¿Eres el chico de la comida?

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Hoseok no tenia idea que le iba a traer lo de hoy. No sabia si lo que había planeado hacer fuera una buena idea o no, pero tenia que satisfacer su curiosidad como fuera y aquí no había nadie dispuesto a darle respuestas. Había intentado hablar mas con Jungkook acerca del 815, pero como el había esperado, se quedo callado y le dijo que no le hiciera preguntas.

Así que tenia que resolver las dudas a su manera. Él tenia que conocer y ver de cerca por si mismo a la persona. Él siempre había sido así. La gente siempre podía decirle y describirle las cosa pero el siempre tenia que juzgar por si mismo antes de hacer una opinión al respecto.

Pero tal vez hablar con él no era una buena idea, según Namjoon, no era muy estable mentalmente y no sabia como seria hablar con él. A pesar de que era muy extraño que no se le permitiera hablar con nadie si él estaba enfermo, ¿cierto?

¿Hablar con alguien no seria bueno para él?

Sacudió la cabeza y tuvo que recordarse que esa persona era un criminal, tal vez un asesino y él no lo sabia.

Pero esos pensamientos no le impidieron acercarse sigilosamente a las escaleras durante el almuerzo. Él sabia que todos los policías del edificio en este momento estaban en el comedor, así que eso le daba exactamente treinta minutos para volver a bajar.

Paso por la puerta del segundo piso y siguió subiendo. En el momento que llego al tercero tuvo que tomar un respiro. Maldita sea este viejo edificio y sus cientos de escaleras. Por qué no modernizan las cosas un poco e invierten en un elevador. Suspiro y continúo subiendo las escaleras.

Finalmente llego al cuarto piso, abrió la puerta y un pasillo largo se revelo delante de él. Habían cinco puertas en cada pared, todas muy apartadas.

Las paredes eran grises y no muy atractivas, como supuso tenían que ser.

Se acordó que la última vez que había visto al 815, su celda estaba casi al final del pasillo, tal vez habitación 33 o 32 o algo así.

Había una pequeña ventana en todas las puertas de las celdas, protegidas con cinco gruesos barrotes de hierro cada una. Se deslizo lo más cuidadoso que pudo por el pasillo asomándose en algunas habitaciones.

La mayoría de las personas en el interior estaban dormidas, comiendo o viendo la televisión. Podía ver el parpadeo de luces junto con las voces provenientes de la televisión.

Se sorprendió de lo relajada que estaba la atmósfera dentro de las celdas. Estaba seguro que si él estuviera encerrado en una pequeña habitación por años, se volvería loco. Pero esos chicos parecían que estaban, sino excelente, bien con eso. Tal vez ellos no estarían aquí por mucho tiempo, y por eso estaban tan relajados.

Continuo avanzando lentamente por el pasillo...35, 34, 33... no paso mucho tiempo hasta que quedo fuera de la habitación 32, la única con cerradura extra. Respiro hondo y miro a través de los barrotes. No estaba la televisión encendida, casi ni había luz. Solo la luz natural que fluía a través de la abertura de las cortinas.

Sus ojos poco a poco se ajustaron a la única luz plateada de la habitación y sus ojos se posaron en una figura esbelta sentada en una silla de madera detrás de una mesa del mismo material. Su cabello caía sobre su rostro, el pelinegro estaba seguro que no había notado su presencia. 815 estaba trazando líneas en la mesa con su dedo medio, su otra mano estaba apoyada en su barbilla como si estuviera aburrido.

Lo miro por largos minutos. No podía ver como podría ser peligroso si era realmente pequeño. No podía pesar más de cien libras. Casi podía ver su columna vertebral a través de la delgada camisa naranja que llevaba puesta.

815  «HopeV»Where stories live. Discover now