Fratt

7.8K 524 154
                                    


Matt dio un suspiro mientras preparada un sándwich para su hijo, su pequeño Frankie. Ya habían pasado casi seis años desde que se había enterado de su llegada, no negaba que al principio tuvo más miedo que nadie, que no quería seguir adelante con su maternidad e incluso por su vida, pero pese a toda adversidad, su amado Frank lo había apoyado, su alfa se había hecho cargo de él, un omega huérfano, ciego y abandonado, cuando le debía a su esposo y tanto porque agradecerle.

Luego de terminar la escuela de inmediato entró a la universidad, pese a su discapacidad él había logrado salir adelante, especialmente gracias a toda la ayuda que su querido Foggy le brindó, estaba seguro que gracias a él había logrado terminar sacar adelante todas las materias y por lo mismo, ya estaba sólo a meses de lograr obtener su título universitario de abogado.

No negaba que tuvo algunos problemas por su amigo, en más de una oportunidad Frank le había hecho escándalos y comentarios negativos producto de sus celos, pero poco a poco comprendió que entre él y Franklin no podría ocurrir nada, aunque este último fuera beta, porque uno, eran sólo buenos amigos, y dos, su amigo era sumamente heterosexual, dio una risa ante ese ultimo pensamiento.

— Tía Wanda hoy me hizo galletas — escuchó que su hijo le comentaba —como siempre hizo las favoritas de tía Nat, ella estaba muy feliz cuando al llegar a casa sintió su agradable aroma — expresó el niño riendo.

— Que bien cariño, me alegro porque Nat pueda probar esos manjares y porque tú puedas aprender a cocinar gracias a Wanda — pasó a su lado y le restregó los cabellos mientras dejaba su cena y se dejaba un sándwich para él.

Matt no lo admitiría en voz alta, pero aún sentía que su hijo jamás podría aprender lo necesario para sobrellevar la vida, no cuando uno de sus padres trabaja todo el día, y él otro, en los momentos que no está en la universidad, lo cuida pero gracias a estar ciego con suerte puede realizar un par de acciones para sobrevivir, dio un suspiro cansado y dejó su emparedado a la mitad, desde hace un par de días no tenía tanta hambre.

Finalmente luego de ver una película, fue a hacer dormir a su hijo, con nostalgia pensó que Francis había tenido que madurar y aprender mucho antes que cualquier otro niño, su pequeño era más que independiente, eso lo entristecía pues estaba seguro que aunque su hijo no lo dijera, debiese ser una carga el que él no lo pudiera ayudar en muchas cosas, por suerte, sus amigos siempre han estado con él apoyándolo, pues sus amigas Nat y Jessica junto a sus novias siempre se turnaron y velaron por el bienestar de ambos, especialmente cuando ni él o Frank podían quedarse cuidándolo.

Ahora que ya estaba en la escuela las cosas estaban siendo un poco diferentes, pero poco a poco se estaban acostumbrando a las nuevas rutinas y a los nuevos desafíos de vida, pues así lo sentía Matt, como constantes pruebas que ellos debían superar, lo importante es que siempre se mantuvieran como pareja.

Él sabía muy bien que su esposo estaba cansado, entre la universidad y la escuela de su hijo el poco dinero que tenían se estaba yendo rápido, él por su condición no había podido encontrar trabajo y no tenía forma de ayudar a su novio, él cual día a día se estaba desgastando por el bienestar de ambos. Por lo mismo, quería terminar cuando antes su profesión, pues en la universidad era de los mejores, realmente reconocido y ya tenían más que algún trabajo seguro.

Quería estar despierto para cuando llegara Frank, al menos poder darle algo de té y pan, recibirlo con mimos y agradecerle por tantos esfuerzos, pero el tiempo estaba pasando y no había rastros de él. Se dispuso a ordenar la mochila de su hijo cuando notó un papel doblado, con cuidado lo estiró y hizo una video llamada a Jess, su amiga solía tener hábitos nocturnos y pese a la hora de seguro le tomaría la llamada, aunque Trish le gruñera de fondo que se acostara una maldita vez.

Saga Omegaverse Marvel: Ya somos padres Where stories live. Discover now