relato, asintió con la cabeza. Todavía podía recordar a la entonces pareja de novios despidiéndose en la estación entre lágrimas y promesas.

-Y a dos casas de la que rentábamos vivía Michelle, ¿la recuerdas?

-Sí- respondió sin llegar a comprender demasiado.

Todavía estaba fresca en su memoria la imagen de aquella mujer pelirroja e imponente. Sus labios del color de la grana, su opulenta silueta entallada, la melena rebelde revolviéndose en el viento mientras arreglaba el jardín. También recordaba a sus pequeños hijos y muy vagamente a su esposo, un militar que solía ausentarse a causa de sus deberes en la marina.

-Pues me enamoré de ella, perdidamente- confesó Dave.

Graham lo miró boquiabierto, azorado al saber que todo aquello había sucedido ante sus ojos sin que nunca fuese capaz de notarlo.

-Y para mi suerte o para mi desgracia...ella me correspondió. Fuimos amantes durante casi todo el tiempo en que estuve en la universidad. No fue difícil, a decir verdad. Paola estaba lejos y el esposo de ella también...vivíamos a sólo metros de distancia, sus hijos iban a la escuela...

-Y tú...tú siempre ibas a ayudarle con algún arreglo en su casa...- recordó Graham, sorprendido de que jamás hubiese logrado entrever lo que ocurría entre los dos.

Dave sonrió con un dejo de nostalgia.

-Te juro que la amaba, Graham. Como amaba a Paola. Cada vez que su marido regresaba y pasaba algunas semanas en su casa antes de volver a partir...era como morir de a poco. Nunca ignoré que estaba casada pero aún así...

Graham recordó aquellas épocas. Los repentinos cambios de humor que por entonces se apoderaban de Dave. Era algo tan impropio de él...ahora comprendía.

-Por eso- continuó- por eso sé cómo se sentía Alex...atado a dos personas de las que no podía prescindir y a las que no podía acercar. Y también por eso sé como debió sentirse Damon cada vez que Alex volvía a ti...Tú lo ignorabas, Graham pero él lo sabía...sabía que estaba contigo cada noche...quizá...quizá hasta los haya visto juntos. Y eso...eso es algo que te quema las entrañas...

Graham lo miraba estupefacto mientras su amigo continuaba, arrastrado por una emoción que parecía estar en las antípodas de su serena naturaleza.

-Verla con su esposo...paseando del brazo los domingos. Saber que...es algo que te carcome...- hizo una pausa para restregarse los ojos- para cuando todo acabó, Paola ya estaba aquí. Yo la amaba, nunca dejé de hacerlo y adoraba su presencia con la misma intensidad con que me devoraba la culpa...estaba atrapado...no podía perderlas. Entonces Michelle se fue con su esposo, destinado a Gales. Jamás volví a verla...sólo me quedó su recuerdo, algunas fotos de las que debí deshacerme y este anillo- dijo enseñándole su meñique- que como ahora sabes, no fue obsequio de mi abuelo.

Graham contempló en silencio el llanto calmado de Dave.

-Jamás se lo he contado a nadie...y probablemente no te lo hubiese dicho de no encontrarte en esta situación. Ahora lo sabes. Tal vez así puedas comprender a Alex...y a Damon. Yo he estado en el lugar de los dos y te juro que no es fácil...ni siquiera hoy.

Graham estuvo a punto de hablar pero su amigo lo interrumpió.

-Por eso te sugiero que dejes de lado una rivalidad que no existe y devuelvas esa pintura...probablemente sea todo lo que le queda de Alex.

-Pero...

-Tú eras lo mejor de su mundo y tal vez...tal vez quiso enseñarle un poco de eso a Damon...del mismo modo en que quiso acercar a ti una parte de él.

-No...no puedo volver allí...

-Graham...te conozco hace más de lo que puedo recordar. Tú siempre haces lo correcto. No dejes que esto sea la excepción.

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