Capítulo 18

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Liam se tomó su tiempo y cuando lo creyó oportuno se alejó despacio, atisbando con recelo la reacción de Graham. No le temía, a decir verdad. Su bofetada le había dejado en claro que estaba lejos de ser un peleador callejero. ¿Qué hombre enojado asestaría un golpe con la mano abierta?

Pero lejos de cualquier represalia, Graham permaneció quieto y con la vista fija en el suelo. No se sentía intimidado, sólo temía alzar su rostro y que algo en su expresión delatase que, contra sus previsiones y deseos, había disfrutado de aquel beso robado. De reencontrar aunque fuera por un momento y en la boca de un extraño aquella sensación que, una vez conocida, difícilmente puede ser resignada.

No había vuelto a pensar en Liam desde la última vez en que lo vio. Pero algo en el calor de su abrazo lo había reconfortado, aún en medio de aquella reyerta ridícula que todavía no acababa de comprender. Sintió el ardor de su beso interminable conteniendo el deseo desbordado que aquel muchacho parecía incapaz de ocultar. Se preguntó cuándo había sentido algo así por última vez. ¿Acaso junto a Alex? No recordó que tuviese nada de qué quejarse pero a la luz de sus recientes descubrimientos parecía claro que la pasión de su esposo debió tener muy poco de real. En cambio Liam...

Se preguntó cuántas veces Alex habría actuado a su lado, ocultando desgano, fingiendo un deseo que probablemente tuviese a Damon como verdadero destinatario. Alzó su rostro y sus ojos dieron directo con los de Liam. Su mirada azul parecía vacía pero su expresión permanecía expectante. Por un momento, pensó que su bravuconería sólo ocultaba una inmensa ternura. Aquellos modales ásperos no le parecieron diversos de la cáscara espinosa que protege a las frutas más dulces, esas que no encuentran otro remedio más que endurecerse ante la hostilidad del ambiente en que crecen. Volvió a recordar, una vez más, que las apariencias suelen ser engañosas...y pocos lo sabían mejor que él.

En sólo unos segundos, volvió a su mente el día en que aquel desconocido lo había puesto a salvo cargándolo sobre sus hombros. No era mucho lo que recordaba de aquella jornada pero aún así su memoria retenía la atención solícita de Liam persuadiéndolo de no abandonar el lecho en aquel estado y mucho menos aventurarse a las calles con el frío imperante. ¿Por qué lo habría tratado así? No lo sabía aunque definitivamente añoraba un trato como el que aquel desconocido le había dedicado.

Liam continuaba muy cerca y su respiración pesada lo arrancó de su letargo. Entonces volvió a ser él mismo.

-¿¡Qué mierda fue eso!?- murmuró con una expresión demasiado indignada para ser real.

-Lo que vine a buscar, te lo dije- respondió con liviandad, alzando los hombros.

-¿¡Cómo te atreves!?- dijo Graham resoplando.

-¿Por qué te enfadas?- preguntó- No he tomado nada que no pueda devolverte...si me lo pides...- dijo con una sonrisa.

Hubiese preferido no hacerlo pero Graham no pudo evitar reír ante su desparpajo.

-Si lo quieres devuelta, sólo dímelo- propuso Liam, más relajado ante la risa de Graham.

-Eres un idiota, déjate de estupideces...- murmuró escondiendo la cabeza entre sus hombros.

-Como gustes...pero recuerda que si lo quieres puedo devolvértelo...- insistió pícaro.

-Cállate de una vez- reclamo Graham con suavidad, alejándose y maniobrando casi a tientas en medio de aquella situación insólita.

"Pensar que si Alex estuviese vivo, lo hubiese hecho sacar de aquí con la policía...tonto de mí", se dijo pensando en la lealtad guardada a quien no lo merecía.

-¿Para esto has montado esta escena absurda?- preguntó tomando asiento y dejando en claro que no lo invitaba a retirarse.

-El resultado lo compensa, ¿no crees?- replicó Liam sentándose a su vez aunque a una distancia prudencial.

El AmanteWhere stories live. Discover now