Enemigo.

186 33 10
                                    

Rowena leyó y releyó cada libro, archivo, e incluso recurrió a conocidos que podrían darle una solución a tan grave problema.

- Nada de nada. - Sollozó teatralmente sobre el escritorio lleno de libros.

Sam estaba en la mesa, haciendo lo mismo, igual de frustrado.

- Tiene que haber una forma. – Insistió, repasando otro libro más.

Y como si Dios estuviese arto de su obstinación, la respuesta llegó.

- ¡Si! – Gritó, despertando al Dean que dormía sobre la mesa de la cocina. – Encontré algo.

El rubio se asomó por sobre su hombro y la bruja se sentó a un lado de Sammy. Era un libro demasiado antiguo, más precisamente una recopilación incompleta de lo que un dia fue un libro.

- ¿Qué demonios dice ahí? – Preguntó Dean, con la voz ronca.

- Es enoquiano. – Explicó lleno de entusiasmo. – Según esto, en resumen la unió puede sanar la mitad rota, pero no es necesario que la otra mitad sea la destinada.

- ¿Y eso quiere decir? – El cerebro del rubio estaba más dormido que despierto.

- Quiere decir que podemos unirlos con otros seres y así repararlos.

Pero eso abria otro dilema, ¿Quiénes serían las nuevas uniones? Ninguno de los dos era de tener amores o tan siquiera amigos. La vida solitaria de los ángeles complicaba más las cosas.

- ¿Kelly?

Sam y Rowena se voltearon hacia el Winchester mayor, quien parecía conectar dos neuronas pero olvidar que Kelly estaba muerta. Aunque...

El pelilargo siguió leyendo el libro, llegando a no entender del todo los símbolos que Cas podría leer sin problemas si estuviese en sus cabales, pero había algo sobre lo que Dean hablaba.

- No interesa el estado de la mitad. – Dijo. - ¡Oh, por Dios!

Los tres sonrieron, pero ahora faltaba alguien para Lucifer.

- ¿Realmente importa? – Rezongó Dean. – Lo tiramos así a la jaula y no tendrá el valor para intentar salir de nuevo, y si muere de un infarto es aún mejor. – Propuso.

- Dean, no creo que sea correcto.

- No sabemos que pase con Cas si la unión con Kelly no funciona. – Objetó Rowena. – Lucifer no será un peligro en mucho tiempo así, pero unirlo a otro ser solo aquietara sus miedos y lo mantendrá pacifico.

Un ruido se escuchó en la cocina, al que los tres no le prestaron atención. Podían ver que era Jack buscando algo de beber.

- Da igual, lo pensamos mañana. – Bostezó Dean. – Es hora de irse a dormir.

Sin embargo, Sam y Rowena siguieron allí, buscando. Pero pocos minutos después escucharon a Dean gritar.

- ¡CAS!

Jack, la bruja y Sammy corrieron a la habitación del primero, para auxiliar al rubio. Pero el que necesitaba ayuda era otro. Lucifer estaba en la cama, con Castiel sobre él, empuñando una daga de arcángel. Dean hacia lo posible por frenar a su amigo, pero su fuerza era nada en comparación a la del ángel.

Entonces, el nephilim intervino, tirando hacia atrás a su padre adoptivo. Lucifer volvió a esconderse bajo las sabanas, donde se sentía seguro.

- ¡¿Por qué demonios hiciste eso, Cas?! –

- Él es enemigo. – Dijo como un robot, confundido del por qué preguntaban una obviedad.

- Cas, no sabemos que te pase si Lucifer muere. – Buscó explicarle Sam. – No hagas nada hasta que lo sepamos, enemigo o no.

Castiel asintió. Definitivamente debían mantenerse separados ahora.

Las cosas se tranquilizaron, pero Rowena notó el respirar de Lucifer, alarmándose. Se acercó a la cama rápidamente, apartando a los otros en la habitación. Con cuidado logró quitar las sabanas, provocando que él arcángel intentara alejarse, pero su cuerpo estaba más ocupado por sobrevivir.

- ¡Dios, necesita ayuda, Jack!

Lucifer luchaba por respirar, pero le era imposible. El aire salía, pero volvía en tan poca cantidad que sentía que iba a desmayarse en cualquier instante. Jack se acercó a él, colocando una mano en su cabeza para dormirlo. Su respiración se calmó poco a poco, permitiéndole un par de siglos más de vida a Satanás.

- Cada día son más sensibles. – Lamentó Rowena. – Solo siguen rompiéndose. 

Incontrolable.Where stories live. Discover now