Capítulo 28

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Después de algunas copas, subieron a explorar la planta alta. El lugar estaba repleto, casi todos eran hombres. La mayoría de la concurrencia bailaba.

El alcohol le dio a Damon valor suficiente para ensayar unos pasos en la pista. Era torpe y sus acompañantes rieron. Con un gesto de su mano pareció invitar a Graham a reunirse con él pero antes de que pudiese reaccionar a su llamado, dos hombres jóvenes comenzaron a bailar en torno a Damon. Siempre ocurría lo mismo cuando él llegaba. Ni siquiera tenía que insinuar su deseo de bailar; su sola presencia actuaba como un imán para decenas de ojos embelesados y manos atrevidas.

Damon estaba rodeado y Liam aprovechó la ocasión.

-Dejemos que se divierta- dijo tomándolo de la mano y adentrándose en la pista.

En el otro extremo del salón, había una barra de tragos y una pasarela usada para espectáculos en vivo. Esa noche no había artistas y fue copada por apuestos muchachos que se contoneaban al ritmo de la música para deleite de quien deseara verlos. Liam se unió a ellos. Lo hacía mejor que Damon o al menos los hombres lo miraban más excitados que embelesados. Él lo sabía aunque esa noche, con la vista fija en Graham, no lo notase.

Algunos hombres se congregaron a la vera de la pasarela, para ver más de cerca. Entonces Liam, seguro de no fallar, hizo su escena. Apoyado en sus extremidades comenzó a serpentear lentamente por la plataforma. Algunos hombres intentaban tocarlo pero sabía evitar sus manotazos sin perder gracia. Era evidente que no era la primera vez que se embarcaba en algo como eso en el mismo lugar.

Un hombre entrado en la treintena agitó la mano blandiendo un dulce. Liam se acercó y permitió que lo acomodase en su boca entreabierta. Luego, gentilmente inclinó su rostro hasta él para que ambos pudiesen morder al mismo tiempo. Se oyeron aplausos. Fue en ese instante cuando Graham se acercó con su copa en mano, tomando lugar entre los que presenciaban la escena.

A gatas, Liam marchó directo hacia él y Graham no tardó en rendirse a su influjo. Su mirada azul avanzaba, taladraba, exigía e imploraba. Por un momento, ambos creyeron que el lugar se vaciaba por completo, dejándolos a solas. Cuando estuvo cerca, la mano de Graham lo tomó por el collar de cuentas que llevaba ceñido a su cuello y atrajo su rostro hacia el suyo.

-Eres tan vulgar...- susurró- tan deliciosamente vulgar...

Bebió un sorbo de su trago y Liam le rozó los labios con la lengua. Graham jaló otra vez la cadena de plata y llevó la mano hacia arriba, enseñándole la copa. No tardó en comprender lo que se esperaba de él y giró un poco su cuello para beber el licor que Graham, desde cierta distancia, escanciaba directamente sobre su boca.

-No eres el único que quiere algo...- murmuró sonriéndole, recordando las palabras pronunciadas al entrar.

-¿Y qué me darás?- dijo el más joven, mordiéndose el labio.

-Lo que te ganes...- respondió soltándolo de pronto.

Liam se arrodilló sobre la pasarela justo frente a él. Su mirada se había vuelto lasciva, anhelante. De sus párpados ligeramente entreabiertos escapa un brillo que delataba la excitación que lo invadía. Estiró la mano con el propósito de tomar a Graham por la nuca y atraer sus labios a su boca. Pero sólo sintió una ráfaga de aire sobre su rostro.

Abrió los ojos y vio Graham arrancado de su sitio, unos pasos atrás, asido del brazo por Damon que al parecer no tuvo mejor idea que llegar hasta allí en el momento menos propicio, insistiendo en que debían ver las nuevas atracciones del piso de abajo. "¿Por qué mierda eres tan jodidamente inoportuno?", pensó bajando de la plataforma para ir tras ellos.

La planta baja parecía haberse transformado en una especie de fiesta temática. El cambio agradó a Graham. Le traía recuerdos de su Alemania natal; aquel país en el que no tenía raíces pero donde se anclaba su infancia. Sonrió.

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