Abrumado.

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La rutina siguió con normalidad, principalmente porque Cas no tenía idea como proceder con esto. Simplemente dejarlo pasar e intentar olvidarlo sonaba más adecuado que nada. Nunca había lidia con sentimientos así de profundos y confusos, y no creía que hacerlo cambiara algo.

Tomó la bandeja con el almuerzo para Nick. Caminó por el pasillo, descubriendo a Jack dormido en su habitación con un libro sobre la cara, y sonrió. Debía despertar al nephilim en un momento, para que comiera en la cocina con los Winchester que llegarían en cualquier momento. Pero en lo que se encargaba del nuevo residente, decidió dejarlo descansar unos minutos más.

La puerta de Nick estaba media abierta, tocó dos veces y entró. El rubio estaba tirado boca abajo en la cama, dibujando con su índice en el suelo. Cas apartó la silla de siempre, y dejó la bandeja.

- Prepare carne con papas hoy. – Informó, colocando todo en su lugar. – Hay postre si quieres que te traiga, yo puedo... -

Nick se había movido con tanto sigilo, que Castiel se sorprendió al girarse y toparse con el rubio de frente. Su corazón dio un salto, acelerándose de cero a cien en segundos, viéndose atrapado contra el escritorio.

El más alto podía oler perfectamente el aroma de Jimmy mezclado con el del ángel, casi como si lo llamara. Lucifer le había dejado secuelas, sus sentidos estaban tan confusos como su propia mente. Pero algo más se manifestaba en la figura frente a él, casi como los restos de la esencia de Castiel, que no serían completamente visibles para el siendo humano; quizá la visión del arcángel tampoco se había marchado del todo.

- ¿Necesitas algo? – Interrogó al ver su rostro más rojizo de lo normal.

- No me siento del todo bien. – Confesó. – Yo...

Sin previo aviso, beso al morocho. Suave, lento e inocente. Se sentía bien, como una necesidad y un deseo, pero algo faltaba. Era como si estuviesen incompletos, aun así, separarse fue difícil. Como saliendo de un trance, Nick retrocedió topando con la cama y sentándose a duras penas en ella.

- Lo siento, estoy... creo... - Se lamentó escondiendo su rostro entre sus manos.

Cas se sentó a su lado, apartando rápidamente las manos del rubio y colocando la suya en la frente de él. Nick no entendía que es lo que hacía el ángel, pero se dejó hacer.

Cuando Lucifer dejo el recipiente de Nick con su muerte, los daños sufridos no fueron sanados, y lo único que Cas pudo hacer es sanar las heridas más graves, dándole tiempo al humano para recuperarse. Pero al parecer algo seguía mal en él, una infección probablemente causada por la repentina debilidad. Volver a ser humano después de tener un arcángel encargándose de cada pequeño problema en tu cuerpo, causaba un deterioro en el sistema inmunológico. Nick tenía eso, y sus defensas tardarían un tiempo en restablecerse. Cualquier pequeña bacteria entro en su sistema y estaba comenzando a causar estragos.

- Tienes fiebre y una infección muy grave. – Informó, colocando la mano libre en su pecho.

El celeste de su gracia brillo en esfuerzo absoluto. No era tan fácil como curar a cualquiera, algunas barreras de su tiempo como recipiente de un arcángel le eran complejas de sobrepasar para un simple ángel. Quizá por ello no había hecho bien su trabajo la primera vez. Sin embargo, eso no explicaba el beso.

- Estarás bien. – Quitó sus manos, notando la molestia en Nick por el contacto roto. – Come y descansa.

Se sentía bien de nuevo, pero el rubio seguía deseando esa cercanía, y ver a Castiel alejarse lo ponía peor. Ambos suspiraron al unísono, como conectados; Nick de espaldas a la puerta sentado en su cama y el ángel de pie hacia la puerta. Un silencio se postergo por un minuto. Querían decir algo o volver a acercarse de cualquier forma, pero no se sentirían completos de todas formas.

Cas se marchó, dejando con sus pensamientos a Nick. El rubio volvió a hundirse en la cama, dibujando con su índice en el suelo. Se sentía tan extraño como jamás se sintió.

Jimmy y él jamás se habían besado, muchos menos confesado esto que sentían, pero lo sabían. Miradas, roces, risas, jamás llegaron a algo más que eso. Cuando su esposa le anuncio que estaba embarazada y conoció finalmente a la pequeña Claire, supieron que debían alejarse. Sin decir nada, un día dejaron de ser amigos y jamás volvieron a contactarse. Entonces nació su bebé y todo se convirtió en un viaje en caída. Ver a Jimmy a través de Lucifer, fue un golpe de esperanza.

Sabia la diferencia entre Jim y Cas, pero su corazón no, comenzando a confundirlos. Experimentar el roce de los labios que una vezpertenecieron a Jimmy pero ser consolado por la suavidad de la mirada deCastiel, solo agravaba su pesar. Solo quería salir de allí, escapar de todo esto que lo abrumaba.  

Incontrolable.Where stories live. Discover now