Atención

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Matt no sabía qué más hacer para detener esa fastidiosa desidia.
Estaba siendo consumido por la abrazadora pereza.
Tan aburrido.

Edd no le prestaba atención y realmente creía que lo haría pagar por eso. ¿Qué tenía de interesante mirar la televisión desde el sofá? ¡Nada! ¡Además, estaba echado como un vago! Cuando fácilmente podría tenerlo gimie...

— Agh.—

Gould ni se inmutó. No parecía presente. ¿Acaso no oía sus quejas en busca de atención o acción?.

— AGH.— soltó esta vez, cruzándose de brazos con pesadez mientras fruncía el ceño. El dibujante seguía pegado a la televisión, en su mundillo de caricaturas.

¡Matt creyó que podría tirar la mismísima mesa del salón a dos centímetros de su novio y él no reaccionaría! ¡Ni por mover cielo, mar y tierra Edd desviaría la mirada!.

Se desesperó. Tanto tanto, que se dejó caer a un lado del castaño con bastante fuerza, provocando que este botara en el sofá.

Ahora, el estrafalario de cabellos castaños volteó a mirarlo con los ojos bien abiertos, la sorpresa del peso repentino a su lado le tomó desprevenido.

— Matt, ¿Qué diablos? —

Matt no respondió, ahora estaba quejándose entre dientes, soltando toda clase de palabrotas poco inocentes. Pero jamás diciéndoselo de frente o demasiado fuerte a Edd, no quería acabar colgando en calzoncillos de la antena del wifi.
Gould era, por naturaleza, un pequeño pero peligroso.

— ¡Oh vamos! ¿Ahora qué, eh? No me pongas esa cara, señorito, ¡mira que de una sola cogida te la quito!— claro que hablaba en broma, su risilla pudo asegurarlo. Aunque la mofa mezclada con la picardía en las palabras de Edd hacían aflorar un tenue color rosa en las mejillas del pecoso.

Matt revoleó los ojos, por supuesto que estaba de acuerdo. Pero tenía su orgullo.

— Ah, no vas a contestar eh.—

En absoluto.
Se dijo el inglés de ojos cerúleos.

Para cuando alzó la mirada, Edd estaba cruzado de brazos frente a él, de pie, inspeccionándolo con seriedad.
A Matt le dieron escalofríos, menudo pasivo.

— Te espero arriba.—

Mucho antes de que el mimado pelinaranja abriera la boca para responder, Gould ya se dirigía por el pasillo arrastrando sus calcetas por el piso.
Pensó unos momentos en la situación, era como si su pequeño novio le leyera la mente cada vez que le ocurría algo, lo inspeccionaba, Edd sacaba sus propias conclusiones, parecía hacérsele tan fácil como sumar 6+6.

Suspiró y agachó la cabeza, aveces se le olvidaba que tenía veinticinco*. Aceptaba que se comportaba como un infantil, pero eso no quitaba que atesorara a su pareja como a nadie más. No podía evitarlo, era su estupidez de hombre joven.

— ¡Vienes o no, Hargreaves!.— 

— ¡A-ah! — Espabiló.— ¡Ya voy!—

Sacudió la cabeza para salir de sus tonterías, y antes de subir, apagó la televisión. Ya luego creyó que podría ganarle a Usain Bolt por la velocidad con la que llegó a la habitación de arriba.

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Imaginación para lo qué pasó después.
(No soy buena en las artes amatorias, debo e intento mejorar bastante últimamente.)
Besitos 😂💕❤️

Aveces se le olvidaba que tenía veinticinco*
Con esto, en realidad doy una referencia a la edad del personaje en estos cortos.
Luego detallaré más sobre ellos si no les molesta, para caracterizarlos y ambientarlos a la idealización de pareja que les doy en el libro 💕

¡Edd! ¡La zanahoria se está incendiando!|MattEdd One-ShotsUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum