Saga Omegaverse Marvel: Ya somos padres

Stony

Estaba cayendo una fina lluvia, Peter se encontraba mirándola por la ventana sin decir palabra alguna, Pepper lo miraba algo preocupada, el pequeño había estado toda la tarde algo ausente, ni siquiera se había interesado en revisar sus libros de dibujos o ver algunas caricaturas en la televisión. 

La mujer se le acercó con una sonrisa mientras le extendía una humeante taza de chocolate caliente con malvaviscos, el pequeño esbozo una enorme sonrisa, aunque rápidamente la transformó en una tímida, para con las mejillas sonrojadas aceptar la taza. Potts le acarició los cabellos con cariño y se fue dejando al pequeño solo, ya que nuevamente se había enfocado en ver las gotas de agua caer, las que poco a poco se estaban haciendo más gruesas.

Las horas pasaban, Pepper sólo sabía que todo había estado bien con Tony, pero Steve no le había respondido si iría a buscar al pequeño, esperaba que sí, ya que el castaño no dejaba de mirar por la ventana y más de alguna vez lo había escuchado suspirar.

— Peter cariño — se acercó la mujer — ya está anocheciendo, acércate a la estufa que está refrescando — solicitó la mujer, el niño de inmediato le hizo caso y aunque ella intentó acariciarlo, el niño no se le acercó, aun era tímido y sólo aceptaba el cariño de sus padres, para Pepper no pasaron desapercibidas algunas lágrimas, pero prefirió no emitir comentario.

Algunas horas después el niño ya estaba dando cabezazos, pero se resistía a dormir, luchaba por mantenerse despierto, estaba esperanzado de que papá Steve fuera por él, ya que el rubio se lo había prometido y según había dicho papi Tony, Steve siempre cumplía sus promesas.

Dieron un salto cuando se escuchó el timbre, rápidamente Potts fue a abrir. Apenas sintió el aroma del alfa el niño salió corriendo a los brazos de su padre, Steve lo levantó y comenzó a dar cariñosos besos por sus mejillas, sacándole algunas risas para luego dejarlo en el suelo y aceptar la humeante taza de té que Pepper le estaba ofreciendo.

— Potts es hermoso, un niño realmente guapo — el alfa dijo lleno de orgullo — tiene sus cabellos claros y al parecer sus ojos serán azules, aunque aun no lo sabemos — comenzó a relatar el alfa para luego llenar de elogios a su hijo.

Peter en silencio guardaba sus juguetes en su mochila, pero ante las palabras de Steve comenzó a temblar, tenía miedo de que ahora que sus padres tenían un verdadero hijo ya no lo quisieran a él, después de todo él no tenía su sangre.

Quería llorar de sólo pensar en tener que volver al orfanato, aun por las noches soñaba como los niños mayores se burlaban de él, como lo dejaban sin comida y más de alguna vez llorando por los golpes. Pero soportó todas las lágrimas no quería ser una molestia, no quería dar una razón más para que sus nuevos padres lo dejaran, quizás si se portaba de la mejor forma, si no molestaba de forma alguna lograría que lo conservaran un poco más.

El pequeño omega con su mochila lista y en absoluto silencio se quedó esperando a que los adultos terminaran de conversar. Seguía luchando contra el sueño, pero no se quería dormir aún, tenía curiosidad sobre su nuevo hermano, aunque aún no sabía si podía decirle de esa forma.

Finalmente, Steve lo invitó a ir a casa el niño rápidamente se tomó de su mano, dando una sonrisa al sentir la calidez del alfa, poco a poco se comenzó a pegar a su cuerpo, pues quería sentir su aroma, necesitaba sentirse seguro.

— Pet ¿quieres comer algo? — ofreció el alfa con una amable sonrisa, pero Peter negó con la cabeza — ¿quieres conocer a Harley? — el omega rápidamente asistió con la cabeza y se acercó hasta el móvil de su padre.

En la pantalla pudo ver a un pequeño bebé realmente hermoso y muy parecido a papá Steve, se quedó mirándolo con una amplia sonrisa, ansiaba poder tocar al pequeño tenía curiosidad que tan dulce olía, papi Tony le había dicho que los pequeños siempre olían a dulces y de seguro tendría olor a donas, pues su padre solía comerlas a menudo.