Secretos que son tuyos para siempre.

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Sus pasos resonaban en el pasillo vacío mientras caminaba hacia delante. Tenía miedo, su corazón latía como si quisiera escapar de su pecho y su mano se apretaba con fuerza alrededor de su arma. Estaba siguiendo la sangre que se acumulaba en el suelo, que parecía conducir a algo, y tenía miedo de saber a qué.

Las luces en el techo estaban parpadeando y produciendo ruidos como zumbidos, Hoseok acelero, dando la vuelta en el corredor. Los charcos de sangre eran cada vez más grandes y oscuros.

Se quedó sin aliento cuando vio el cadáver en el suelo y la sangre que emanaba de él, y reconoció al hombre al que le había disparado. Dejo caer el arma al suelo y cayó de rodillas en la sangre.

- Tú lo mataste.

Movió rápidamente la cabeza. No podía ver quien había dicho eso, pero venia de la pared, donde se encontraban las sombras. Varios fuertes clicks resonaron en el pasillo cuando el dueño de la voz salió. 

- ¿Taehyung?- susurró - ¿Qué te paso?

- Tú lo mataste - dijo de nuevo Taehyung y una sonrisa maníaca se extendió en sus rasgos, mientras la sangre goteaba de su largo cabello. Su ropa era oscura, pero las manchas de sangre eran todavía evidentes. Goteaba por las puntas de sus dedos, bajaba cogiendo a su cien, hasta mezclarse con el maquillaje negro, tiñendo sus mejillas.

- ¿Por qué estas cubierto de sangre?- preguntó confundido, pero hubo otra voz a su izquierda que lo distrajo.

- Ho-Hoseok - gimió la voz. - Tengo mucho miedo.

En la esquina, a su izquierda estaba Taehyung, otro Taehyung. Tenía sus brazos alrededor de sus rodillas y sus ojos estaban muy abiertos mientras miraba la sangre. 

- Ayúdame - le susurró con la voz un poco entrecortada y el Taehyung de las sombras se echó a reír; una oscura y diabólica risa que hizo eco por todo el corredor. - Por favor - exclamó el que estaba contra la pared, fijando sus ojos suplicantes en los suyos. - Tú puedes salvarme.

- ¡Llegaste demasiado tarde!- gritó el ensangrentado entre su risa y Hoseok negó con la cabeza. - No puedes salvarlo.

- No, no llegue tarde, yo...

Luego hubo otra voz, a su derecha, pero esta era baja y ronca y no era como las otras dos en lo más mínimo. 

- Hoseok - gimió y él se dio la vuelta con los ojos muy abiertos. - Hoseok, ven a jugar conmigo.

Este Taehyung estaba sentado apoyado contra la pared, la cabeza hacia atrás, las piernas abiertas, con su mirada puesta en él. 

- Te necesito tanto - dijo y se retorció un poco contra la pared con un gemido.

- No puedo - dijo pero una fuerza invisible lo estaba empujando hacia él. Detrás de él, el segundo lloró.

- Hoseok, por favor, ¡ayúdame!

Se dio la vuelta una vez más, desgarrado. El oscuro rió un poco más fuerte, el del gemido se tapaba los oídos, y el otro lloraba como un niño asustado.

- Solo cállense los dos - dijo el tercer Taehyung. - Vamos a olvidarnos de ellos, Hoseok, ¿eh?- dijo toqueteando la cuerda de sus pantalones, tirando para deshacer el nudo. - Sabes que me quieres.

El pelinegro negó con la cabeza, con los ojos muy abiertos. 

- No puedo...

- Oh, Hoseok, ¡aquí estas!- se volvió para ver de dónde había venido, y era otro Taehyung, parado en la luz, junto a la ventana. - Me preguntaba cuando vendrías a visitarme.

815  «HopeV»Where stories live. Discover now